Ecos del reseteo
Desde el balotaje de 2023, en el que Javier Milei fue elegido presidente, se habla de un reseteo de la política nacional. Una reconfiguración que sacudió los cimientos de la relación entre partidos y votantes. Este movimiento telúrico del sistema tradicional, impulsado por una comunicación profundamente digitalizada, no deja de sorprender ni de tomar por asalto a quienes no logran interpretarlo. El domingo pasado, La Libertad Avanza confirmó –con una clara victoria en la Ciudad de Buenos Aires- su ascendencia sobre el electorado.
El armado que lidera Karina Milei, hermana del mandatario y pieza clave del denominado “triángulo de hierro”, volvió a mostrar eficacia estratégica. Ya lo había hecho en el norte del país, donde el oficialismo nacional logró imponerse en elecciones provinciales. Allí, las urnas demostraron que el respaldo al Gobierno resistió con éxito los intentos de desdoblar comicios para mitigar la ola libertaria.
Pero el triunfo en la capital fue de una magnitud tal que no solo logró doblegar al PRO tras casi dos décadas y desencajar al expresidente Mauricio Macri, sino que sus esquirlas llegaron hasta las provincias. En varias gobernaciones del interior, que habían respirado aliviadas con victorias oficialistas recientes, se encendieron luces de alerta: lo ocurrido el domingo trastocó las estrategias regionales.
En Neuquén y Río Negro, como en otras jurisdicciones, los gobernadores quedaron atrapados. Están obligados a jugar en las elecciones nacionales intermedias, siempre incómodas para los partidos provinciales. Y saben que el sello de Milei es favorito, incluso más allá de los nombres que lo representen. En La Libertad Avanza lo saben: no reniegan de sus referentes locales, pero tampoco descartan mejorar su oferta con ingresos de último momento.
La obligación responde a las expectativas de revalidar sus credenciales en 2027. La dificultad no reside únicamente en los colores partidarios ni en las disputas de “pago chico” que intentan apropiarse del gen original del fenómeno libertario, sino en la gestión: lejos de los pronósticos más pesimistas sobre el futuro de la administración nacional, el oficialismo ha logrado fidelizar voluntades apoyado en una economía estabilizada.
Las medidas anunciadas esta semana para flexibilizar controles sobre los ahorros, con el claro objetivo de conectar más con la clase media, se combinan con políticas de largo plazo, como la ampliación del gasoducto Perito Moreno (exNéstor Kirchner), y mantienen en alerta a los ejecutivos provinciales. Son decisiones con impacto positivo en la sociedad, que además refuerzan la narrativa oficial frente a las advertencias de algunos sectores económicos, que señalan los riesgos de un dólar barato.
La licitación privada lanzada para ampliar el gasoducto permitirá elevar la capacidad de transporte a 40 millones de metros cúbicos diarios. Esta obra se suma a la ampliación del oleoducto de Oldelval, la construcción del ducto Vaca Muerta Sur y los proyectos de tres gasoductos hacia la costa rionegrina para la exportación de GNL. Entre obras iniciadas en gestiones anteriores y otras nuevas, impulsadas por el actual gobierno, la región no debería tener mayores cortocircuitos con Nación. Y eso complica a los oficialismos provinciales, que ven desdibujarse sus estrategias electorales tradicionales.
Más allá del tipo de cambio aplacado -que influye en las regalías hidrocarburíferas-, la región mantiene un punto de tensión con la Nación: la barrera sanitaria. La medida, casi sin apoyo popular en la Patagonia, es clave para el desarrollo de un sector productivo que propone extender el estatus libre de aftosa sin vacunación -en sintonía con lo que ocurre en el mundo- en vez de eliminarlo y desperdiciar años de inversión y trabajo.
Los ecos del avance de La Libertad Avanza ya se sienten en la región. Resta saber cómo serán interpretados.
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