El gobierno de Neuquén no descarta pagar salarios sin aumentos

Se evalúa diferir el incremento para cuando los ingresos se normalicen. La provincia aguarda un auxilio de Nación para pagar los salarios de abril.

El gobernador Omar Gutiérrez enfrenta horas decisivas para definir si le otorga a los estatales el aumento salarial comprometido o posterga su pago hasta que los ingresos se recuperen. La provincia se encuentra gestionando el envío de asistencia financiera de parte de Nación y, de esos resultados, dependerá buena parte de la decisión que tome el mandatario en los próximos días.

El ministro de Economía, Guillermo Pons, inició el viernes una serie de encuentros con los representantes de los sindicatos estatales para mostrar la caída de recursos que experimentó la provincia en abril y el panorama aún más complejo que se espera para mayo. Los efectos de la pandemia del coronavirus sobre la economía de Neuquén empeoraron una situación que ya era mala por la crisis del petróleo internacional.

La masa salarial de los trabajadores de los tres poderes del Estado representa una erogación mensual de unos 8.000 millones de pesos, apenas 900 millones menos de lo que ingresará en abril a la Tesorería de la provincia. Si se otorgara el aumento del 8% a los escalafones que tienen acuerdos firmados, Gutiérrez debería contar con al menos 340 millones de pesos más. La cifra se elevaría por encima de los 500 millones si incluyera también al sector docente, que no firmó la suba salarial, o a los empleados municipales.

Una posibilidad que se evalúa en la Casa de Gobierno es la de diferir el pago del incremento para un momento donde la incertidumbre sea menor y las cuentas de la provincia comiencen a normalizarse.

Es que el gobierno no puede comprometerse a liquidar los sueldos de este mes con el 8% de suba correspondiente a la inflación del trimestre si no tiene aún la seguridad de que el dinero para afrontarlo vaya a estar. La alternativa sería asumir esa “deuda” y prometer su pago más adelante.
Los sindicatos estatales se han mostrado cautos en los reclamos, hasta el momento, y la mayoría se limitó a pedir certezas sobre qué pasará con los haberes de abril.

La postergación del aumento podría ser una carta de negociación pasible de tolerar, a diferencia de una reducción salarial como están planteando otras provincias (o como hizo Neuquén en la década del 90, en el contexto de una crisis del petróleo similar a la actual).

Gutiérrez también debe equilibrar la expectativa de los trabajadores estatales con la de los intendentes, en virtual bancarrota por la caída de la recaudación propia y los envíos de coparticipación por efecto de la crisis.


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