El doble crimen de los hermanos Zani tiñó de sangre un festejo navideño en un campo

Uno de los jóvenes sacó a bailar a la esposa del imputado, que enfureció. Hubo una fuerte discusión, que finalizó con las dos víctimas baleadas por el marido, que está detenido.

Caminó por el terreno escarpado a oscuras, con el corazón que casi le explotaba por la angustia. Una de sus manos sangraba por el corte profundo que había sufrido en sus dedos. No sentía dolor por esa herida. Silvana Etchever solo quería encontrar señal de celular en ese monte cerrado por la vegetación para pedir ayuda. Dio vueltas. Se cayó varias veces y gritó desesperada, pero nadie escuchó. Regresó a la estancia donde su esposo y su cuñado agonizaban y con las pocas fuerzas que le quedaban salió en otra dirección para ir en busca de auxilio. El autor de los disparos había escapado. A esa altura de la madrugada, la celebración de Navidad ya se había teñido de sangre.

La tragedia ocurrió en un campo de la zona del Pedregoso, a unos 35 kilómetros de Villa La Angostura. Allí, los hermanos Julio Raúl y Rubén Alejandro Zani, nacidos y criados en la Villa, fueron asesinados a balazos. No hay antecedentes en esta localidad y los alrededores de un doble homicidio. El imputado por los crímenes es José González Aguilar, de 54 años, que está detenido con prisión preventiva.

Margarita Juan relata a Río Negro que con su esposo, Rubén Alejandro Zani, su hijo de 8 años y sus padres llegaron la tarde del 24 de diciembre al campo para compartir la Nochebuena. Un tío que cuida esa estancia los había invitado a comer un asado en familia.

González Aguilar ya estaba en el lugar con su esposa y su hija adolescente. Margarita asegura que ni ella ni su esposo lo conocían. Era un invitado de su tío. Silvana tampoco lo había visto antes. Aunque el acusado tiene domicilio en Villa La Angostura.

Cenamos todo tranquilo”, recuerdan las mujeres. Todo transcurrió en el patio, cerca del fogón. Llegó el momento de los brindis y González Aguilar quiso amenizar con música la sobremesa. Encendió la radio de su camioneta Toyota Hilux, y en pocos minutos se armó el baile. Durante un buen rato todo fue alegría y celebración. Nadie imaginaba que la muerte merodeaba por el lugar.

Margarita cuenta que en un momento su marido fue a sacar a bailar a la esposa de González Aguilar. Allí, se encendió la mecha de la discordia. El hombre enfureció y le recriminó de mala manera a la mujer que bailara con otro hombre.

La esposa del agresor para evitar un mayor escándalo se retiró hacia la carpa donde dormía su hija.
Uno de los hermanos Zani le dijo en tono jocoso: “andá a dormir antes de que te pegue un bife”. “Ojo con lo que decís, no sabés con quién te estás metiendo”, respondió González Aguilar, que tomó un cuchillo y atacó a Julio.

Silvana cuenta que se interpuso y sujetó el arma blanca con una mano para impedir que apuñalaran a su esposo. Por eso, ella sufrió un corte en los dedos.

Salí a buscar ayuda al cerro con la esperanza en mi corazón de salvarlos a los dos (…) Murieron dos personas honestas”.

Silvana Etchever, esposa de Julio Raúl Zani, asesinado el 25 de diciembre pasado.

A raíz de esa situación violenta, el tío de los hermanos Zani le pidió a González Aguilar que se fuera. El hombre se retiró, buscó a su esposa y su hija, que estaban en una carpa y, luego, subieron a la camioneta.

Cuando intentó irse, se equivocó de camino y se metió en un arroyo, no muy profundo, pero la camioneta quedó colgada y no pudo avanzar.

Julio Raúl Zani, una de las víctimas. Tenía 28 años y era nacido y criado en Villa La Angostura. Dejó una nena de 7 años. Era jardinero.

Según la hipótesis fiscal, el conductor descendió de la Toyota que estaba en marcha y observó que Julio se aproximaba con un rastrillo. Sacó un arma de fuego calibre 45 y efectuó cuatro disparos. Uno de los proyectiles dio en el pecho de Julio y otro alcanzó a Rubén Alejandro, que estaba más lejos. Nadie entendía nada. En los alrededores había fieles de una congregación religiosa, que acampaban en ese lugar, y que despertaron, sobresaltados, por las detonaciones de arma de fuego. Pero nadie se animaba a intervenir por temor a ser baleado.

Silvana cuenta que en su desesperación subió al cerro para buscar señal de celular y pedir ayuda. “No sé cuantos kilómetros caminé”, manifiesta.

Estima que deambuló por el cerro alrededor de media hora, sin ningún resultado. Regresó al lugar donde su esposo agonizaba y su cuñado estaba malherido. Pidió que resguardaran a su nena y salió otra vez a buscar ayuda.
Cuenta que las personas que acampaban le indicaban que no se alejara porque el agresor había escapado armado y podía estar en las inmediaciones. Su intención era detener algún auto que pasara por la ruta nacional 40 para solicitar auxilio. Nadie circulaba a esa hora de la madrugada por esa ruta que comunica Bariloche y Villa La Angostura. Cuando regresó su esposo estaba muerto y su cuñado, grave.

Rubén Alejandro Zani, otro de los asesinados. Era apasionado por el campo y los caballos. Tenía 36 años y una familia que quedó destrozada por su muerte.

Mi marido llegó a la rastra, no podía caminar y cuando lo vi herido le grité a Aguilar que por favor no le tire más. Ya había matado a mi cuñado. Es terrible todo lo que pasó”, rememora Margarita. Su esposo recibió un proyectil que perforó su abdomen y causó lesiones graves.

Después de una larga espera, una ambulancia llegó y trasladó a Rubén Alejandro, herido, hasta el hospital de Villa La Angostura. Después, lo derivaron al hospital de San Martín de los Andes, donde murió dos días después.
El agresor en la huida arrojó el arma que policías de la comisaría 28 y del grupo de búsqueda y rescate de Villa La Angostura hallaron en esa zona.

Alrededor de las 6.30 del 25 de diciembre, detuvieron al sospechoso, a pocos kilómetros del lugar de la tragedia, revelaron fuentes judiciales. Horas después, compareció ante el juez de garantías Juan Pablo Balderrama, en la audiencia de formulación de cargos.

Me quedó como una película en la cabeza todo lo que pasó esa madrugada (…) Queremos justicia, porque ellos no se merecían eso”.

Margarita Juan, esposa de Rubén Alejandro Zani, una de las víctimas.

El fiscal del caso Adrián De Lillo lo imputó por el homicidio de Julio Raúl Zani y las lesiones graves de su hermano. Pidió 4 meses de prisión preventiva mientras se desarrolla la investigación. El acusado estuvo asistido por la defensora oficial Sol Valero. Balderrama admitió los cargos, pero solo dispuso 2 meses de preventiva. Tras la muerte de Rubén Alejandro, el fiscal deberá reformular los cargos.

“Mi marido era un gran compañero de vida, una excelente persona. Quiero que se haga justicia”, exigió Silvana. “Que le gente se entere que en Villa La Angostura también matan. Y esto no tiene que pasar nunca más”, aseveró. “Queremos justicia. No vamos a quedarnos tranquilas”, afirmaron Margarita y Sonia Zani, hermana de las víctimas.

Recusaron al juez Balderrama por falta de imparcialidad

Las viudas de los hermanos asesinados Julio y Alejandro Zani, que se constituyeron en querellantes, con el patrocinio del abogado Cristian Pettorosso, recusaron al juez natural de la causa Juan Pablo Balderrama por falta de imparcialidad. Advirtieron que es la pareja de la defensora oficial Sol Valero, que asiste al imputado José González Aguilar.

“Son pareja. Entonces, es inaceptable que el juez sea testigo involuntario de la estrategia que va a exponer la defensora”, sostuvo el abogado. “No estamos litigando en igualdad de condiciones”, alegó.

Balderrama intervino en la audiencia de formulación de cargos que se hizo el 26 de diciembre pasado. Allí, el fiscal del caso Adrián De Lillo imputó por homicidio simple al acusado y por las lesiones graves de Alejandro Zani, que murió horas después. Por eso, la fiscalía debe reformular la acusación contra González Aguilar, que está detenido con prisión preventiva.

“Esto se sabe hace muchos años acá en el pueblo y no se habla”, aseveró Pettorosso, que asumió la querella después de la audiencia de formulación de cargos. “No se puede permitir una farsa, un circo”, aseguró. Recordó que en agosto pasado recusó a Balderrama por el mismo problema, porque su pareja defendía a otro imputado, y en ese expediente él se apartó. “En esa ocasión, el juez acepta la recusación por el temor a la parcialidad, pero ahora no se aparta”, planteó.

Dijo que recurrió la decisión y una jueza del Colegio de Jueces resolvió a favor de Balderrama, porque afirmó que no está probada la parcialidad. Por eso, adelantó que irá al Tribunal de Impugnación provincial.


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