Dos papás de Neuquén derribaron todas las barreras para llegar hasta su hijo

Jorge y Claudio le demostraron a la justicia y al mundo que no existen limitaciones personales para adoptar a un niño. Hoy viven con Bruno. Ésta familia se comunica mediante lengua de señas.

La puerta de la primera habitación que se ve al entrar a la casa deja ver un cartel que tiene tres manos impregnadas con temperas de color celestes y amarillas. “Papá Claudio, Hijo Bruno y Papá Jorge”, dice el letrero fechado en junio de 2021. Esta historia seguirá construyéndose, sin importar la cantidad de barreras que se presentan en el camino de esta familia.


Jorge y Claudio llevan casi 15 años viviendo juntos, en 2016 decidieron comprometerse y casarse. Claudio realiza el servicio de limpieza de edificios y se apasiona por el cuidado de plantas. Él se comunica únicamente por lengua de señas y habla poco el oral español. Jorge, maneja con fluidez ambas lenguas y se desempeña como docente.

“Llevábamos una vida buena, pero siempre estaba nuestro deseo de adoptar”, manifestó Jorge. El proceso judicial de búsqueda mostró todos los impedimentos posibles para poder efectuar su inscripción en el registro de adoptantes del Poder Judicial de Neuquén y Río Negro. Sin embargo, una oportunidad se presentó de forma inesperada. Jorge hacía sus prácticas docentes en la Escuela de Educación Especial 16 de General Roca junto al referente Sebastián Cáceres, que también es una persona sorda. Mientras estaban juntos en un aula, una mujer ingresa y le comenta a Sebastián acerca de una convocatoria para adoptar a un niño y si estaba interesado. “Él le dice que no, que no estaba preparado ni él ni su pareja. Y me dicen a mí: -¿Y vos?, ¿No querés adoptar un hijo que está en una situación de emergencia?

Cuando preguntó cuál era la situación, la mujer le contó que se trataba de un nene con discapacidad motriz que necesitaba urgente una familia, porque hacía cinco años que estaba en una institución y tenía discapacidad. “Le digo a Claudio de hablarlo y ahí decidimos postularnos”. A partir de ese momento comenzó un “dificilísimo” proceso que requirió muchas reuniones en el juzgado.

La asistencia de la intérprete Ayelén fue vital para el desarrollo de la etapa de postulación y para la concreción de esta nota periodística.

En febrero de 2021, Jorge y Claudio se encontraron por primera vez con Bruno. No podían contener el estado de ansiedad y nervios. “Literalmente nos temblaba todo el cuerpo. Para nosotros dos era una emoción fuertísima”, recordó Jorge. En ellos reinaba la desesperación de poder verlo, de que no estuviera más solo, de acercarse y poder jugar con él. “Fue muy armónico todo”, comentó Jorge. “Él siempre estuvo muy tranquilo, no se asustó para nada. Fue hermoso y nos enamoramos como padres de él”, comentó.

La comunicación con Bruno durante la convivencia fue dándose de a poco. “En nuestra casa esto fue construyéndose. Por ejemplo, él empezó refiriéndose a los objetos, y agarrándonos las manos y mostrándonos lo que quería, tironeándonos de la ropa y de la mano. Buscando la manera de decirnos lo que quiere: señalando la boca cuando tiene hambre, haciendo esta seña (dedos índice y pulgar en L representando el rectángulo de una pantalla) cuando quiere ver la tele, o esta (gira su mano) cuando quiere cambiar de canal, esto (dedos en C representando un objeto pequeño dirigido hacia su boca), cuando quiere galletitas”.

La comunicación es bimodal, tanto en lengua de señas como en español oral. “Desde febrero hasta hoy podemos decir que esto lo hemos construido”, indicó Jorge.

Dos meses después de la reciente convivencia, Bruno debía comenzar el ciclo lectivo y fue inscripto en el Jardín 27. Jorge mencionó que el trámite fue muy difícil porque la adopción fue muy reciente y no pudieron conseguir acompañante. El equipo docente de la institución se comprometió realizar toda la ayuda posible para que el niño pudiera ingresar. Jorge comentó que su esposo fue el que realizó un acompañamiento diario en la escuela mientras establecieron un sistema de comunicación por mensajes de texto con las maestras de nivel inicial. “Él ha aprendido muchas cosas, ha hecho un proceso muy bonito”, agregó.

Ante la consulta de que si tienen algún consejo para las personas que desean adoptar o no se animan a inscribirse en el registro, Jorge no dudó en responder: “Siii, que lo hagan, tengan el género que tengan, la elección sexual que sea. No interesa la situación de discapacidad en la que estén, pueden adoptar a un hijo si quieren hacerlo. Pero sí sepan que tienen que pelear por eso”.

La importancia del rol de la intérprete

Ayelén Prado, es intérprete en el Instituto de Formación Docente 4, docente de l a carrera en la Universidad Nacional del Comahue, compañera de Jorge y la principal responsable de resolver los problemas de comunicación durante el extenso proceso judicial para que pudiera concretarse la adopción.

El término accesibilidad no alcanza para englobar la cantidad de dificultades que se pueden presentar durante cada intercambio de mensajes y sentidos. Publicar esta historia con el testimonio de Jorge y compartir unos minutos de la intimidad de esta familia hubiera sido imposible sin el rol de Ayelén. Ella ofreció su tiempo para transmitir las preguntas a Jorge, -a través de un mensaje de audio- interpretó las respuestas que él había grabado en formato de video y fue hasta la casa para ultimar los detalles de las fotografías.

La elaboración de la nota demoró más de lo esperado y dependió del esfuerzo de la intérprete, que privilegió el valor periodístico de esta historia por sobre el valor de su labor profesional.

Accesibilidad en la justicia

El deseo de la pareja de inscribirse en el registro de adoptantes estuvo desde el año 2007. La falta de accesibilidad fue la primera gran barrera que no les permitió poder finalizar el trámite. “La comunicación era imposible en el juzgado”, recordó Jorge, quien no pudo precisar si habían logrado quedar en el listado neuquino en ese entonces.

“Nosotros decíamos que queríamos tener un hijo y nos daban un montón de papeles y planillas para llenar, una página de internet que había que completar todo en español, que para nosotros era algo totalmente incomprensible. Tuvimos que irnos, quedarnos con ese deseo guardado en algún lado”, subrayó.

Jorge expresó su deseo de colaborar en alguna iniciativa para garantizar la accesibilidad de personas con discapacidad auditiva en los registros de adopción. Acentuó que en los ámbitos judiciales de ambas provincias “falta mucha conciencia acerca de la comunidad sorda”.


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