El turismo estudiantil cayó un 20% y buscan fórmulas para relanzarlo

El objetivo del sector empresario es estudiar las preferencias de las nuevas generaciones que ven en Bariloche un clásico para los viajes de fin de curso. Entre los indicadores detectan que para los estudiantes del norte del país, Brasil resulta más conveniente como destino. Después Carlos Paz.

El turismo estudiantil experimentó en el último año una caída en el número de pasajeros cercana al 20% y los operadores de este segmento estudian fórmulas para recuperar el terreno perdido.


La Asociación de Turismo Estudiantil de Bariloche tiene en elaboración un estudio de mercado para identificar los intereses y preferencias de “la nueva generación” de egresados, que mantienen a Bariloche como “clásico” para sus viajes de fin de curso, aunque el “producto” es cada vez menos masivo.

El presidente de Ateba, Víctor Alfaro, dijo que en lo inmediato la principal competencia es Camboriú y en segundo término Porto Seguro (otro destino brasileño), que resultan especialmentes convenientes para las ciudades del norte del país.

Cuba y Carlos Paz (en Córdoba) también tienen su cuota en ese mercado, pero con una influencia menor.

La temporada 2019/2020 de turismo estudiantil en Bariloche comenzó en junio pasado y está a punto de terminar. Los últimos grupos dejarán la ciudad la próxima semana.

Alfaro dijo que todavía no tienen el balance definitivo, pero este año la cantidad total de egresados que recibió la ciudad “va a estar alrededor de los 90.000”, cuando el año pasado alcanzaron los 110.000.


Según el dirigente, la crisis económica es una razón importante, pero no la única. Dijo que la merma de estudiantes que viajan a Bariloche tiene que ver también con “la inserción lograda por otros destinos”.

Admitió que en los últimos años crecieron las opciones “del exterior”, pero calcula que a partir del 2021 -con la preventa que se inicia ahora- va a caer esa participación debido al impuesto aplicado sobre el dólar, que encarecerá la competencia de Brasil.

Alfaro dijo que el turismo estudiantil tiene “un potencial gigantesco” para crecer, porque actualmente no más del 30% de los chicos que terminan cada año el secundario viajan a Bariloche. En los años 90 llegaron a ser el 50% y Bariloche tuvo temporadas de 180 mil turistas.

Pero en principio los cambios no pasarían por abaratar los paquetes, que asoma como un factor clave para captar nuevos públicos.

Según Alfaro, el viaje actualmente está diseñado en “nueve noches” y cada vez son menos los grupos que viajan en ómnibus. Siete de cada diez llegan por vía aérea. La contratación que antes se pactaba con un año de anticipación ahora se hace con planes de 24 meses.


¿Cuánto le costará el viaje a cada estudiante en 2020?



El costo individual para la temporada 2020 ronda los 65.000 a 70.000 pesos, mientras que la temporada 2021 se comercializa entre los 100 y 110 mil pesos.

Víctor Alfaro destacó que en los últimos años el llamado “turismo joven” logró mayor aceptación en Bariloche, porque representa una porción importante del volumen total, al punto de aportar un 15% del universo de visitantes que llegan a la ciudad, con una cantidad de noches/cama que duplica al promedio.

“Además es una actividad que genera muchos ingresos, derrama hacia el resto de la economía y demanda más de 5.000 puestos directos de trabajo”, agregó.

Sobre la situación económica y financiera de las empresas, aseguró que en Ateba no tienen un “termómetro” para medirlas en ese rubro, pero subrayó que “están cumpliendo en todo, con los pasajeros y los proveedores”.

El dato

90.000
Es la cantidad de estudiantes que pasaron por Bariloche en la temporada que termina en estos días.

Dijo que la coyuntura “no ayuda” para anticipar una mejora inmediata de las cifras. Reconoció que “la caída grande” se sintió en los cursos de escuelas estatales, que actualmente ya casi no contratan viajes a Bariloche.

Señaló igual que los números deben ser analizados día a día, porque “hay deserciones y también gente que contrata a último momento”. Ateba está “en contacto permanente” con las empresas de turismo estudiantil, que afinan sus estrategias de venta con estímulos como otorgar viajes bonificados, entrega de tablets y otros regalos, que Alfaro denominó “llamadores”.

Dijo que trabajan desde la entidad en un estudio para comprobar cómo evolucionaron las modalidades de consumo, los intereses y “los cambios de idiosincracia” de los adolescentes.


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