Los costos extra de la construcción del gasoducto a Vaca Muerta

El rechazo del proyecto de Presupuesto sumará cargas impositivas a la mega obra. Ieasa cuenta con un as por el incremento de fondos del impuesto a las Grandes Fortunas para enfrentar los mayores costos de importación. Advierten que hasta tanto no se realice la segunda etapa del programa que culmina en Santa Fe, seguirá operando un buque regasificador.

El gobierno nacional puso en marcha la mega obra del gasoducto a Vaca Muerta, que en realidad es un plan mucho más amplio ya que se trata de la primera etapa del programa Transport.Ar. Y si bien desde el Ejecutivo apuran el armado de un nuevo proyecto de ley de beneficios impositivos para el sector energético, el rechazo del proyecto de Presupuesto 2022 le pasará factura a la obra que deberá enfrentar mayores costos.

En los últimos días Nación dio varios pasos para finalmente licitar la etapa 1 del programa. Primero se avanzó en la asignación de los recursos previstos en el impuesto a las Grandes Fortunas y luego se habilitó a Integración Energética Argentina (Ieasa), la exEnarsa, a constituir el fideicomiso para realizar la obra que será licitada por ese ente que además será el concedente del nuevo gasoducto troncal que tendrá Argentina, bautizado de antemano como Néstor Kirchner.

El presidente de Ieasa, Agustín Gerez, anunció en una serie de entrevistas que brindó en los últimos días que el cronograma que tienen planificado contempla que este mes se realizará el llamado a licitación para la adquisición de la cañería, el talón de Aquiles de la obra.

Y aquí es donde el camino del gasoducto que una Tratayén, en Neuquén, con Salliqueló, en Buenos Aires, comienza a empinarse.

Más allá de las demás obras que contempla el tramo 1 del plan Transport.Ar tan solo el gasoducto a Vaca Muerta implica un tendido de 558 kilómetros de un nuevo ducto de 36 pulgadas.

La obra necesitará de la importación de buena parte de los caños a colocar. (Foto: Mauro Pérez)

Ya sea porque desde hace más de 30 años que no se construye una línea de esa extensión, o bien por el costo elevado de este tipo de caños que en gran medida dependen de la importación de su material, la compra de estos caños no será un simple trámite y el revés del proyecto del presupuesto lo encarecerá.

Desde el gobierno nacional están al tanto de que la capacidad nacional de fabricación de este tipo de caños es reducida, como así también de que para que esa misma fabricación corra aceleradamente se requiere de la importación de los metales a emplear.

Es por esto que en el frustrado proyecto de presupuesto 2022 el gobierno había incorporado un paquete de beneficios fiscales para el plan Transport.Ar que contemplaban precisamente la exención impositiva de los caños y metales necesarios para el gasoducto Néstor Kirchner y las obras complementarias.

Además, el proyecto rechazado contemplaba la exención de impuestos al fideicomiso que se creará para la construcción de la obra que tan solo en la primera etapa tiene un costo de 1566 millones de dólares.

Todos esos beneficios quedaron en la nada con el rechazo del presupuesto y si bien el gobierno avanza ahora en un nuevo proyecto de ley impositiva para el sector energético a presentar en la reactivación de las sesiones legislativas, fuentes al tanto de la letra de la nueva iniciativa detallaron que ni la exención para los caños, ni para el fideicomiso forman parte del nuevo plan. Aunque desde Ieasa aspiran a que sí sean incorporados.

“Por los plazos que ha dado el presidente de Ieasa de la licitación, todo indica que la obra se va a tener que hacer con un mix, entre caños de producción nacional y caños importados”, indicaron las fuentes consultadas que advirtieron que “de optar por hacerlo solo con productos de fabricación nacional es prácticamente imposible que la obra esté lista para el invierno del 2023”.

Pero no todo parecen ser malas noticias para el proyecto clave para el aprovisionamiento de gas natural del país, ya que según se detalló Ieasa contaría con un as bajo la manga, o más bien dicho con un comodín para salir a importar los caños, que es el presupuesto del impuesto a las Grandes Fortunas.

Cuando se hicieron los primeros anuncios sobre el programa Transport.Ar se previó que las obras contarían con 520 millones de dólares provenientes del impuesto a la riqueza, pero desde ese momento a la fecha la recaudación ha subido y serían más de 600 millones de dólares los que tendría ahora Ieasa disponibles por esa vía.

El dato

100
millones de dólares extra contaría Ieasa por la ley de Grandes Fortunas. Desde el Ejecutivo buscan adelantar una etapa de la reversión del Gasoducto Norte.

Precisamente, por ese excedente presupuestario es que puertas adentro del gobierno nacional hay quienes pugnan por adelantar una etapa del programa y realizar en esta primera fase toda la reversión del Gasoducto Norte, para dejar al sector preparado para recibir en un futuro el gas de Vaca Muerta, en especial teniendo en cuenta el declino productivo que muestra Bolivia.

“El tercer tramo de la reversión del Gasoducto Norte es una obra que cuesta 100 millones de dólares y que si bien está en la segunda etapa del plan Transport.Ar sería bueno hacerlo lo antes posible para, una vez que el gasoducto llegue a Salliqueló, se pueda redireccionar gas hacia ese sector”, explicaron las fuentes del gobierno nacional.

El titular de Ieasa detalló que el cronograma sigue en marzo con la licitación del resto de las obras previstas, que no solo ponen al gobierno en una carrera contrarreloj para llegar con el nuevo gasoducto al invierno del 2023, ya que se estima que los trabajos demandan al menos 18 meses.

Sino que también implican la activación de una de las cuentas regresivas más caras que representa la energía para el país como es la compra de gas natural licuado (GNL) y el alquiler de los buques que lo regasifican para inyectarlo en las redes.

Desde el gobierno reconocen que hasta que no se complete la etapa dos del plan Transport.Ar el buque regasificador de Escobar seguirá en operaciones.

Con la puesta en marcha del gasoducto a Vaca Muerta el gobierno apunta de lleno a emular al macrismo y decirle adiós al buque regasificador de Bahía Blanca que en un par de meses volverá para cubrir la demanda del invierno.

Pero aún con el nuevo ducto troncal en marcha, el país seguirá contando con un buque regasificador. Se trata del que opera en Escobar para el cual no solo hay un contrato de largo plazo aún vigente, sino que se requerirá que se complete el segundo tramo de gasoductos, que culmina en San Jerónimo, Santa Fe, para poder decirle recién entonces adiós a la compra de un GNL que este invierno será un verdadero drenaje de divisas para el país.


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