Europa analiza alternativas para reducir la dependencia de gas de Rusia

Por decisión propia o por obligación las naciones europeas se preparan para cubrir sus necesidades energéticas con otros proveedores. Deberán destinar millones de dólares adicionales y se postergarán las acciones de cambio climático.

Las naciones de Europa occidental analizan costosas alternativas para contrarrestar una posible reducción o freno completo de los envíos de gas provenientes de Rusia. Ante la creciente tensión por la invasión a Ucrania y la batería de sanciones que diversos países emplearon contra el país que preside Vladímir Putin buscan adelantarse ante cualquier escenario.

Con las tropas rusas avanzando hacia Ucrania, a los gobiernos de la Unión Europea les preocupa que la fuente del 40 % del gas de la región pueda verse interrumpida por los combates o por medidas económicas para contener a Rusia.

Necesitamos deshacernos de la dependencia del gas y el petróleo rusos y debemos hacerlo mucho más rápido de lo que habíamos anticipado”, dijo el vicepresidente Ejecutivo del Pacto Verde de la Unión Europea, Frans Timmermans.

“La Comisión Europea hará propuestas la próximamente para que eso suceda lo antes posible”, agregó.

Lo cierto es que las opciones a corto plazo son limitadas. Los precios del carbón subieron a un alto histórico, lo que convierte a ese combustible en una alternativa costosa y más contaminante.

Comprar gas natural licuado requiere instalaciones que toman años en construirse, y los compradores europeos aún deben competir por suministros limitados. La expansión de las tuberías también puede llevar décadas y costar miles de millones.

Un bloqueo completo del gas ruso requeriría que Europa reviviera las plantas de carbón que se cerraron por motivos ambientales y comprar más GNL que también cotiza a precios exorbitantes. Incluso Alemania se está preparando para ampliar las plantas de carbón y nucleares que debían cerrar a fines de este año.

El primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson, instó esta semana también a los líderes a “hacer algo que está pendiente desde hace mucho tiempo y, finalmente, abandonar el petróleo y el gas rusos”.

En la misma línea el primer ministro italiano, Mario Draghi, señaló: “La diversificación de nuestros suministros energéticos es algo a lo que debemos aspirar independientemente de lo que suceda con los suministros de gas rusos en el futuro inmediato”.

La entrada de mayores volúmenes de GNL dejaría a las naciones de la Unión Europea con la obligación de pagar unos 78.000 millones de dólares para recargar las instalaciones de almacenamiento de gas este verano. Eso es casi seis veces más de lo gastado en años anteriores, un precio demasiado alto para muchas empresas industriales que se quejaban del aumento de los costos de la energía mucho antes de la crisis de Ucrania.


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