de volver al poder en Perú
Una multitudinaria movilización protestó en Lima contra la reinstalación de la familia de origen japonés. “No al narcoestado” fue la consigna.
Con Keiko al frente de los sondeos y con posibilidades reales de convertirse en la primera mujer presidenta de Perú, la familia del patriarca Alberto Fujimori sigue marcando el pulso de la vida política del país.
Keiko, con su partido de derecha, Fuerza Popular, es favorita para ganar el domingo la presidencia en el balotaje contra el liberal Pedro Pablo Kuczynski.
Miles de personas marcharon el martes en Lima contra un probable regreso del clan Fujimori al poder. Al grito de “Keiko no va”, “No al narcoestado”, portando coloridas banderolas y pancartas repudiando a la hija del encarcelado expresidente, los manifestantes recorrieron unos cuatro kilómetros alrededor del centro histórico de la ciudad.
A la cabeza de la multitudinaria manifestación marchó la excandidata presidencial del izquierdista Frente Amplio, Verónika Mendoza, quien quedó tercera en la primera vuelta y anunció el lunes su apoyo al liberal Kuczynski con el fin de impedir un triunfo de Keiko.
A la sombra del “Chino”
Descendiente de emigrantes japoneses, Keiko Sofía nació a la sombra de la presidencia de Alberto Fujimori, ‘El Chino’, quien actualmente purga una condena de cárcel de 25 años por corrupción y crímenes de lesa humanidad perpetrados durante sus diez polémicos años de gobierno.
Durante ese periodo, declaró una guerra sin cuartel a Sendero Luminoso y con ayuda de su mano derecha, Vladimiro Montesinos, se perpetraron en Perú todo tipo de violaciones de los derechos humanos, sobornos, chantajes y corrupción. Como en una telenovela latinoamericana, no faltaron el nepotismo, las traiciones, los amores y los despechos. Empezando por su esposa, Susana Higuchi. Hija también de inmigrantes japoneses, en 1992 denunció a los hermanos de su entonces todopoderoso marido, por apropiarse de donaciones japonesas para ciudadanos pobres. Ese mismo año, el patriarca Fujimori dio un autogolpe en connivencia con militares y disolvió el Congreso para reescribir una Constitución a su medida.
En los comicios de 1995, y tras un traumático divorcio, Higuchi trató de desafiarlo en las urnas, pero su astuto exmarido había hecho aprobar una ley que prohibía a los familiares cercanos aspirar a sucederle, lo que la expulsó de la carrera presidencial.
Tras el divorcio de sus padres, Keiko ocupó a los 19 años el puesto de primera dama en sustitución de su madre.
Voto cautivo y el temor
a una promesa
La sombra de un enfermo Alberto Fujimori, de 77 años, persigue a su hija, aspirante a convertirse en la primera mujer en dirigir los destinos del Perú.
Para bien: porque mucha adhesión es por el voto cautivo heredado de su padre.
Para mal: porque muchos temen que, si llega, perdone al padre, como prometió en su anterior campaña presidencial.
Con Keiko al frente de los sondeos y con posibilidades reales de convertirse en la primera mujer presidenta de Perú, la familia del patriarca Alberto Fujimori sigue marcando el pulso de la vida política del país.
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