Dolarización: conocé la experiencia de Ecuador explicada en primera persona

Tres miradas, un debate. Ante el creciente protagonismo de la dolarización en la opinión pública de Argentina, tres economistas ecuatorianos de marcadas diferencias al respecto describen y analizan el régimen monetario vigente en su país desde hace más de dos décadas.

Hacía tiempo que en la sociedad argentina el debate sobre cómo debe funcionar la economía nacional no se centraba con tanta fuerza en un solo tema. En este caso, el tópico de moda es la dolarización, más aun después del triunfo de Javier Milei (su impulsor) en las elecciones PASO 2023 del pasado domingo.

¿Hablamos de una moda peligrosa? Eso lo dejamos a criterio del lector, pero sí estamos convencidos de que el debate nunca lo es, y en ese sentido queremos aportar algo de claridad a la discusión.

Lo contrafáctico no suele contribuir a ese fin, y es por ello en Diario RÍO NEGRO traemos a colación la experiencia ecuatoriana de dolarización, que tuvo lugar a comienzos del presente milenio y que al día de hoy sigue rigiendo la economía del país sudamericano.

Hacía tiempo que en la sociedad argentina el debate sobre cómo debe funcionar la economía nacional no se centraba con tanta fuerza en un solo tema, como sucede ahora con la dolarización,

Lo que tampoco ayuda a formar una opinión fundada es escuchar una sola campana del asunto. Por tanto, decidimos abordarlo mediante entrevistas a tres economistas con notables discrepancias al respecto. Los entrevistados son ecuatorianos, a fin de que la descripción y explicación de las causas, de la implementación y de las consecuencias de la dolarización en Ecuador sean desde un lugar cercano.

Los economistas entrevistados, por orden alfabético de sus apellidos, son John Cajas Guijarro, Jaime Carrera y Santiago García Álvarez. El primero de ellos tiene una manifiesta postura contraria a la dolarización, el segundo está claramente a favor de la misma y el tercero tiene una posición más moderada en el tema.

Dolarización. Jaime Carrera, John Cajas Guijarro y Santiago García Álvarez, economistas ecuatorianos.

A los tres entrevistados se les efectuó las mismas preguntas por separado, y cerraron el reportaje abordando temas que, entendemos, son de gran pertinencia para el debate en Argentina.


¿Cómo era el entorno macroeconómico de Ecuador previo a la dolarización?


Cajas Guijarro: «Bastante complejo. Antes de una crisis de tipo de cambio, primero vivimos una crisis financiera muy seria, al punto que se tuvo de declarar un feriado bancario, equivalente al corralito de Argentina. El Banco Central, unos meses antes de dolarizar, enunció con claridad que había cierta presión para que su política monetaria sea endógena a los intereses de salvataje bancario, y debió abusar de su capacidad de emisión para tratar de generar este salvataje a varias entidades, muchas de las cuales después quebraron de igual modo. Todo esto condicionó mucho la decisión de dolarizar.»

Carrera: «Tras el retorno de la democracia, el Ecuador tuvo 20 años de constante inestabilidad económica y fiscal. El déficit público subía, había sucesivas devaluaciones, una inflación permanente, a lo que se sumaba la inestabilidad política. En esas décadas se destruyó el Sucre, hubo una pérdida de confianza en la moneda nacional. Ya casi a fines de los 90s se transaban en dólares los bienes, la gente acudía al dólar para preservar su poder adquisitivo. El tipo de cambio fue escalando en los años 1998 y 1999, era incontenible, y la perspectiva de una peor inflación ha llevado a dolarizar la economía.»

García Álvarez: «Veníamos de una crisis económica muy fuerte. Ecuador siempre había sido un país inflacionario, en los 80s y 90s su inflación estaba por arriba del 30% anual, más los conflictos sociales, más su bajo crecimiento. Finalmente eso hace una onda expansiva y se genera una corrida bancaria muy complicada que afectó a todo el sistema financiero. Una vez golpeadas las cuentas bancarias, la única salida que se vio fue la dolarización. El problema fue que teníamos reservas muy bajas y entonces el tipo de cambio pasó de 6.000 sucres a 25.000.»


¿Cómo fue la implementación de la dolarización en Ecuador?


Cajas Guijarro: «La dolarización se hace tomando las reservas internacionales y aplicando un tipo de cambio que se trataba de justificar diciendo que era la cantidad de reservas que podía entregarse a la población para retirar los sucres. La decisión del tipo de cambio se hizo de apuro, básicamente aplicando una regla de tres simple sin tomar en cuenta efectos distributivos, en pensiones, en jubilaciones, salarios, etc. No hubo un tipo de cambio diferenciado, se aplicó 25.000 sucres por dólar a todo. El proceso se inicia en enero del 2000 y termina para finales de septiembre.»

Carrera: «El primer punto fue establecer una relación entre los sucres en circulación y las reservas del Banco Central, y finalmente se dolarizó con 25.000 sucres cada dólar. A partir de esa relación, desde el primer momento se estableció una ley de responsabilidad fiscal que fijaba límites al gasto y fondos de ahorro. La dolarización no funciona sin disciplina fiscal ni económica en su conjunto, y con ella los políticos ya no pueden emitir moneda para satisfacer los intereses políticos. Así la dolarización tomó cuerpo desde el año 2000, y salvó al país de tener una hiperinflación.»

García Álvarez: «No fue complicado, fue un proceso operativo de quitarnos a los ciudadanos en un plazo perentorio la moneda nacional. El pueblo ecuatoriano dijo ‘dadas las circunstancias, cualquier alternativa hay que intentar’, así que hubo consenso político y se hizo una ley de dolarización. Muchos decían que había que dejar en 12.000 sucres el tipo de cambio fijo, luego se calculó en 20.000, y el gobierno finalmente lo cerró en 25.000 porque consideraban que había que hacer un colchón devaluatorio para que haya mayor competitividad cambiaria.»


¿Cuál fue la consecuencia inmediata de la dolarización en la economía?


Cajas Guijarro: «La licuación de muchos ingresos, se aplastaron. Los salarios llegaron a ser de U$S 40 al mes y las pensiones jubilares de U$S 4 al mes. Quienes tenían deudas en sucres indirectamente se beneficiaron por la licuación, y quienes era acreedores vieron el efecto contrario. Con el paso del tiempo empezó a darse una reducción importante de la inflación, aunque hay que tener en cuenta que ya con la dolarización se terminó el proceso de salvataje bancario, eso tenía mucho que ver con la inflación. Ecuador no llegó a registrar hiperinflación, pero estábamos cerca.»

Carrera: «La inflación casi automáticamente se contuvo. Si bien en el 2000, la inflación estuvo alrededor del 60%, a fines de 2006 estuvo entre el 3% y el 4%, y es el nivel que mantenemos hasta ahora. En los primeros 6 años de la dolarización hubo baja de la inflación, gasto público alrededor del 21% del PBI, reducción de la deuda pública, superávit fiscal, crecimiento económico mayor al 3% anual, reducción de la pobreza. De los últimos 50 años del Ecuador, los 6 primeros de la dolarización fueron los mejores en cuanto a estabilidad fiscal, económica y social.»

García Álvarez: «Tomó un año aproximadamente estabilizar los precios. El efecto inmediato es este cortafuegos de la inflación, si algo tiene de valor agregado la dolarización para economías inflacionarias es un golpe muy fuerte para hacer que los precios se reduzcan. La gente aprendió rápidamente, no fue gran dificultad el cambio de moneda. Para evitar el redondeo de precios el Gobierno imprimió unas monedas nacionales un año después, muy parecidas a las estadounidenses, que representan un valor muy mínimo de la base monetaria del Ecuador.»


¿Cuál es el principal punto débil de la dolarización en Ecuador?


Cajas Guijarro: «Se pierde una herramienta de política económica crucial. El Banco Central se queda sin la capacidad de administrar moneda, y eso nos vuelve muy frágiles a shocks externos. Y como no se puede devaluar, la variable de ajuste inmediata es el mercado laboral, Ecuador no resolvió problemas de pobreza. Los desequilibrios fiscales, que se ajustarían con emisión, en una economía dolarizada se ajustan con deuda externa. Otra fragilidad es que el Banco Central no puede hacer un seguimiento de los dólares que entran y salen de la economía, y eso da cabida a que entren flujos ilícitos. Ecuador está cada vez más posicionado como un exportador de droga.»

Carrera: «El principal punto débil tiene que ver con el comportamiento político de la sociedad, que se acostumbró a pedir al Estado todo. No entiende que para que el gasto del Estado se realice tiene que haber un flujo de ingresos, que aporta la misma sociedad, y que si los gastos superan a los ingresos, se endeuda el país, y la deuda también la paga la sociedad. En el Ecuador no se ha entendido a cabalidad las limitaciones de vivir con lo que se tiene, y que para tener y producir más en dolarización se requiere ser competitivo y generar un entorno de estabilidad fiscal y macroeconómica para atraer inversiones. Esto no se entiende todavía en el Ecuador, luego de 20 años.»

García Álvarez: «Ecuador se vuelve muy vulnerable ante shocks externos, como caída de precios internacionales o volatilidad de la inversión extranjera. En países especializados en commodities, el contagio de los shocks externos es inmediato. Como los precios se distorsionan y no puedo devaluar, me quedo cruzado de brazos y el shock va directo a las variables reales, o sea producción y empleo. Ecuador ha sufrido muchísimo el bajo crecimiento, y por ello uno de los principales problemas es la precarización de la fuerza laboral, porque de alguna manera el ciudadano tiene que encontrar una fuente de empleos e ingresos, y lo encuentra en los sectores informales.»


¿Cuál es la principal fortaleza de la dolarización en Ecuador?


Cajas Guijarro: «Se pierde el riesgo cambiario como lo conocemos, porque usamos dólares, y eso deriva en estabilidad de precios. Asimismo, tenemos la ventaja de que se vuelve un poco más transparente la contabilidad económica, no tenemos esta posibilidad de usar la moneda local como para encubrir cuál es el nivel de la producción, el nivel del PBI, y otras cuentas. Eso contribuye a la comparabilidad con otros países. Por otro lado, las economías que han tenido acceso a dólares se han podido internacionalizar.»

Carrera: «La principal fortaleza de la dolarización es la estabilidad macroeconómica en el largo plazo y la preservación del poder adquisitivo de la sociedad, más aún en países en desorden e indisciplinados. La posibilidad de mantener a raya la inflación, que casi no haya inflación. Aunque sean pocos los dólares que tiene cada persona, ese poder se mantiene. En el caso del Ecuador, la gente sabe que tiene pocos dólares pero con eso puede comprar un refrigerador, una cocina, un televisor, o adquirir una vivienda.»

García Álvarez: «Una innegable certidumbre y una confianza absoluta sobre la moneda, ese es el corazón de un proceso de dolarización. Eso es muy importante porque cuando uno tiene una moneda nacional poco creíble, se nos cae la confianza en procesos económicos clave como la inversión, el ahorro, el sistema de pagos. Con la dolarización se quita completamente el riesgo cambiario en la toma de decisiones, se facilita el ahorro de las personas y se hace más transparente el sistema bancario y financiero.»


Comentarios adicionales


Cajas Guijarro: «En Argentina los problemas urgentes obviamente golpean, pero hay que ser conscientes de que son también de largo plazo. Argentina de por sí ha requerido endeudamiento externo, imagínense que se dolarice y luego necesiten más deuda externa para que haya dinero para mantener los flujos económicos locales. Yo veo el riesgo de que una dolarización agudice aun más el problema de la deuda externa argentina. Cuando Ecuador se quedó sin dólares en el 2020, el Estado no podía siquiera cumplir con sus obligaciones con proveedores, contratistas, empleados. Es mejor tener una moneda local y resolver el problema de fondo que siempre es distributivo y político.»

Carrera: «La pandemia lo encontró al Ecuador desprotegido, sin dólares, sin ahorro. Lo que lo salvó de un colapso es el acuerdo con el FMI. Dolarización exige tener un monto importante de reservas en el Banco Central, una polÍtica de largo plazo para ganar competitividad para generar exportaciones, y un sistema financiero sólido, que va de la mano con cuentas públicas ordenadas. Ese elemento es esencial porque existe el riesgo de que, para cubrir los desajustes fiscales, el sistema financiero le preste al Estado y se debilite, y que por ello la gente crea que no hay dólares y acuda a la banca a retirar depósitos, ocasionando otra crisis.»

García Álvarez: «La dolarización exige institucionalidad pública. Debe haber regulaciones sobre reservas depositadas en el Banco Central, incentivos para que el exportador declare sus divisas y algún impuesto que aquí se llama ISD (Impuesto a la Salida de Divisas), que no debe afectar a la producción pero sí al consumo suntuario. A quienes creen que la dolarización es un mecanismo de plena libertad, les digo que no es así, requiere apertura ideológica y capacidad de manejo de los mercados. Sin consenso político yo no la recomendaría, y sería una irresponsabilidad planteársela, porque una ley que demore en dolarizar puede ser explosiva, sería matar a la sociedad.»


Perfiles


John Cajas Guijarro


Doctor en Economía del Desarrollo.
Profesor titular, Universidad Central del Ecuador (UCE).
Asesor de movimientos sociales y políticos.
Investigador en economía política y del desarrollo, econometría, economía ecuatoriana y mundial y comercio internacional.

Jaime Carrera


Exministro de Finanzas encargado de Ecuador.
Exsubsecretario de Presupuesto de Ecuador.
Exasesor del Banco Central de Ecuador.
Asesor de organismos internacionales.
Profesor universitario.
Director del Observatorio de la Política Fiscal de Ecuador.

Santiago García Álvarez


Doctor en Economía Internacional y Desarrollo.
Profesor titular, UCE.
Exviceministro de Economía de Ecuador.
Exvicerrector del Instituto de Altos Estudios Nacionales.
Presidente de la mesa de economía de la Plataforma Diálogos Nacionales – Pacto Social (Ecuador).


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