El regreso a las escuelas: alegría, muchas precauciones y algunas dudas

Docentes y directivos aseguran que todo salió de acuerdo a los protocolos y esperan que no hay un rebrote de Covid que imponga nuevos retrocesos.

La rutina de la educación presencial empezó a tomar forma en las escuelas de esta ciudad, donde los docentes y directivos aseguran que todo salió de acuerdo a los protocolos y esperan no tropezar con un agravamiento del brote de Covid que imponga nuevos retrocesos.

La directora de la escuela 328, Daiana Almonacid, dijo que la presencialidad era muy esperada y que “algunos chiquitos se comportaron con algún temor”, en especial el primer día. Para muchos el debut fue ayer, porque si bien las clases empezaron el miércoles, la actividad estuvo condicionada por los paros.

Dos jóvenes padres, Emanuel y Maira, fueron a media tarde a buscar a su hijo que empezó primer grado en la escuela 16 y aseguraron que “hacía falta” el hábito de ir a la escuela y el intercambio con los compañeros. “Está chocho, feliz, con mucho entusiasmo -dijo Emanuel sobre su hijo-. El año pasado se hizo muy largo. Él pudo aprender algo de escritura porque nosotros lo acompañamos, pero yo me compadezco de los chiquitos que no tienen esa posibilidad”.

“¿Con quién te tocó el recreo? ¿te dieron tarea?” fueron algunas de las preguntas que se escucharon en la puerta de las escuelas, y que no resonaban desde marzo pasado. Algunos padres esperaron a sus niños con el teléfono listo para las fotos, conscientes de que se trataba de un momento para recordar.

Valeria y su hijo Taiel (segundo grado, también en la 16) cumplieron con ese ritual antes de emprender el regreso a casa. Valeria dijo que una de las cosas que les subrayaron en las reuniones previas es que la merienda no se puede compartir y los útiles tampoco.

Entre tantas cosas nuevas, los chicos deben acostumbrarse a usar el barbijo tres horas ininterrumpidas, porque éso es lo que duran los turnos en esta etapa. “En la intimidad de su casa claro que lo usarían mucho menos, pero esto es otra cosa”, explicó María Inés Ganga, directora de la escuela 266. “A veces se bajan el barbijo para comer, o para gritar algo en el recreo si no los escuchan, son cosas que se irán adaptando”, afirmó.

Según la docente, “tanto padres como alumnos están muy contentos con la vuelta a las aulas” y esa actitud ayuda mucho. “¿Qué más podemos pedir?”, señaló.

Flores en el piso

En la 266 docentes y porteros se propusieron hacer más acogedora la bienvenida y en vez de pintar líneas o piecitos en el suelo, para demarcar el distanciamiento prefirieron pintar flores. Según la directora, “es un detalle que los chicos valoran, y empezó a funcionar”.

Dijo que la principal inquietud de las familias tiene que ve con los horarios escalonados de entrada y salida, que se organizaron por subgrupos, cada 15 minutos. En la escuela 266 son 700 alumnos y es imposible atender pedidos particulares, explicó Ganga. La única solución para los que tienen hermanos o problemas para combinar con el horario de trabajo es esperar su turno en el exterior de la escuela.

Varias directoras consultadas admitieron que por ahora el clima ayuda, pero es una incógnita saber cómo lo organizarán cuando empiece a llover y lleguen las temperaturas invernales.

Más termómetros

Los protocolos se cumplieron a rajatabla, con grupos divididos a la mitad que rotan semana a semana, con aplicaciones de alcohol en gel, sanitización de las mochilas, con toma de temperatura en el ingreso y limpieza permanente de los sanitarios. Uno de los problemas prácticos de estos primeros días fue la escasez de termómetros.

En la escuela 44 de Puerto Moreno solo tienen dos y la directora, Susana Gómez, dijo que van a comprar más porque si no “en los horarios de ingreso se amontonan los chicos en la puerta” a la espera del control de  temperatura, lo cual puede ser un problema mayor con temperaturas bajas.

Jorgelina Mazzuco, directora de la escuela 324 de Los Coihues, dijo también que se organizan “día a día, en los pequeños detalles” y que la “bimodalidad” pedagógica, presencial y virtual, todavía tiene varios cabos sueltos. Señaló por ejemplo la dificultad para coordinar la tarea de los docentes y grados que trabajan por áreas.

Dijo que en la escuela de Los Coihues (con 250 alumnos) “con el ingreso escalonado no hubo grandes problemas, pero a la gente le cuesta entender que tienen que pedir un turno previo para cualquier trámite, como obtener un certificado de escolaridad”, cuando antes era solo entrar a la escuela y solicitarlo en secretaría.

Sin merienda

La decisión de Educación de suprimir las meriendas y refrigerios también es otra diferencia con la escuela de la prepandemia y es un déficit que se nota, admitieron las docentes. En la escuela 328 son varias las familias con necesidad, cuyos hijos contaban con ese refuerzo alimentario. “Había comida y ahora no hay, es una realidad -dijo la directora Almonacid-. Nos preocupa, porque algunos chicos vienen de hogares de pocos recursos. El problema es la manipulación del alimento, por eso entregarles un pan con dulce está descartado. Pero Educación está viendo de distribuir barritas o alguna fruta a la salida”.

Dijo no obstante que “recuperar la presencialidad es muy importante, los chicos lo entienden así y se portan muy bien. La escuela en contacto directo tiene otra dinámica y lo importante es cuidar ésto, para que no se vuelva a perder. Respetar los horarios, sostener los agrupamientos, incluso en los recreos. Si baja la pandemia tal vez dentro de no mucho puedan volver los grados completos”.


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