Las pérdidas auditivas de los adolescentes que se podrían prevenir

Un tercio de la población adolescente argentina -de entre 10 a 24 años- registra diversos grados de pérdida auditiva debido a la exposición a ruidos en contextos recreativos. El Ministerio de Salud lanzó una campaña para generar conciencia junto a profesionales del área.

Redacción

Por Redacción

Las organizaciones profesionales otorrinolaringológicas y fonoaudiológicas, junto con el Ministerio de Salud de la Nación, se han unido para promover la salud auditiva en la Argentina, a través de un programa que comenzó el 3 de marzo (Día Internacional de la Audición) y continuará hasta fin de año, con actividades específicas de prevención, promoción y detección de dificultades auditivas.


En la Argentina, la discapacidad auditiva constituye el 18% de las discapacidades existentes, correspondiendo 86,6% a dificultades auditivas y 13,4% a sorderas. Uno a tres de cada 1.000 nacidos vivos en el país presentan algún grado de hipoacusia. Su detección temprana se encuentra amparada bajo la ley 25.415.

Por todo esto, los y las especialistas buscamos concientizar sobre la importancia de la audición, promoverla y recomendar el diagnóstico oportuno de pérdidas auditivas, además de incentivar a la población para que se realice evaluaciones audiológicas periódicas.

El 60% de los casos de pérdidas auditivas en niños se trata de causas prevenibles. Todo recién nacido debe ser evaluado auditivamente y la detección temprana, en forma adecuada y practicada a tiempo, puede facilitar a los niños y niñas con pérdida auditiva el acceso a la comunicación, educación y un empleo a futuro.

Los sistemas de salud públicos y privados deben ofrecer intervenciones tempranas y accesibilidad a los tratamientos. En relación con la población adolescente, 1.100 millones de jóvenes están, en todo el mundo, en riesgo de padecer pérdida auditiva por exposición a ruido en contextos recreativos, y un tercio de la población adolescente padecerá pérdida auditiva evitable por dicha causa.


La población adolescente argentina, de entre 10 a 24 años, según el último censo, representa el 25,79% y se calcula que el 30% de ellos sufrirá trastornos auditivos no laborales (aproximadamente 3 millones de personas). Por caso, uno de cada cinco individuos que escuchan música durante tres horas diarias a 95 dba padecerá algún tipo de hipoacusia después de los veinte años.

Como especialistas, nos resulta preocupante encontrarnos frente a individuos que aún no ingresaron a su primera salida laboral, y saber que un tercio de ellos será rechazado por hipoacusias inducidas por ruido durante una selección preocupacional.

En la tercera edad, en tanto, se produce un deterioro progresivo de la audición que conspira contra la comunicación familiar y social del adulto mayor. A menudo, esta situación determina, a mediano plazo, el aislamiento del individuo y, en consecuencia, la aparición de cuadros depresivos y trastornos neurocognitivos que podrían haber sido prevenidos con el uso de dispositivos de ayuda auditiva.


¿Algunas recomendaciones generales?



• Se aconseja el control periódico de oídos y audición al momento del ingreso escolar.

• Jamás introducir hisopos u otros elementos en los oídos. Supervisar a niñas y niños cuando se los higienicen solos.

• Secar bien los oídos después de la ducha o de permanecer en la pileta. Es una práctica imprescindible para evitar humedad en el conducto auditivo y posibles infecciones por hongos.

• Nunca colocar gotas en los oídos sin previa indicación médica.

• El uso de auriculares debe ser controlado, tanto su volumen como las horas de uso.


• Reducir el número de aparatos sonoros que funcionan al mismo tiempo; intentar mantenerlos siempre en bajo volumen.

• Utilizar protección auditiva si trabajamos con aparatos o en lugares ruidosos.

• Ser especialmente cuidadosos con los oídos cuando se presenten catarros, gripes o infecciones, ya que pueden causar pérdida auditiva.

• Si se detectan retrasos en el aprendizaje o en el habla niños y niñas, se aconseja un chequeo para descartar posibles problemas auditivos.

• El daño al oído por exposición al ruido es irreversible… La hipoacusia, los acúfenos, las alteraciones emocionales y el estrés que acarrea esta experiencia, son parte del daño inmenso que el ruido puede provocar.

Por Carlos Boccio; médico otólogo, jefe del Programa de implantes cocleares e hipoacusia del Servicio de Otorrinolaringología del Hospital Italiano.


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