Por la ola de calor en Buenos Aires, Comahue eroga más agua y hay preocupación

Las represas ubicadas sobre el río Limay elevaron su nivel de actividad desde ayer y podrían continuar así por dos semanas. El pedido de Nación generó un quiebre en la Autoridad Interjurisdiccional de Cuencas (AIC) ya que va en contra de la emergencia hídrica vigente.

La ola de calor que golpea a Buenos Aires y gran parte del centro y norte del país le empezó a pasar factura a la región, dado que desde el gobierno nacional se recurrió a las esmirriadas reservas de agua de las represas del río Limay para sumar más energía. El pedido marcó un quiebre en la Autoridad Interjurisduccional de Cuencas (AIC) dado que desde Neuquén se pidió preservar el agua ante la emergencia hídrica vigente.

En estos momentos la sensación térmica en Buenos Aires llega a los 40 grados, un verdadero infierno en pleno marzo, y al cual se suma el coletazo del reciente apagón masivo que se vivió a principios de mes a raíz de la salida de una línea de Alta Tensión por la que se estaba importando desde Brasil buena parte de la energía que necesitaba el AMBA.

Ayer, a 1.100 kilómetros de distancia sonaron los teléfonos de las autoridades de la AIC con un pedido claro: elevar el nivel de generación de las represas del río Limay. El pedido en concreto apeló a la potencia de una de las represas más conocidas del país como es El Chocón, pero que pese a su fama, desde la misma AIC se había buscado preservar su embalse ante la sequía imperante en el norte de la Patagonia.

El pedido de la Compañía Administradora Mayorista del Mercado Eléctrico (Cammesa) tuvo finalmente luz verde y no solo se elevó el turbinado del río Limay, sino que por la forma del pedido llevó a que se elevara la erogación desde la última presa, Arroyito, que pasó de un nivel de 314 metros cúbicos por segundo a más de 412 ayer y podría llegar en este fin de semana a los 600 metros cúbicos.

Esta mayor erogación desde Arroyito no solo implica más agua río abajo y en el río Negro, sino en síntesis, que el agua se irá directamente al mar.

Ese escenario es el que se buscaba evitar desde la AIC con la declaración de emergencia hídrica que se dio el año pasado y se reiteró para este año. La meta de organismo de control era que el agua se acopiara en las primeras represas del Limay, de forma de que esa misma agua pudiera ir turbinándose en cada represa sin ser liberada rápidamente hacia el mar.

La razón es que el agua del río no es solo energía eléctrica en potencial, sino agua para cultivos, para las ciudades y las industrias. Los usos consuntivos que según el mismo estatuto de la AIC deben priorizarse antes que la generación.

«Yo no aprobé la mayor erogación. Eso lo aprobó el presidente de la AIC que responde a Nación, Daniel Figueroa, y el representante por Río Negro, Fernando Curetti», aseguró el representante por Neuquén en la AIC, Elías Sapag.

Alicurá tiene su embalse muy por debajo del nivel mínimo.

La postura de Sapag refleja el quiebre que se dio dentro del organismo, en el que en la última reunión del Consejo Directivo se había fijado que el máximo nivel de erogación del Limay sería de 314 metros cúbicos por segundo, es decir, casi la mitad de lo que ahora se avaló ante el pedido de Nación.

Sin un horizonte claro de cuánto tiempo más seguirán las represas erogando en altos niveles, la preocupación del referente de Neuquén en la AIC está en el incierto panorama por venir, en un contexto de 13 años de sequía y en el que por ejemplo, suman 80 días consecutivos sin lluvias sobre el río Neuquén.

La primera de las represas del Limay, Alicurá, ya muestra el impacto de la combinación de sequía y erogación, pues su nivel está muy por debajo del mínimo y con un ingreso por el río de solo 55 metros cúbicos por segundo.

«Los niveles de los ríos están en los valores más bajos en más de 100 años y por eso hay una emergencia hídrica declarada», cerró Sapag.


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