Del carro aguatero a los primeros caños de agua de Neuquén

Hasta 1908 existieron los pozos, luego el Concejo Municipal prestó el servicio a domicilio con un tanque tirado por caballos. Recién en 1916, se inauguró la primera red pública.

Durante los primeros años de la capitalidad neuquina todo eran problemas. Había mucho por hacer y poco dinero disponible y así, los primeros Concejos Municipales fueron transformando y utilizando lo que tenían a mano.

Como con muchas otras cosas, no fue fácil resolver el tema de la provisión de agua, servicio que logró recién encontrar su norte en 1916, doce años después de que se inaugurara la capital definitiva del Territorio del Neuquén.

Hasta 1908, se obtenía el agua de las napas, pero con el aumento de la población y la proliferación de los pozos ciegos, las corrientes del subsuelo comenzaron a contaminarse. Esto derivó en la aparición de nuevas enfermedades infecciosas y epidemias. Ese año, bajo la presidencia de Abel Chaneton, se compró un carro aguatero, que continuó ofreciendo agua a domicilio aún luego de inaugurarse el servicio de agua por cañerías.

La administración municipal invirtió casi 400 pesos para la adquisición del vehículo tirado por caballos y para la compra de materiales para construir un depósito donde se almacenaba el agua que se sacaba del Limay.
Don Francisco Bezerra era el encargado de conducir el carro aguatero y prestar el servicio municipal a cada rincón de la todavía dispersa capital neuquina.

El primer problema estaba resuelto, pero no era algo que podría permanecer por mucho tiempo.
Fue durante al segunda gestión de Chaneton (1911-1914) al frente del Concejo Municipal que se comenzó a diseñar el primer proyecto para la instalación del servicio de agua corriente por cañerías. Y para eso viajó a Buenos aires para gestionar un subsidio de 30.000 pesos, que fue aprobado pero se enviaron solo 25.000 pesos para tal fin.


El primer proyecto del gobierno fijaba la captación de agua en el río Neuquén, 500 metros aguas arriba del puente del Ferrocarril Sud, elevándola mecánicamente a un depósito situado sobre la barda, para la distribución a las viviendas. Pero luego se optó por las aguas del río Limay, tan cristalinas que se ahorraban los filtros”, recuerda Ángel Edelman, en su libro “Recuerdos Territorianos”.

Con el nuevo diseño en papel ya terminado, el Concejo Municipal contrataron los trabajos a la firma Taverna y Echarrren, previa licitación pública.

Pero como ya se dijo, eran tiempos de vacas flacas y de innumerables dificultades. Así el primer servicio de agua corriente de la ciudad de Neuquén se logró inaugurar recién el 1 de noviembre de 1916, durante la presidencia municipal de Miguel Mango.

El tendido de las cañerías desde el depósito ubicado en las bardas hasta las viviendas, demandó una inversión de 25.000 pesos. Fue un subsidio del gobierno nacional.


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