El transporte de Bariloche, con subsidios congelados y en crisis terminal

Todos esperan una solución que llegue desde Nación. La venta de boletos de Mi Bus en cuarentena cayó el 90% y solo se presta el 30% de las frecuencias.

El transporte urbano no volverá a tener la masividad que exhibió hasta marzo pasado, al menos en el corto y mediano plazo, y la caída estrepitosa de ingresos pone al servicio al borde del abismo, según reconocen desde el gobierno municipal.

Por efecto de la cuarentena, reforzada por la campaña para desalentar el uso de los colectivos, la venta de pasajes es apenas simbólica y no encuentra compensación por ahora en los subsidios del Estado. La continuidad del transporte sólo está medianamente asegurada en el área metropolitanta de Buenos Aires (Amba). En las provincias, en cambio, la situación es inviable.

Bariloche ya vivió dos minicrisis a comienzos de abril y de mayo, con paros de la UTA por los atrasos salariales, Pero hoy el servicio continúa disponible, con frecuencias reducidas al 30%. Una situación que envidiarían los pasajeros de otros puntos del país, donde los colectivos dejaron de circular por medidas de fuerza desde hace 20 días. El gerente de la Federación Argentina de Transporte Automotor (Fatap), Marcelo Hasse dijo que esperan definiciones del gobierno nacional hace varias semanas. Ante el silencio decidieron recurrir a la comisión de Transporte de Diputados. Allí dijeron entender la gravedad de la situación y prometieron una ley para rescatar al transporte de las provincias. Pero no sería de inmediato.

Hasse le dijo a RÍO NEGRO que para el Interior “no hay acompañamiento de subsidios” que atiendan la drástica caída de la actividad “y tampoco compensaciones fiscales”, ya que el transporte urbano -a diferencia de la larga distancia- quedó afuera de la ayuda ATP que dispuso la Nación para el pago de salarios.

El jefe de gabinete municipal, Marcos Barberis, admitió que la concesionaria local Mi Bus perdió cuantiosos ingresos por falta de pasajeros “pero tiene que pagarle igual a los 250 empleados”, que representan “entre el 82 y 83% de su costo operativo”. El único ahorro corresponde al combustible (por la mengua de kilómetros recorridos), pero lejos está de equiparar la baja en la venta de boletos, cifrada en un 90%. El municipio, aquejado por su propia escasez de recursos, redujo de 9 a 4 millones de pesos mensuales el subsidio a Mi Bus y la provincia y Nación mantuvieron los mismos montos que antes de la pandemia.

Barberis dijo a modo de consuelo que “el sistema está muy complicado en todo el país” y la solución debería provenir del gobierno nacional. Señaló que esta semana enviarán, a pedido de Transporte, un informe detallado con todos los números, y ya recibieron comentarios positivos por el manejo que Bariloche hizo de la crisis desde marzo hasta hoy.

Las reuniones de los intendentes, el gremio y la patronal con el ministro de Transporte Mario Meoni y con otros funcionarios se suceden una tras otra, pero las soluciones no aparecen. El jueves pasado los intendentes de Córdoba, Rosario, Paraná y Santa Fe pidieron una solución “urgente” para resolver el problema, que los tiene sin transporte desde hace dos semanas. Aseguraron que la situación actual es “insostenible” y se quejaron por “la distribución desigual de los subsidios nacionales”.

Barberis dijo que hasta el inicio de la cuarentena la Nación destinaba 40.000 millones de pesos anuales al transporte del AMBA y sólo 4.000 millones a todo el Interior.

El intendente Gustavo Gennuso también se mostró preocupado por el asunto. Dijo que la Nación antes de la pandemia había pedido tiempo para anunciar “en abril” un nuevo esquema de subsidios. Pero hasta hoy no hay novedad. Admitió que hay diálogo permanente, pero también mencionó “el riesgo de que Nación diga `hasta acá llegamos, hagan todos los paros que quieran, no vamos a aportar más´”.

Aceptó que al desalentar desde el discurso público el uso del transporte, con la obligación de viajar sentado y otras restricciones, la situación se complica cada día más “y en algunos lugares las empresas se van”. Pero según Gennuso “en el mediano plazo ésto se va a tener que acomodar, porque es contradictorio” con la defensa que siempre hizo el municipio del transporte como el medio más sustentable desde el punto de vista urbanístico, en contraposición con el sobreuso del auto.

Admitió que “si no hay decisiones rápidas del gobierno nacional es difícil imaginarse el futuro del servicio”. Dijo que no debería desaparecer porque “es necesario”, pero no puede continuar “sin nuevas reglas de juego”.

Números determinantes

Hasse dijo que “las lecturas que tiene Nación del conflicto a veces no coinciden” con las del empresariado del sector y por eso se dilatan las soluciones. Admitió que la ecuación actual es inviable porque “en Amba el 80% del dinero que perciben las prestadoras proviene de subsidios y la tarifa aporta entre un 20 y un 30%, según el corredor. Mientras que en el interior es al revés”.

Reconoció que la política también juega y entorpece el debate. “He visto muchos funcionarios de Nación que son del interior, pero cuando llegan son peores porteños que los mismos porteños -aseguró-. Es un problema y para resolverlo hay que saltear la política, porque también pasa que los reclamos no son suficientemente enérgicos cuando el intendente tiene afinidad con el gobierno nacional”.


El transporte para escolares


Si el futuro del transporte urbano en general es incierto, agregarle la vuelta a clases no haría más que acelerar el colapso. Gennuso dijo que evalúan alguna alternativa como poner transporte distinto y especial para los estudiantes, con boleto gratuito como hasta ahora, pero con participación provincial, porque sería “impagable” para el municipio.

Hasse también admitió que “la vuelta al colegio va a ser otro problema”, y que tendrá implicancias desde lo económico y también “desde lo psicológico” por el temor al contagio y a la posibilidad de que los chicos lleven el virus a sus hogares.

Admitió que el rediseño del sistema debe ser “total”, probablemente con “unidades identificadas” y un servicio “parecido a Uber”. Dijo que en cualquier caso “algunas ciudades no van a poder contar con el transporte urbano como alternativa constante”.


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