Alquileres: un laberinto difícil de sortear para el Gobierno

Derogar la Ley de mediados del 2020, podría ser una solución transitoria, pero no resuelve los problemas de fondo que presenta el mercado inmobiliario. El modelo económico que está aplicando el Gobierno es incompatible con la llegada de inversiones para aumentar la oferta habitacional.

La oferta de viviendas es escasa por la falta de inversiones que existen en el sector inmobiliario.

El Gobierno no encuentra la forma de encauzar la crisis que está atravesando el sector inmobiliario en todo el país. Hacia mediado del 2020 impulsó una Ley para intentar dar una salida a estos problemas, pero, como en muchas otras veces en la que quiso intervenir, el remedio fue peor que la enfermedad.

Ahora de la mano del “interventor serial” del Gobierno, el secretario de comercio interior Roberto Feletti, se intenta dar una vuelta de tuerca más al asunto.

Como no tienen la fuerza para derogar la Ley, por el costo político que esto podría representar y porque no tienen más ideas sobre como reencauzar esta problemática, Feletti apunta a la creación de un nuevo enemigo: los propietarios de departamentos, personajes que solo quieren hacer daño a los inquilinos y que sacan del mercado sus viviendas para impulsar la suba de precios de los alquileres. Argumento insólito si los hay.

La fantástica idea que se le ocurre al Gobierno, intentando imponer este relato de mercado, es colocar un impuesto a las viviendas que están vacías. “Hoy hay familias a las que el pago del alquiler implica hasta el 40% de sus salarios. Es un problema que afecta a todos los sectores. En la ciudad de Buenos Aires hay cada vez más inquilinos que propietarios”, señaló ayer la portavoz del Gobierno, Gabriela Cerruti, apalancando la teoría de Feletti.

Los que los funcionarios del Gobierno no se dan cuenta -o lo saben y deben mirar para otro lado- es que la situación económica es la que está generando este caos en el mercado. Los propietarios de departamento están dejando de ganar enormes cantidades de dinero en una Argentina donde el sistema financiero sigue dando rentas extraordinarias, mucho más alta de las que puede dejar el alquiler de una vivienda en cualquier parte del país.

La distorsión de precios relativos es enorme. Sin ir más lejos, hoy el Banco Central volvió a subir la tasa de interés para colocarla en 41,5% anual. Uno se podría preguntar ¿Qué tiene que ver el mercado inmobiliario con la tasa del Banco Central? Mucho.

Un inversor hoy entre poner su dinero en viviendas y el mercado financiero, elige sin lugar a duda éste último, que el que está premiando con holgura el Gobierno Nacional.

Pero, dejemos la teoría económica de lado y vamos a los números prácticos.

Un departamento de dos ambientes en el centro de Neuquén se lo puede comprar en la actualidad en 100.000 dólares. Quien toma la decisión de invertir en esta propiedad logra una renta neta por ese alquiler de unos 730.000 pesos anuales; dicho de otra forma, de poco más de 60.000 pesos al mes. Si fuese una opción atractiva, muchos serían los inversores que apostarían al ladrillo y esto aumentaría la oferta de viviendas para alquiler, como ocurre en cualquier parte del mundo.

Pero en la Argentina, el inversor tiene otras alternativas mucho más rentables donde colocar su dinero. Y es aquí donde se relaciona el tema con la tasa de interés. La persona que hoy tiene esos dólares y los vende en el mercado legal, los transforma en 21 millones de pesos. Por esa enorme cifra el mercado (Estado) paga a quien coloque un simple plazo fijo, intereses por más de 700.000 pesos mensuales; más de diez veces cuando se la compara con la renta que otorga un alquiler por esa misma inversión de capital. No hay otro ejemplo de estos en el mundo.

En definitiva, esta simple comparación muestra la distorsión de precios relativos que existe en la Argentina y porque la inversión privada -sostén del mercado inmobiliario- no está siendo destinada a la construcción de viviendas. Feletti y Cerruti deberían entender que por aquí pasa el verdadero problema del sector inmobiliario. Insistir en el relato del “avaro propietario” es solo eso, relato. Pero lejos esta de dar solución al inquilino que mes a mes de descapitaliza pagando un alquiler para tener un techo donde vivir.


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