Francisco Tomás Barilá, el maestro en bicicleta

Neuquén

Don Francisco Tomás Barilá nació en Carmen de Patagones el 11/8/1913. Sus padres eran Francisco Salvador Barilá, italiano y sastre de profesión, y doña María Guerrero León, perteneciente a una de las primeras familias residentes en la comarca maragata.

Se recibió de maestro en el Normal Nacional de Viedma y cruzaba el río Negro en lancha desde Patagones para poder asistir a clases. Inició la actividad docente en la Escuela Nº 19 de Río Negro ubicada en Arroyo Blanco como personal único en 1935 a 1938. Posteriormente pidió su traslado y fue nombrado en la Escuela Nº 23 de Allen en marzo del mismo año, donde conoció a quien fuera su esposa María Angélica Currie.

Desde esta institución fue trasladado a la Escuela Nº 80 donde se desempeñó como maestro de grado. En 1949 fue promovido a director de la Escuela Nº 172 ubicada en la zona de chacras de Allen. La escuela estaba ubicada a pocos kilómetros de Allen en la chacra de la familia Ruiz, asentamiento anterior al actual de esta escuela.

El maestro Francisco Tomas Barilá fue un gran ejemplo de su labor, desde que fue nombrado y por varios años viajaba diariamente en bicicleta desde el centro de la ciudad donde residía hasta el emplazamiento de la institución educativa. Finalmente luego de varios años pudo comprar un auto para hacer más cómodo su traslado. El auto, como antes fue la bicicleta, era el vehículo en el que también transportaba a algunos de sus alumnos: uno de ellos, Ottito Wolfschmidt, esperaba al maestro de la mano de su mamá en la Frankonia, chacra de la familia, y de ahí seguía su camino en la bici del maestro.

Eso mismo realizaba luego con el automóvil en donde los otros niños eran transportados, el Dodge celeste con capota. Muy prolíficos fueron los doce años transcurridos como director de esta escuela a la que asistían los hijos de los pobladores de la zona rural de la costa oeste de la ciudad, familias dedicadas a la actividad frutícola como Wolfschmidt, Fasano, Ruiz, Pollio, Gentile, Aranda, Hernández, Sprecher, Fernández Carro, Espinazo, Mannozzi y muchos más que asistían a esta escuela en que maestros, padres, alumnos, tenían una mística especial que hace que hoy aquellos alumnos sigan recordando anécdotas y recuerdos de aquellas épocas.

Conformaban una gran familia donde todos estaban unidos en pos de mejorar la educación y la forma de vida de cada uno de los integrantes de la comunidad. Las famosas kermeses que año tras año se organizaban para la primavera eran fiestas a las que concurrían los pobladores de la zona y los vecinos de Allen y de localidades vecinas.

A iniciativa del director y aún la escuela sin edificio propio, se logró que el vecino Antonio Ruiz donara al Ministerio de Educación una hectárea de tierra correspondiente a su chacra Nº 73 a efectos de construir el local propio. El ofrecimiento se hizo en marzo de 1950 y fue aceptado por el decreto del Poder Ejecutivo nacional.

En mayo de 1961, ya siendo provincia Río Negro, el señor Barilá se acogió a la jubilación. Su hija Graciela le escribió el poema “El maestro en bicicleta”: “El joven maestro comenzó como todas las mañanas el recorrido a su escuela ubicada en la zona de las chacras./ Lo único que se distinguía en ese conjunto de lana, franela y poplin, en un entrecruzar de colores, en el que el blanco del delantal se confundía con las heladas de la tierra, eran sus ojos… esos vivaces y soñadores ojos que andaban y desandaban diariamente varios kilómetros de camino sobre su rauda bicicleta./ En su cabeza giraban, danzaban las lecciones que impartiría en sus clases…/Quizás las ramas de un álamo añejo, o una vieja pared descascarada y de barro, como descascara el tiempo a las cosas, recuerden aquel joven maestro, que se convirtió en adulto vistiendo el blanco guardapolvo con orgullosa hombría”.

Por esas cosas del destino el 4/11/1979, mientras se trasladaba en la misma bicicleta que lo llevaba a la querida escuela, un auto lo atropelló desde atrás a una cuadra y media de su vivienda frente a la calle San Martín, y falleció a los 66 años. Su intachable Cuaderno de Actuación que pude leer por gentileza de su familia dice “Docente de ponderable labor. Orienta con acierto, dirige con tacto y actúa con firmeza que infunde respeto y suavidad que denota cultura”.

Nuestro homenaje a todos los maestros normales nacionales en su nombre.

Beatriz Carolina Chávez

DNI 6.251.256


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