. (AP Photo/Matias Delacroix)
Opinión Debates

Brasil ¿futuro conservador o regreso progresista?

Un país polarizado y harto de una campaña feroz, elige presidente entre el ultraderechista Jair Bolsonaro, que promete estabilidad orden y libre mercado, y el izquierdista Lula Da Silva, que ofrece restaurar la prosperidad con equidad y más democracia.

David Briller/ Carla Bridi AP


Los brasileños elegirán el domingo entre un futuro de valores conservadores con el mandatario Jair Bolsonaro de extrema derecha o la esperanza de volver a un pasado próspero presidido por el izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva. En el país intensamente polarizado, muchos electores simplemente votarán contra el candidato al que desprecian.

Por un lado, Lula dice haber mejorado los medios de subsistencia de los brasileños cuando fue mandatario de 2003 a 2010, y ha prometido atenderlos nuevamente. Su opositor Bolsonaro, que se ha granjeado a los conservadores religiosos, asegura que el regreso de Lula al poder le abriría la puerta al comunismo, la despenalización de las drogas y el aborto.

Durante meses pareció que Lula se enfilaba a una victoria sencilla. Las encuestas de opinión pueden ser muy poco fiables para pronosticar resultados electorales, en particular en una nación enorme como Brasil. Pero analistas y políticos coinciden en que la contienda se ha tornado reñida.

El mandatario, que va por su reelección, acusó a la Corte Electoral de manipular la publicidad oficial.

Bolsonaro ha arremetido contra los ministros del Supremo Tribunal Federal e insistido en poner en duda la fiabilidad del sistema de votación electrónica del país, lo que según analistas es un claro indicio de que podría no reconocer los resultados electorales, al igual que el exmandatario estadounidense Donald Trump, del que es admirador.

El gobernante brasileño, quien dice odiar el socialismo, ha gastado sin empacho enormes sumas en los pobres previo a la segunda vuelta electoral del 30 de octubre.

Bolsonaro amplió el mayor programa de asistencia social de Brasil, concedió vales de gas para cocinar a personas de bajos ingresos, otorgó 2.700 millones de reales (500 millones de dólares) a taxistas y camioneros, y anunció un programa para condonar hasta el 90% de las deudas de unos 4 millones de personas con bancos del Estado, entre otras medidas.

Desde julio, unos tres millones de familias adicionales han sido incluidas en el principal programa de asistencia social, cuyos gastos fueron incrementados. El programa ha costado 67.400 millones de reales (12.700 millones de dólares) en los primeros 10 meses del año.“Nunca se había canalizado esta cantidad de dinero a la gente al mismo tiempo, ni la maquinaria se había utilizado de una manera tan audaz como Bolsonaro lo está haciendo”, dijo el analista político independiente Thomas Traumann.

El Partido de los Trabajadores de Lula, que habitualmente recibe el apoyo de los pobres, subestimó cómo usaría Bolsonaro las palancas del poder, agregó.

Los analistas dicen que en ocasiones Lula se ha conducido como si la victoria estuviera asegurada, una cuestión de sólo dejar correr el reloj. La segunda vuelta del 2 de octubre fue una llamada de atención, porque Bolsonaro superó significativamente en las urnas los números que le daban las encuestas, a las que él y sus aliados habían desacreditado al decir que subvaluaban su popularidad. Algunas habían dado a Lula una ventaja de dos dígitos, pero Bolsonaro terminó unos cinco puntos porcentuales abajo.

Lula Da Silva apela al recuerdo de su gobierno, que combatió la pobreza (AP Photo/Andre Penner)

De todas formas, el expresidente se ha enfocado en avivar la nostalgia por su presidencia, en la que Brasil se convirtió en la B del grupo BRICS de naciones emergentes y decenas de millones ascendieron a la clase media, comiendo bien y viajando. Lula ha prometido un retorno a aquellos días de gloria, sin detallar cómo lo hará.

“La campaña de Lula es acerca del pasado; ésa es su mayor fortaleza y su mayor debilidad”, dijo Brian Winter, vicepresidente de políticas en la Sociedad de las Américas/Consejo de las Américas. “Se trata del recuerdo de los años de bonanza de la década de 2000 que hace que la gente quiera votar por él. Pero su indisposición o incapacidad para articular nuevas ideas y presentar nuevas caras lo han dejado algo desprotegido mientras que Bolsonaro reduce la diferencia”.

Ahora la mayoría de las encuestas muestran que Lula va al frente por estrecho margen. El 22 de octubre, el presidente de su partido difundió un video en el que asegura que Lula sólo ganará si todos salen a votar. El tono marcó un distanciamiento del exceso de confianza que el partido exhibía previamente.

Años después de que se dieran a conocer enormes hechos de corrupción en el Partido de los Trabajadores, algunos electores siguen asqueados por ello y apoyan a Bolsonaro, incluso aquellos que no están de acuerdo con su cruzada cultural, o lo responsabilizan de muchas de las casi 700.000 muertes por COVID-19 en Brasil y la peor deforestación en la selva amazónica en 15 años. De igual forma, otros que habían renunciado al Partido de los Trabajadores han manifestado que votarán por Lula.

“Esta es una elección del rechazo, no de escoger al que represente los mejores ideales de uno”, dijo Thiago de Aragão, del grupo de análisis políticos Arko Advice. “La mayoría de los simpatizantes de Bolsonaro no necesariamente aman a Bolsonaro, ni lo apoyan, sino que odian más a Lula. Y viceversa. Son dos de los políticos más rechazados en Brasil”.

En abril, Lula escogió a Geraldo Alckmin, un ex contrincante de centro-derecha, como su compañero de fórmula, parte de un esfuerzo para crear un frente amplio democrático para contrarrestar a Bolsonaro.

En los últimos meses Lula ha perdido apoyo entre los electores evangélicos, que ahora conforman aproximadamente un tercio de la población y su equipo de campaña se vio lento para adoptar una estrategia para frenar la caída en el respaldo. Los evangélicos fueron clave en el triunfo electoral de Bolsonaro en 2018, pero el mandatario ha perdido algo de apoyo entre ellos este año.

Una intensa campaña de propaganda en redes sociales con apoyo de Bolsonaro para regresarlos al redil ha dado resultados. Parte de ella ha sido inescrupulosa, como con el alegato de que Lula se comunica con el demonio, por ejemplo, lo cual se inscribe en el torrente de desinformación relacionada con los comicios. (ver aparte)

La campaña de Bolsonaro superó a Lula al obligarlo a debatir una agenda de valores, según Creomar de Souza, analista político y director general de la consultora Dharma Politics.

Al parecer el impulso ascendente de Bolsonaro se ha estancado en la recta final, según De Souza, de Dharma. De Souza lo atribuyó a las filtraciones sobre un ajuste económico que prerpararía el gobierno y a algunos hechos de violencia protagonizados por sus seguidores.


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