Día internacional del sommelier, una profesión en ascenso

Acompañando el desarrollo del mercado y los cambios en los consumidores, sus competencias y desafíos se complejizaron y exceden con creces el análisis sensorial y el asesoramiento en restaurantes, bares y vinotecas.

Hoy se celebra el Día Internacional de la Sommellerie, conmemorando que ese día en el año 1969 se creó, en Francia, la Association de la Sommellerie Internationale (ASI). La fecha se presenta como una ocasión oportuna para analizar los alcances y características de una profesión que se ha convertido en un eslabón fundamental en la industria del vino y que a lo largo del tiempo ha ido mutando, acompañando el desarrollo del mercado y de los consumidores, cada vez más conocedores y demandantes de información.

Si bien se trata de una de las profesiones más nuevas en nuestro país, los historiadores sitúan a los orígenes de la sommellierie en el siglo V a.C., cuando distintos pueblos de la Mesopotamia, en el Cercano Oriente, ya contaban con especialistas dedicados al servicio y el cuidado del vino.

Hasta que se fundó la Escuela Argentina de Sommeliers, en 1999, las personas que podían brindar este tipo de servicio en Argentina se contaban con los dedos de una mano, pero en los últimos años, acompañando el desarrollo de la industria vitivinícola, la cifra no para de crecer. Sin embargo, el perfil del sommelier actual ya no es el mismo que el de aquellos pioneros. Si antes su tarea se remitía a ofrecer sus servicios en un restaurante, bar o vinoteca, hoy sus funciones abarcan campos de lo más diversos: periodismo, consultoría, docencia, relaciones públicas, participación como jurado en concursos y guía en catas y degustaciones privadas, entre otras múltiples actividades.

El rol del sommelier se jerarquizó. Sigue habiendo sommelier de servicio, pero incluso este tiene más responsabilidades porque pasó de ser el que armaba la carta o cuidaba de la cava a ser el que interactua con las bodegas, posee skills de negociación , entiende de rotación de producto en el punto de venta y sabe armar estrategias de mercado, entre otras habilidades, entre otras funciones».

Marisol de la Fuente, sommelier internacional, bartender, docente y periodista especializada en vinos.

Nuevas funciones de un sommelier



Entre las nuevas actividades a las que son convocados hoy los sommeliers se destacan el trabajo codo a codo con las bodegas para hacer llegar los productos a los consumidores, dar charlas y capacitaciones en empresas, integrar la cadena del enoturismo en alguna de las regiones vitivinícolas del país o desempeñarse como embajadores de marca y difundir vinos en el exterior. Además, muchos ofrecen sus servicios de manera independiente, como asesores y consultores.

Ese cambio evidente en el mercado y en los consumidores, trajo aparejada una mayor exigencia de conocimientos y de múltiples habilidades que se superponen y entrecruzan con las aptitudes para catar aromas y sabores. “Los requerimientos cambiaron porque el mundo cambió. Hoy cualquier persona con su celular hace una búsqueda y obtiene más información de la que pueda darle incluso un sommelier, pero también puede tener información equivocada. En un espacio de servicio, es fundamental que el sommelier tenga la capacidad de escuchar, de explicar, de dar los argumentos correspondientes. Debe saber guiar al consumidor de una manera intuitiva y convincente a la vez, todo esto es nuevo”, subrayó De la Fuente.

Marisol de la Fuente, sommelier internacional.


Entre las nuevas aptitudes que se requieren y demandan de un sommelier se destaca:

* Una formación sólida y permanente: la profesionalización del sommelier llegó para quedarse y no es algo que pueda abarcarse con un simple curso.

* Manejar un lenguaje claro, directo, simple y transparente cuando se trata de conectarse con el consumidor final.

* Una gran capacidad de escucha para luego saber aconsejar y recomendar de manera acertada.

* Conocer al dedillo a la industria local, la cadena de comercialización del producto en cuestión, a los actores intervinientes y los nichos de mercado para así posicionar productos conocidos y/o nuevos lanzamientos.

* Tener una gran cultura general. Manejar conocimientos de geografía, química e historia, saber de procesos productivos, de comunicación y marketing.


* Un buen perfil comercial y de relaciones públicas también es un gran complemento a la hora de dar charlas y clases tanto en el área de restauración como a particulares y en empresas.

* Poseer una buena base de contactos ligados a la industria.

* Para la construcción de una “marca personal” que diferencie y potencie las actividades del sommelier, es de vital importancia detectar las propias fortalezas y apoyarse en el manejo de distintas herramientas digitales y de las redes sociales para darlas a conocer a los potenciales interesados.

Para aquellos amantes del mundo del vino que deseen profundizar sus conocimientos y también para quienes busquen un primer acercamiento a este apasionante universo, Marisol ofrece capacitaciones presenciales y dicta cursos on line en vivo y cursos gratuitos a través de www.solsommelier.com.ar.


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