El Museo de la Patagonia reabrió en Bariloche luego de una larga espera

Estuvo cerrado 16 meses y desde esta semana comenzó a recibir público. El primer día fueron 80 personas a visitarlo, muchos de ellos residentes. Está abierto en horario cortado.

Una de las alteraciones impuestas por la pandemia de coronavirus que tuvo menos difusión, a pesar de que mantuvo por 16 meses, fue el cierre del Museo de la Patagonia, que este miércoles volvió a recibir visitantes por primera vez desde marzo de 2020.

El director, Eduardo Pérez, dijo que en todo ese período trabajaron puertas adentro, con tareas pendientes de limpieza, la adecuación de espacios, reordenamiento de archivos documentales y atención a los pedidos de investigadores. “Pero la satisfacción de iniciar esta nueva etapa no se compara con nada -afirmó-. porque para un museo lo más importante es el vínculo con la gente”.

Con sus espacios renovados, nuevos conceptos de “interacción” con los visitantes y estrictos protocolos sanitarios, el museo ubicado en el Centro Cívico volvió a exhibir sus valiosas colecciones de historia regional, ciencias naturales, pueblos originarios y testimonios de los orígenes de Bariloche.

Ya en marzo pasado (en vísperas de Semana Santa) el museo estuvo a punto de abrir, pero tuvo que postergar esos planes ante un nuevo decreto restrictivo del gobierno nacional. Pérez dijo que actualmente tienen ocho empleados pero solo cinco trabajan en forma presencial.

El Museo de la Patagonia tiene colecciones de pueblos originarios. Foto: Alfredo Leiva

Para poder abrir se aseguraron de estar todos vacunados, y aplican además estrictos criterios de “aforo” y sanitización. No pueden permanecer dentro del museo más de 40 personas en forma simultánea, y un máximo de 6 por sala. El ingreso y salida es por la misma puerta, junto a la Biblioteca Sarmiento. Un recorrido promedio dura 30 minutos. Si la demanda de público excede lo previsto pueden abrir una puerta alternativa que permite salir a la calle por el ala sur.

Hay control de temperatura y alcohol a disposición, además de ventanas abiertas para asegurar la circulación de aire. Pérez dijo que esto último funcionó sin problemas en los primeros dos días porque hubo clima templado, pero entienden que no será lo mismo en jornadas más frías. “Entornaremos un poco las ventanas, pero no se pueden cerrar, y la calefacción ayudará a compensar”, sostuvo el director.

Verónica Yagode es guía de turismo, encargada de la recepción de visitantes, y se mostró muy entusiasmada por el resultado de la apertura. Dijo que el primer día ingresaron 80 personas, “que es un buen número, pero no tanto como para que se arme cola en la puerta”, que era uno de los temores, debido al aforo reducido. Contó que los primeros en trasponer la puerta fueron tres rosarinos que viajaron en familia a Bariloche y que “se emocionaron” al saber que nadie había recorrido esas salas en más de 16 meses.

El Museo recibe a los visitantes con estrictos protocolos sanitarios. Foto: Alfredo Leiva

Yagode señaló que muchos de los interesados en ingresar al Museo luego del prolongado cierre fueron barilochenses “que no lo conocían”. También hubo turistas, por supuesto, pero “se siente bastante la falta de brasileños y chilenos”, aseguró la joven. El turismo extranjero era hasta 2019 un porcentaje considerable del público habitual del museo, que pertenece a Parques Nacionales.

La entrada que se cobra -solo a los mayores- es un “bono contribución” de 100 pesos y el horario de funcionamiento es de lunes a viernes de 10 a 12.30 y de 14 a 17.

En la prepandemia, en días de alta temporada turística, llegaron a recibir 400 personas en una tarde, lo cual hoy sería imposible por las limitaciones sanitarias. Aun así la demanda es mucha porque ante la falta de nieve, los turistas buscan paseos y actividades alternativas.

“No sé cómo han hecho otros museos porque nosotros estuvimos enfocados en ésto, en todos los trabajos internos y en el plan de reapertura”, dijo Pérez. Pero señaló que el protocolo que adoptaron cumple con lo exigido por Parques Nacionales y sería el mismo que se aplica en museos de Buenos Aires. Uno de las reglas que aplican es tomar los datos de los visitantes y anotar al menos un teléfono por grupo, “para contactarlos si hiciera falta” ante la comunicación de un contagio de Covid.

Un sector del museo de la Patagonia está dedicado a las ciencias naturales. Foto: Alfredo Leiva

Pérez señaló que cambiaron el área de recepción e información al visitante, colocaron televisores, que difunden datos de interés en forma permanente y otra novedad es la disposición de paneles para que el público pueda dejar sugerencias sobre “qué museo quiere” y en qué se podría mejorar. Esa interacción está organizada a partir de palabras claves como “desierto”, “genocidio” y “mujer en la Patagonia”.

Pérez dijo también que el Museo de la Patagonia tiene en exhibición apenas el 5% del material disponible y que en “reserva” cuenta con “una amplísima colección de entomología, taxidermia, una pinacoteca con más de 300 cuadros, cerámica, textiles, gran cantidad de mapas y muchísimo material de historia de la Patagonia”.


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