Con Fernández y Cristina, el kirchnerismo vuelve al poder

Ganaron ayer la elección en primera vuelta. Asumirán el 10 de diciembre. El presidente electo fue invitado por Mauricio Macri a una reunión hoy en la Casa Rosada para dar comienzo a la transición. “Vamos a colaborar en todo lo que podamos”, dijo.

Alberto Fernández, ayer, en su mensaje en el bunker del Frente de Todos, con Cristina Kirchner y Axel Kicillof, entre otros. Foto: Télam

Desde el 10 de diciembre habrá nuevo presidente en la Argentina. Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner repitieron el gran resultado que obtuvieron en agosto en las PASO en todo el país y derrotaron a Mauricio Macri y Miguel Pichetto en primera vuelta. Sin embargo, el gobierno logró una fuerte remontada respecto de agosto: la diferencia fue de casi 8 puntos. Macri invitó a Fernández a desayunar hoy en la Casa Rosada. Fernández aceptó la invitación y prometió colaborar en “todo lo que haya que colaborar”. Comienza una compleja transición de más de cuarenta días.

Cerrada las votación a las 18 en el búnker del Frente de Todos, donde se fueron reuniendo poco a poco miles de personas, se desató la euforia. En el del oficialismo, en cambio, reinaba la cautela, con la expectativa y la esperanza aún de llegar al ballotage. La aparición de los primeros números horas más tarde derrumbó esa posibilidad. La fórmula Fernández-Fernández tocó el 48% de los votos. Macri superó el 40%.

En las PASO, Fernández había obtenido el 49,4% de los votos, y Macri había alcanzado el 32,9% de los votos: el primero perdió apenas poco más de un punto porcentual y el oficialismo recuperó casi nueve.

Polarización: las dos fuerzas se llevaron más del 88% de los votos. Las terceras fuerzas, que tendrán sin embargo un rol relevante por su participación en el Congreso, quedaron muy desdibujadas. Roberto Lavagna quedó tercero con alrededor del 6% de los votos, el cuarto lugar se lo llevó el candidato de la Izquierda, Nicolás del Caño (2,5%), seguido por Juan José Gómez Centurión (1,7%), y, último, José Luis Espert (1,4%). Todos sacaron menos porcentaje de votos que en las PASO. El lavagnismo ya prometió apostar al “diálogo” con el nuevo gobierno en los años que vienen.

Macri esperó los resultados en la Quinta de Olivos y cerca de las 22 se dirigió al búnker de Juntos por el Cambio. Felicitó al presidente electo, con quien se verá la cara esta mañana, y prometió una “transición ordenada”.

Luego de votar al mediodìa, Fernández pasó la tarde en su departamento en Puerto Madero rodeado de sus más cercanos. “Un minuto de silencio, para Macri que esta muerto”, cantaron, y brindaron ya cerrados los comicios en el departamento del presidente electo, de acuerdo a videos que se difundieron. Cristina Kirchner votó en Santa Cruz por la mañana y por la tarde viajó a Buenos Aires para reunirse con Fernández en el búnker del Frente de Todos.

Hablaron juntos frente a miles de personas. Fernández confirmó allí que se reunirá esta mañana con Macri, aunque también le recordó que hasta el 10 de diciembre sigue siendo presidente.

Los Fernández se impusieron en casi todo el país. La gran victoria a nivel provincial para el Frente de Todos fue en de Buenos Aires: Áxel Kicillof le ganó con comodidad a la gobernadora María Eugenia Vidal y será el nuevo mandatario provincial. A nivel nacional, en la mayoría de los distritos gobernados por el PJ, Alberto Fernández le sacó gran distancia a Macri. Hubo, sin embargo, sorpresas: como Santa Fe, Entre Ríos y San Luis. El candidato a presidente, desde ahora presidente electo, se apoyó durante la campaña en los gobernadores, como cierto contraste con el kirchnerismo más duro. Algunos lo acompañaron ayer en el bunker.

En provincias gobernadas por partidos locales, como Río Negro, Neuquén y Misiones, la diferencia a favor de los Fernández fue mayor a 20 puntos.

Juntos por el Cambio, dio vuelta la situación en un distrito que gobierna y en otros que en agosto le dieron malos resultados: en Mendoza, donde en las PASO sacó el 37% de los votos, ayer superaba el 50%. En Santa Fe, donde hace unos meses ganó la gobernación el peronismo, Macri y Pichetto ganaron con el 43%. En Jujuy y en Corrientes, dos provincias gobernadas por el radicalismo, sin embargo, perdieron.

En la Ciudad de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta se convirtió en el primero en ser electo Jefe de gobierno sin ir a ballotage, mérito mayor si se considera la grave situación económica y que su candidato a presidente perdió: sacó más del el 55% En Córdoba, gobernada por el peronista “neutral” Juan Schiaretti, el oficialismo superaba el 61%.

Fuera de algunas denuncias cruzadas en la provincia de Buenos Aires, fue una jornada de votación tranquila y pacífica a lo largo del país, caracterizada por la gran participación de votantes. Ayer, votó el 81% del padrón habilitado, mientras que en las PASO la participación había sido del orden del 76%.

Pese a la orden de la justicia de no publicar números hasta que no estuviera escrutado el 10% de los principales distritos, los resultados llegaron en horario, a las 21, y con gran porcentaje computado: arriba del 60%. Fue definitivamente el escrutinio más veloz de la historia.

La transición comienza hoy, con un desayuno.


“Los tiempos que vienen no serán fáciles”


Alberto Fernández y Cristina Kirchner hablaron ante a una multitud que se congregó dentro y fuera del búnker del Frente de Todos. Un mensaje interno: a no dividirse. Un mensaje a sus votantes: “se vienen tiempos difíciles”. Un doble mensaje a Mauricio Macri: habrá colaboración, pero hasta el 10 de diciembre el presidente es él.

“Los tiempos que vienen no son fáciles y necesitamos de todos”, dijo Fernández, que fue el último en hablar en el búnker del FdT. Minutos antes, el presidente electo afirmó que aceptó la invitación de desayunar con el presidente saliente: “Mañana me reuniré con Macri y empezaremos a ver cómo transcurrimos el tiempo que nos queda. Vamos a colaborar en todo en lo que podamos colaborar porque lo único que nos interesa es que los argentinos dejen de sufrir de una vez por todas.”, afirmó.

“Que nuestros opositores sean conscientes de lo que nos han dejado y nos ayuden a construir de las cenizas que nos han dejado”, agregó también Fernández, que estuvo acompañado sobre el escenario por el gobernador electo de Buenos Aires Axel Kicillof,los candidatos a diputados Sergio Massa y Máximo Kirchner y quien suena como ministro de Interior, Eduardo “Wado” De Pedro.

Antes que Fernández habló Cristina Kirchner: “Quiero pedirles a todos los hombres y mujeres que hoy están aquí, de distintas vertientes, que por favor nunca más rompan la unidad que se requiere para enfrentar estos proyectos neoliberales”, lanzó como mensaje interno la ex presidenta y vicepresidenta electa.

“Alberto va a tener una tarea muy difícil que va a requerir de un esfuerzo inimaginable. Dejan un país arrasado” agregó y también se dirigió a Macri: “Señor Presidente, hasta el 10 de diciembre ejerza su responsabilidad cuidando el patrimonio del pueblo y de la Nación”.


Kicillof: “La provincia es tierra arrasada”


Fue un mensaje extenso, por encima de lo habitual en estos casos. Generó un momento de incomodidad, a jugar por los rostros. En el bunker de Chacarita, el gobernador electo de Buenos Aires, Axel Kicillof, hizo repaso de los déficits que tendrá por delante y advirtió que la situación económica en la provincia es de “tierra arrasada”. Fue más allá y habló del escenario económico nacional. “Estamos delante de un fracaso de un modelo económico neoliberal y de una forma de gobernar”.


Análisis: ahora, el desafío de Fernández es el liderazgo


Por Walter Curia

En una Argentina en las que todas son urgencias, el triunfo del Alberto Fernández presenta como primer interrogante cuál va a ser la estabilidad del frente peronista en un contexto de una crisis económica de desenlace incierto. La experiencia indica que esa estabilidad en el peronismo sólo puede ser garantizada por un liderazgo fuerte. Los ejemplos de Menem y los Kirchner hablan de eso.

El conflicto que se presenta es que Fernández llega al poder por delegación de Cristina Kirchner. No hay precedentes si se exceptúa el caso de Cámpora en 1973. Ignoramos los términos en los que Cristina negoció este acuerdo de convivencia con Fernández. Pero no hay duda de que fue un acierto estratégico. Logró la unidad del peronismo y lo devuelve impensadamente al poder.

A la pregunta sobre la sustentabilidad hay que sumar una segunda, implícita: cómo va a enfrentar Fernández los enormes desafíos por delante en materia económica. El próximo presidente tendrá un escenario diferente del que recibió Kirchner después de la transición de Duhalde. Aquel desafío no fue tanto económico como político: restaurar la institución presidencial y recuperar la confianza en la política. Kirchner superó ambos.

Lo que se abre ante Fernández es un reto más difícil. Se perdieron 22.000 millones de dólares de reservas en estos últimos dos meses; defaults selectivos, inflación descontrolada, el regreso del cepo para el dólar y la actividad estancada. Tendrá que ponerse a trabajar hoy mismo con el presidente Macri para que la transición no sólo sea ordenada; necesita dotarla de un rumbo del que hoy carece.

Aunque previsible, la derrota de Macri debe ser resignificada a la luz de los resultados de ayer. El presidente recuperó la competitividad y recortó más de 8 puntos la diferencia de las primarias. Macri logró revertir derrotas en Santa Fe y Mendoza, ratificó su primacía en Córdoba y en Ciudad de Buenos Aires (Larreta alcanzó la reelección) y consiguió triunfos como en San Luis. No le alcanzó para compensar el duro revés en el conurbano bonaerense, donde el peronismo consolidó su triunfo nacional.

También se abre una incógnita acerca de los alineamientos en la oposición. Con el resultado de ayer, Macri puede reclamar el lugar de liderazgo, pero no será fácil: deja de regreso al kirchnerismo y una economía en peores condiciones que la que recibió, una de las claves de la derrota.

Macri se despidió con masivas movilizaciones que representan una señal de atención para el gobierno que viene: parte importante de la sociedad no está dispuesta a aceptar nuevos desvíos autoritarios y defiende una agenda institucional y de transparencia en el ejercicio del poder. No podrá ser desconocida.

Esa noción conduce a preguntarse por el futuro de las causas por corrupción que enfrenta la expresidenta y si el acuerdo con Fernández incluye un capítulo que asegure su impunidad.

Se abre un etapa de incertidumbre, con el peronismo consagrado una vez más como actor central de la política argentina, relegando al espacio no peronis a un papel transicional. Esta vez regresa al poder sin renovación. Sin que se sepa cuál de todas sus caras va a prevalecer.


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