Fuerte apuesta de apicultores de Neuquén y Río Negro para posicionar la miel oscura

Cada vez se suman más productores del Alto Valle a la actividad. Las heladas y el viento pusieron a prueba la temporada de cosecha que comenzó hace unas semanas. Reclaman más políticas para que mejoren los precios de exportación.

Más de 83 mil colmenas que hay registradas en Río Negro y Neuquén trabajan al 100% para la extracción de toneladas de miel que mayormente se exportarán según explicaron desde el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA).

La cosecha comenzó a principios de enero y aunque las heladas y la sequedad del ambiente pusieron a prueba esta temporada, los pequeños y medianos productores tienen mucha expectativa.

La miel que se produce en la zona de los valles suele ser más oscura por el tipo de floración que hay. Esto impacta mucho en la comercialización, principalmente en el precio para exportar, indicó el productor Walter Ford que tiene 1.700 colmenas. Por esta razón reclaman también más políticas para que se posicione este producto regional.
“En Dubai un kilo de miel oscura se vende en unos 4.000 pesos argentinos y a nosotros nos pagan solo 250,
en el medio el exportador se lleva todo, los exportadores no están apoyando, nos tienen que dar un valor agregado a nuestra miel”,  sostuvo Ford.

El productor tiene colmenas en Roca, El Chañar, provincia de Buenos Aires y Aluminé.

Las colmenas tienen en promedio 25 kilos de miel. Foto: Andrés Maripe

A pesar de estas condiciones, el ingeniero agrónomo del INTA Salvador Sangregorio, señaló que cada vez más emprendedores se suman a la actividad.

Según datos del Registro Nacional del Productor Apícola, en Neuquén en los últimos años se registran unos 270 apicultores con algo más de 23 mil colmenas y producen alrededor de 500 toneladas de miel. Se trata de un promedio entre 25 kilos por colmena.

En Río Negro los números son más altos, “hay registrados 356 productores y 676 apiarios declarados. En total hacen unas 60 mil colmenas”.
Sangregorio explicó que si bien muchas tienen su registro en la provincia a veces durante la temporada los propietarios las van trasladando otros provincias como Buenos Aires.

El clima

Sangregorio comentó que la apicultura no escapa a las contingencias del clima. “Si bien en el Alto Valle estamos en una zona irrigada, la falta de precipitaciones y la sequedad del ambiente hace que algunas floraciones se puedan ver resentidas”, indicó.

El ingeniero sostuvo que la cosecha arrancó bien en los alrededores de los valles. “Se nota aquellos productores que han recibido asistencia técnica y están en mejores condiciones que aquellos que continúan haciendo una versión individual sin capacitación”, explicó.

El referente del INTA sostuvo que las zonas de mesetas, los valles y la zona andina tienen sus particularidades. “En relación a otros años se ha sentido la sequía, en muchas zonas se ve una merma debido a estas cuestiones”, reiteró.

Dora Purrán tiene su emprendimiento en Roca y contó que esperan la cosecha con mucho entusiasmo.
“Se arrancó con una floración temprana muy buena, empezaron a trabajar temprano las abejas. Después tuvimos heladas tardías que nos mataron, hubo algunos baches de floración y las abejas lo que habían hecho, se lo consumieron en esos días fríos de primavera”, explicó.
Sin embargo la productora recalcó que la actividad se vio favorecida con la nevada que humedeció bastante el suelo en invierno.

“Nosotros esperamos cosechar a mediados de febrero. En el lugar donde tenemos los apiarios, hay bastante riego alrededor, esperamos que hayan aprovechado bien las flores”, indicó.

Para Ford en cambio la temporada viene muy complicada. “Tendremos menos producción que el año pasado. Llevamos colmenas al monte y las heladas nos afectaron. Después a las praderas en La Pampa y Buenos Aires, ahí esperamos la temporada del girasol”, comentó.
El productor señaló que el fuerte calor y el viento también impactaron.
“Desde el año pasado ahora tengo 70 tambores menos. Cada tambor tiene 300 kilos. Tendría que llegar a 21 mil y llevo sacados 3 mil”, detalló.

Por el tipo de floración la miel del Alto Valle es más oscura. Foto: Andrés Maripe

El color y el precio

Ford señaló que en la exportación predominan más las mieles claras de “50 milímetros que se llegan a pagar hasta $450 el kilo”.

Explicó que las mieles van por colores. Las mieles de Río Negro tienen desde 85 milímetros hasta 120 milímetros que son las últimas que se extraen en abril, llamada mielato.
El color de miel del Alto Valle se debe a la floración de la planta Pájaro Bobo. “Se encuentra en la orilla de los canales. Esa flor es muy nectifera pero es muy oscura. La tinta de ese néctar oscurece la miel”, sostuvo.

Sin embargo las mieles oscuras de la región tienen más propiedades, una de ellas es mayor conductividad eléctrica que permite que siempre se mantengan blandas.
“Hay mieles que se solidifican y no tienen conductividad eléctrica. Cuando hay mieles que se solidifican rápido se mezclan con mieles de alta conductividad como la que se produce en Río Negro, aún así y no la podemos vender”, cuestionó.

Ford indicó que la miel oscura para exportación está en $250 y las claras en $450.
Por esto reclaman más políticas para tener mejores precios.

El ingeniero del INTA Sangregorio también señaló que Argentina es uno de los principales exportadores de miel pero “nosotros nunca fuimos formadores de precios”.
Aunque los números son ajustados, reconoció que la actividad permanentemente suma productores al sistema. “Muchos apicultores se están bajando por una cuestión de edad pero varios jóvenes se suman a las capacitaciones que se dan en la región”, dijo.

“No es necesario una gran inversión, con cinco colmenas se puede empezar y después vos te ponés el límite. Es una de las actividades que rápidamente te devuelve el capital invertido. En la primera cosecha ya amortizas lo que invertiste”, remarcó.

Carlos Giménez y Pablo son productores de Necochea que vinieron a trabajar la temporada. Foto Andrés Maripe.

Abejas alquiladas

El ingeniero Salvador Sangregorio del INTA destacó que muchas colmenas se utilizan para la polinización en el Alto Valle.
“Hacia fines de invierno entran unos 100 mil colmenas de la provincia de Buenos Aires y de La Pampa.
Esas colmenas son alquiladas y brindan el servicio de polinización de frutales”, explicó.

Destacó que este es el servicio más importante que ofrece a nivel planetario la abeja. “Siempre asociamos la abeja con la miel, si bien tiene muchas propiedades para una alimentación, la miel no es el aporte más importante que hace la abeja sino el servicio agrosintético de polinización. En nuestro caso la polinización de frutales de carozo, pepita y cultivos hortícolas”, remarcó.

Las colmenas provenientes de La Pampa y Buenos Aires ingresan desde julio hasta septiembre. “Son alquiladas para polinizar las chacras fruti-hortícolas y cuando se retiran ya están desarrolladas como para dividirse o multiplicarse”, comentó.

De la fruticultura a las colmenas

Para José Gaspar Acaricia, que hace 20 años se dedica a la producción, esta temporada viene un poco mejor que la anterior. “Tuvimos esas lluviecitas que cayeron que mojo bastante y hubo una buena entrada de néctar hasta ahora”, señaló.

También sostuvo que el aire seco frenó un poquito la entrada de miel pero las colmenas siguen produciendo.

El hombre tiene 200 colmenas, un grupo en Centenario y otro sobre la costa del río yendo para el lago de Mari Menuco. En este último sector la miel “sale más clara porque hay mucho poleo, hay distintas floraciones. La que produzco en Centenario es un poco más oscura”.

José explicó que en la zona hay diferentes tipos de floraciones. “Está la horticultura, después hay flor del monte, tuvimos una jarilla que floreció bien y después los lugares donde hay alfalfa”, expuso.

José no siempre fue apicultor sino que cambió de actividad mientras se dedicaba a la fruticultura.
“Era el encargado de una chacra orgánica donde no se utilizan agrotóxicos, allí comencé con unas colmenas fui creciendo empecé de a poquito. Primero había sido un hobby y después fui sumando más cantidad de cajones”, contó.

El productor se jubiló en ese establecimiento frutícola pero no dejó la apicultura.
“Tuve la suerte de tener cerca a gente que tenía más experiencia, conocí productores de Necochea después de La Pampa. Gracias a Dios aprendí un montón, arranqué a los 38 y hoy tengo 58 años”, señaló.

Para él la actividad se mantiene. Su producción de miel oscura se vende a un establecimiento que acopia y se dedica a la exportación. Las más claras las vende en forma particular.


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