Huawei, entre lo nuevo y lo viejo

La reciente detención en Canadá de la directora financiera del gigante de las telecomunicaciones Chino Huawei (conocido en nuestro país por patrocinar a los dos principales equipos de fútbol nacional), Meng Wanzhou, hija del fundador de la compañía, generó temblores en las finanzas internacionales, que por cierto se hallan en situación extremadamente delicada. La detención fue ordenada por un juez de los Estados Unidos y estaría vinculada a la venta de equipos por parte del gigante Chino a Irán, Siria, Cuba y Corea del Norte, equipos que disponen de algunos componentes fabricados por una importante empresa de chips y semiconductores de los EE. UU. Como el país del norte ha impuesto diversas sanciones a los estados referenciados, al venderle Huawei sus equipos se estaría transfiriendo de esa forma tecnología de los EE. UU. violando las sanciones.

Luego de la detención (han liberado a la ejecutiva hace pocas horas bajo fianza, con tobillera electrónica y prohibición de salir de Canadá) China por cierto ha reaccionado fuertemente con amenazas comerciales diversas, lo cual nunca ha sido visto hasta la fecha.

Algunos medios globales por cierto comenzaron de inmediato una operación de prensa sobre la suntuosa vida de la familia fundadora de la empresa, señalando que el padre iniciador de ella había pertenecido al ejército popular chino y era miembro del partido comunista de ese país.

El 98,5% de la tenencia de acciones de Huawei está en manos de sus empleados y sólo el resto en la familia fundadora que detenta la dirección de la empresa.

En el mundo nuevo que viene irrumpiendo, Huawei fue fundada en 1987 por un grupo de ingenieros chinos, proveyendo tecnología en la actualidad a los mayores operadores de telecomunicaciones, siendo el segundo fabricante de celulares del mundo. Por cierto ha sido beneficiada por un gobierno que identifica Estado y partido, que ha impulsado férreamente su proyecto de desarrollo desde esa matriz, bajo pautas culturales y políticas absolutamente distintas de las de Occidente.

Esta solución adoptada les permite erradicar de la pobreza extrema casi 40 millones de personas cada año, desde hace más de una década.

En realidad existe una razón no reflejada en los grandes medios de comunicación, y es que Huawei ha lanzado un chip para celulares y equipos de telecomunicaciones (Kirim 980) el doble de potente que los de Apple y Samsung, provisto de inteligencia artificial y que preconfigura el lanzamiento de un sistema operativo propio, con prácticamente la totalidad de sus componentes de origen chino.

Los nuevos equipos de Huawei incorporan un sistema de encriptación (seguridad contra el hackeo) que impide a la Agencia de Seguridad Nacional de los EE. UU. (NSA) interceptar las comunicaciones, y esa tecnología viene siendo suministrada no solo a los países que EE. UU. considera enemigos –por cierto, se trata de estados con proyectos políticos propios y soberanos, independientemente de que puedan gustar o no en Occidente–, incluso países aliados y sus estamentos gubernamentales incorporaron equipos de la marca china.

Seguridad

Respecto a los celulares, al ser el segundo vendedor global por cantidad, esa tecnología de seguridad puede expandirse a los miles de millones de vigilados que rodamos por el mundo.

De la misma forma en que anteriormente Estados Unidos sancionó a la empresa china ZTE Corp (celulares y redes) con una multa de más de mil millones de dólares por vender tecnología a Irán, la detención de la ejecutiva se inscribe no solo en una guerra comercial entre las dos potencias, sino en dos proyectos geopolíticos absolutamente diversos.

China no deja de crecer y desarrollarse tecnológicamente (el proceso contra los augurios de entonces lo explicamos en estas páginas el 10/8/13, “El dragón herido o el mundo en cambio”) y ha llevado adelante más de 600 proyectos de infraestructura en 112 países. Dirige además el mayor desarrollo físico global en la historia de la humanidad a través de la Ruta de la Seda, que involucra inversiones por más de 1 billón de dólares en 64 países.

Huawei navega entonces entre lo nuevo y lo viejo, que es la aplicación de sanciones económicas, la guerra, la amenaza constante, la invasión y bombardeo de países enteros y, por cierto, la intervención directa en las políticas públicas de las naciones.

El mundo nuevo es multipolar, no quiere guerras ni intervenciones; el mundo nuevo precisa incorporar consumidores al mercado, producir y avanzar.

*Abogado, docente de grado u posgrado de la UNC, Facultad de Economía

Sus nuevos equipos incorporan un sistema de encriptación que impide a la Agencia de Seguridad Nacional de los EE. UU. (NSA) interceptar las comunicaciones.

Datos

Sus nuevos equipos incorporan un sistema de encriptación que impide a la Agencia de Seguridad Nacional de los EE. UU. (NSA) interceptar las comunicaciones.

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