Fernández y default: la sal en la herida

El país pide gestos que transmitan sosiego y confianza. El candidato con más chance dinamita la moderación que insinuaba.

El candidato que no sólo el sistema financiero internacional sino también buena parte de los ciudadanos ve como el potencial presidente argentino, puso sal en la herida de la grave crisis de estas horas. Alberto Fernández dijo que “el país está en default virtual y oculto” y planteó un “dejavu del 2001” en una entrevista con el Wall Street Journal, uno de los más influyentes diarios económicos del mundo.


Ya el fin de semana pasado Fernández había provocado un cimbronazo en los mercados cuando consideró al Fondo Monetario como “corresponsable” de la crisis argentina de los últimos dos años junto a Macri.


Con pretendida sinceridad brutal, Fernández no sólo dinamitó la insinuación de moderación y espíritu colaborativo que había comenzado a mostrar y se reclamaban necesarias en el contexto actual. En vez de paños fríos, colocó compresas calientes a la inflamación. Amplificó al mundo la palabra default, inequívoca para describir irresponsables conductas que el mundo no olvida de la Argentina y que erizan la piel de observadores externos e internos.


Puede haber todo tipo de interpretaciones semánticas sobre las recientes medidas del gobierno que posponen vencimientos de deuda, pero están lejos de una cesación de pagos con la potencia devastadora que implica.
Ante un gobierno con poder político debilitado desde las PASO, las palabras de Fernández adquieren peso superlativo. Dicho en otras palabras, la atención está orientada no tanto a lo que haga hoy Macri cuanto a lo que piense hacer Fernández y, sobre todo, a las señales que emita.


El país no sólo reclama un freno al drenaje de dólares de las reservas sino también responsabilidad de la oposición (como lo hizo Roberto Lavagna tras las medidas) y, especialmente, del candidato con altas chances de ganar. Pide gestos que transmitan sosiego y algo de confianza. No detonaciones en medio de acciones quirúrgicas delicadas o declamaciones que pendulan entre la moderación y la destemplanza.


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