El mago Jinaru de Choele: a los 12 años crea ilusiones

A los 8 años Genaro Garro Arroyo comenzó a estudiar magia a distancia y cuatro años después, sorprende en confiterías y fiestas de Valle Medio, en las que deja al público con la boca abierta.

“La magia me gusta porque sorprende; me gustan las ilusiones, los trucos con cartas son mis preferidos. Veo la cara de la gente que se pregunta ‘¿Cómo lo hizo?’ y disfruto mucho”. El mago Jinaru confiesa que antes de subir al escenario se pone nervioso y a veces le da miedo que algo no salga bien, pero una vez arriba, cuando ve a su público, pasan cosas misteriosas.

Genaro Garro Arroyo tiene 12 y es de Cholele Choel. El fin de semana pasado, en uno de los bares de la ciudad, iba por las mesas con sus cartas y sorprendía a todos. Dos días después, en la mesa de su casa, con su mamá Romina y su papá Mauricio se junta a hablar sobre sus aprendizajes en el mundo de magia, lejos de Hogwarts, pero muy cerca del Río Negro.

A los 8 años, y durante un cumpleaños, Genaro Garro Arroyo descubrió la magia.

A los 8 años, en el cumpleaños de su tío, Genaro se encontró con el primer mago de su vida y lo sorprendió tanto, que pidió para su cumpleaños un show de magia. El mago contratado aceptó la invitación a la fiesta pero con una condición, Genaro debía ser su ayudante. Así pasó con éxito su debut frente a sus amigos.

Cuando comenzaron las clases llegaría una sorpresa. Los maestros les contaron que la fiesta de fin de curso sería sobre un circo. De manera inmediata los que habían estado en su cumple dijeron, “tiene que ser el mago”. Como Genaro es inquieto comenzó a buscar en Youtube videos y cosas para hacer. Si iba a estar ante el público debía estar preparado.

Entre páginas y videos de magia aparecieron un par de clases gratis de iniciación que hizo de inmediato. Después le proponían unas clases con un mago español, pero el papá le buscó un curso en argentina con Círculo Mágico, que ofrecía cursos a distancia. Así Genaro se comenzó a estudiar y hasta se puso un nombre artístico.

“Tengo mi remera de magia y ponerme Jinaru se me ocurrió cuando puse mi nombre en Google y lo empecé a ver en otros idiomas, me gustó como quedaba en árabe”, dice.

En los bares de la ciudad los fines de semana sorprende.

En 2019 viajaron en familia a Buenos Aires, al Parque de la Costa, y después de mucha diversión eligieron ir a cenar a una confitería llamada Bar Mágico, en la que dieron un show. No conocían a su profesor, pero dio la casualidad que estaba allí.

Allí les sugirieron que busquen a Henry Evans, un campeón mundial de magia y comenzó a cursar en su escuela. Genaro mandaba sus trucos y les hacían la devolución. Ese año, lo invitaron a participar a un concurso de magos en Buenos Aires. Fue la primera experiencia en un escenario gigante, lleno de gente. Hizo magia de cerca, y quedó cuarto con mención especial.

Al volver al pueblo, empezó a hacer shows en las confiterías, lo contrató la municipalidad para hacer un show en el río, hizo el cierre de los carnavales en Chimpay, y fue el artista de lujo en el jardín de infantes de su hermano Lorenzo. En 2020 siguió con sus clases on-line y para marzo iba a hacer un show grande con sus profesores, pero días antes todo se cerró por la pandemia.

Con su profesor Henry Evans, un campeón mundial de magia

“El año pasado tomó clases por zoom y pudo interactuar con sus compañeros y participó de manera virtual del campeonato de magia, que se hizo con participantes de otros países. Allí, con los votos de público sacó el segundo lugar y el cuarto por votos del jurado”, cuenta con orgullo su papá Mauricio.

En este momento sigue con sus estudios y en familia arman cada show. Su mamá Romina, confiesa que su hijo la acercó a la magia. “Nos gustaba ir a ver magos, pero no teníamos un fanatismo que podemos tener de verlo a él. Gena empezó a enseñarnos de magia, vimos lo que se podía hacer, los campeonatos”, cuenta.

Cada vez que le avisan que tiene un show, el elige los trucos y practica. Su papá prepara la iluminación, con su mamá organiza el orden de los trucos, su hermana Sofía y Lorenzo hacen su aporte. “La gente antes se imaginaba que un nene haciendo magia sacaría la caja de magia que venden en la juguetería, pero cuando ven lo que hace quedan muy sorprendidos. Su mejor público, siempre lo encontró en el jardín de infantes donde los compañeros de su hermano quedaban maravillados. Por ahí vamos por las calles y dicen, ‘mirá mamá el mago’”, dice su mamá.

Su mejor público los niños de jardín de infantes.

Los trucos con las cartas son su fuerte, pero le gustaría completar su plantel de magia con conejos y palomas, aunque para poder hacerlo, tiene que hacer un hechizo para convencer a su mamá.

Genaro confiesa que cuando arrancó le costaba, porque no es una actividad habitual, pero siempre tuvo buenas devoluciones y lo hizo con pasión. “Mi misión es divertir a la gente, sorprenderla. Una de mis películas favoritas es Harry Potter. Al principio, mis amigos a veces se burlaban, pero ahora ya no tanto. Me gusta ser mago, capaz que de grande siga, o capaz no, lo veré después”, concluye Genaro con timidez.


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