Clase magistral de arte vocal

Juan C. Tarifa

El inicio de la Temporada 2012 de Armonicus de Neuquén fue un concierto a cargo de la soprano Soledad de la Rosa y el grupo “Ánima Sonora”, dirigido por el maestro Fabrizio Zanella, en el que se escuchó un repertorio íntegramente dedicado al compositor Antonio Vivaldi. Desde el punto de vista interpretativo, la cantante dictó una clase magistral de arte vocal en los aspectos de emisión del sonido, dosificación del aire y claridad en la articulación de los distintos números que Vivaldi escribió en el siglo XVII para lograr el lucimiento de voces virtuosas. La función, efectuada el viernes en el aula magna de la Universidad Nacional del Comahue, se inició con una obra para cuerdas, Sinfonía per Corde, RV 85, a cargo de los excelentes instrumentistas del ensamble musical, que estaba integrado por Fabrizio Zanella y Javier Weintraub en violines barrocos; Marcelo Masun en violonchelo barroco, Federico Berthet en viola barroca y Manuel de Olaso en clave. Seguidamente, Soledad de la Rosa se unió al conjunto para recrear magistralmente “Laudate pueri dominum” (Alabad, siervos del Señor). La obra se asienta en la amplia melodía vivaldiana de ritmos contrastados. “Laudate pueri” son las palabras iniciales en latín del Salmo 112. Es el primero de los seis salmos que componen el Hallel, texto que los judíos empleaban en las celebraciones, en particular en la cena pascual, a modo de himno a la grandeza de Dios. Fue suficiente para escuchar en su canto una exquisita, segura y refinada musicalidad, que atrajo al público congregado en la sala. La segunda parte se inició con la sonata “La Follia”, en donde los músicos demostraron nuevamente su capacidad y destreza en el dominio del estilo barroco y posteriormente se unió De la Rosa para deleitar con Arias de óperas virtuosas de Vivaldi. Fue en “Juditha triumphans devicta Holofernis”, donde demostró su fuerza y su capacidad interpretativa, puesta al servicio de una obra en exceso virtuosa y exigida, plena de coloraturas, matices y atmósferas. Como broche de oro, la soprano cantó la versión original en francés de “Oblivión” de Ástor Piazzolla, donde volvió a demostrar su inspiración melódica.

La cantante soprano Soledad de la Rosa deleitó al público con su excelsa voz.


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