Lo que vale la esperanza de Macri

Quedará para los investigadores de historia económica dilucidar cuál fue el principal error de praxis que llevó a Mauricio Macri a tener que recurrir al FMI. Difícilmente se pueda atribuir al optimismo su verdadera causa.

Se abre para Macri hoy el último año y medio de gestión. No estaba en su horizonte sólo unos meses atrás la perspectiva de encarar el tiempo electoral con la oferta de un ajuste severo, que será acompañado de más inflación y menos actividad. Tomemos como referencia el mensaje del presidente ante el Congreso del 1º de marzo, cuando insistió en que “lo peor ya pasó”. ¿Creía en efecto Macri en ese pronóstico?

La posibilidad de que surgieran complicaciones para el financiamiento de la Argentina en los mercados del crédito era evaluada desde hacía tiempo en las oficinas de la jefatura de Gabinete. Allí se había valorado la decisión del ministro de Finanzas, Luis Caputo, de cubrir buena parte de las necesidades financieras en los primeros meses del año ante un escenario previsiblemente más angosto. Todos los análisis económicos venían advirtiendo sobre la inminencia de un aumento de la tasa de interés en Estados Unidos y el impacto del fortalecimiento del dólar en las economías de ingreso medio. Eran nociones que manejaban incluso ciudadanos del común, con un interés superficial sobre la economía. El gobierno había identificado la única fatalidad que podían presentarle los mercados a su programa gradual de reducción del gasto. Sin margen de error, la fatalidad se presentó.

Macri recurrió al mundo y el mundo le respondió. Allí están los principales aliados de su gestión, el Estados Unidos de Trump el primero. Resulta una paradoja que el hombre que está poniendo en jaque la estabilidad global emerja hoy como un factor determinante para la estabilidad de Macri. El gobierno reaccionó con alivio a la firma del acuerdo con el Fondo Monetario que le permitirá contar con 50.000 millones de dólares para virtualmente satisfacer las necesidades financieras de la Argentina hasta el final del mandato del presidente. La cifra del acuerdo superó todas las expectativas del mercado. Son 50.000 millones de dólares –más otros 5.000 de otros organismos multilaterales– para comprar confianza y eventualmente volver a enamorar. Podrían representar el valor de la esperanza de Macri.

“Lo que hemos logrado es evitar una crisis”, dijo el ministro de Hacienda Nicolás Dujovne. Si se atiende al clima social, el escenario que se abre esta semana no es tan concluyente. La CGT espera el martes una respuesta a una serie de demandas planteadas el jueves en la Casa de Gobierno que van desde el cese de despidos y suspensiones hasta garantías de que no se impulsarán reformas a los contratos de trabajo. Su conducción dejó en suspenso la fecha de convocatoria de un paro, sobre la que ya avanzaron centrales y gremios no peronistas. Ese mismo martes, Hugo Moyano ratificará la huelga de camioneros para el jueves, que tendrá impacto en la actividad.

Sigue siendo misterioso el camino que recorrerá el gobierno para persuadir a la oposición de sellar un acuerdo político que garantice los objetivos planteados por el Fondo. El peronismo no dudó en votar días atrás una ley en el Congreso para frenar los aumentos de tarifas que iba en sentido opuesto al de la reducción del gasto. El viernes, durante un congreso que desconoció la intervención partidaria se escucharon advertencias sobre la herencia maldita que suponen para el próximo gobierno las metas acordadas en Washington. Los objetivos a cumplir llegan hasta el 2021, cuando promedie la próxima gestión.

El primer paso es la negociación del presupuesto del año que viene, en el que Macri jugará la reelección. ¿Convalidará el peronismo un ajuste que compromete a los candidatos que harán campaña, precisamente, en contra del ajuste? ¿Se expondrán a aparecer como un obstáculo a la gobernabilidad? ¿El acuerdo con el FMI será el pegamento que una los pedazos dispersos de peronismo o condena a la fragmentación del partido de Perón? La política es la única que tiene esas respuestas.

Resulta una paradoja que el hombre que está poniendo en jaque la estabilidad global emerja hoy como un factor determinante para la estabilidad de Macri.

¿El acuerdo con el Fondo Monetario terminará por unir los pedazos dispersos de peronismo o es la condena del partido de Perón a la fragmentación?

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Resulta una paradoja que el hombre que está poniendo en jaque la estabilidad global emerja hoy como un factor determinante para la estabilidad de Macri.
¿El acuerdo con el Fondo Monetario terminará por unir los pedazos dispersos de peronismo o es la condena del partido de Perón a la fragmentación?

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