El fervor religioso desbordó Río
AP
RÍO DE JANEIRO (AP/DYN/DPA).- El papa Francisco vivió una tumultuosa acogida en Río, donde el operativo de seguridad fue desbordado por miles de personas que interceptaron el modesto coche en el que el sumo pontífice viajaba desde el aeropuerto de Río a la catedral metropolitana para intentar tocarlo y tomarle fotografías. El portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, aseguró sin embargo que Francisco “no tuvo miedo” y, al contrario, “está muy contento de esta acogida y de la manera en que Río y Brasil expresaron entusiasmo y amor por él”. El ambiente fue el de la llegada de una estrella de rock, festivo, lleno de vivas a Francisco, en una espera donde los fieles se disputaron metro a metro un sitio de privilegio en las calles donde tenía previsto pasar el papa. Los momentos de tensión se produjeron luego de la llegada del papa a Río. Tras ser recibido en el aeropuerto por la presidenta Dilma Rousseff, Francisco se dirigió a la Catedral Metropolitana a bordo de un Fiat Idea, tipo auto de clase media en Brasil, sin blindaje, en el que viajó con la ventanilla baja. Por un error del chofer, el auto ingresó en una pista cuya parte derecha estaba totalmente bloqueada por autobuses estacionados, lo que obligó al vehículo del papa a reducir la velocidad. Allí, la multitud rodeó el auto sosteniendo teléfonos móviles en un intento por fotografiar al pontífice. Algunos llegaron incluso a poner el brazo dentro del coche antes de ser alejados por los guardaespaldas de traje negro. “Hubo un momento en el que el vehículo tomó una ruta equivocada y se quedó bloqueado”, relató Lombardi. Según Lombardi, el secretario de Francisco se asustó al ver la multitud que cerraba el paso al vehículo, pero la reacción del pontífice fue distinta. “El papa estaba siempre sonriente y saludando a la gente con la mano. No tuvo miedo”, aseveró. Más tarde, miles de personas con fuerte presencia de argentinos, se congregaron en los alrededores de la catedral San Sebastián para saludar a Francisco a su paso abordo del papamóvil abierto. “Viva el Papa, viva Brasil, viva Argentina”, gritaba un grupo de jóvenes con banderas de varios países y que se abalanzó sobre los guardias de seguridad en la explanada. “Si ésta no es la Iglesia, la Iglesia dónde está”, vociferaba desde uno de los puentes una niña con el escudo venezolano, mientras una adolescente brasileña lloraba de rodillas en el mismo lugar. “Queremos que el papa nos muestre esa Iglesia abierta, de todas las nacionalidades, que es lo que nos reúne hoy”, dijo la argentina Eliana Tardivo, de 23 años y oriunda de Santa Fe.
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