El Vaticano y China cierran un acuerdo político histórico

La Santa Sede y Pekín acordaron consensuar el nombramiento de obispos y unificarán la Iglesia católica que tiene 8 millones de fieles en ese país. Se abre la puerta a la restitución de las relaciones tras 70 años, cuando se produjo la excomunión por parte de Pío XII de dos obispos designados por Pekín.

El Vaticano y China han alcanzado un acuerdo provisional sobre el nombramiento de obispos, principal causa del ‘muro’ que ha existido entre ambas partes durante décadas, que en la práctica permite fusionar las dos Iglesias y abrirse a un ingente caladero de posibles creyentes: 67 millones de cristianos que pueden ser cientos en poco más de una década.

Se trata de un compromiso histórico tras estar sin relaciones diplomáticas desde 1951, cuando se produjo la excomunión por parte de Pío XII de dos obispos designados por Pekín, a lo que las autoridades chinas respondieron con la expulsión del nuncio apostólico.

Es difícil valorar el acuerdo al margen de la geopolítica, con Donald Trump imponiendo a Pekín un marco arancelario más agresivo que nunca pero al mismo tiempo continuando con un retraimiento gradual de EEUU como potencia mundial en diversos ámbitos. Los huecos libres se van rellenando, y las relaciones bilaterales entre una China en alza y el Vaticano han visto un cierto acercamiento desde el pontificado de Francisco. Ambas partes han manifestado en diversas ocasiones su voluntad de mejorar sus lazos y desde hace días había rumores de un acercamiento en este sentido. El acuerdo, informó el Vaticano, “crea las condiciones para una colaboración más amplia a nivel bilateral”. Ambas partes comparten la voluntad de que “este acuerdo fomente un proceso de diálogo institucional fructífero y contribuya positivamente a la vida de la Iglesia Católica en China, al bien del pueblo chino y a la paz en el mundo”, concluye el texto. Gracias a este compromiso los fieles chinos podrán tener obispos que estén “en comunión con Roma” pero al mismo tiempo reconocidos por las autoridades chinas.

Los católicos divididos

China no reconoce al papa y tiene su propia Iglesia Patriótica Católica (IPC) desde 1949, cuando se estableció la República Popular.

En China ocho millones de católicos están divididos entre quienes pertenecen a la IPC, controlada por el Gobierno, y quienes reconocen la autoridad del Papa y del Vaticano, la llamada “Iglesia clandestina”, que no está autorizada para ejercer en el país.

Pekín nombra los obispos sin el consentimiento del Vaticano, lo que provocó tensiones durante décadas.

El acuerdo, informó el Vaticano en un comunicado oficial, “crea las condiciones para una colaboración más amplia a nivel bilateral”.

Datos

El acuerdo, informó el Vaticano en un comunicado oficial, “crea las condiciones para una colaboración más amplia a nivel bilateral”.

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