El ingrediente principal de la cocina del chef Maximiliano Schneider
Oriundo de la pequeña y aislada localidad de Andacollo, al norte de Neuquén, se ha convertido en una figura clave en la gastronomía neuquina.
Maximiliano Schneider es uno de esos chefs cuya pasión por la cocina se combina con una profunda conexión con su territorio. Oriundo de la pequeña y aislada localidad de Andacollo, al norte de Neuquén, se ha convertido en una figura clave en la gastronomía neuquina.
Hoy lidera los restaurantes “Mil novecientos cuatro” y “Café Resto Viento Sur”. Los dos en el Hotel Grand Brizo Comahue, uno de los principales de la capital neuquina.

La historia de Schneider es un reflejo de su amor por la gastronomía y los productos de la región. Luego de una trayectoria que lo llevó a recorrer distintas partes del país, regresó a Neuquén hace tres años, con la firme decisión de aportar al crecimiento de la gastronomía local.
Vuelve a la Patagonia junto a su familia, sabiendo que el desafío sería grande, pero también lleno de oportunidades. “Cuando volví a Neuquén, vi que la gastronomía estaba tomando una nueva dimensión. Las personas comenzaban a interesarse más por los productos locales, y eso me impulsó a sumarme a este proceso de transformación”, explica Schneider.

Su propuesta gastronómica está centrada en los productos autóctonos de la región, buscando siempre destacar la identidad local a través de cada plato.
Schneider expresa en sus platos la conexión con la tierra y los sabores patagónicos. Confesó que el cordero es una de sus carnes favoritas, no solo por el sabor, sino también por su versatilidad. “Es una carne que tiene una gran historia en nuestra región y se adapta a todas las temporadas, lo que me permite darle siempre un lugar destacado en mis menús”, resaltó el chef.

A pesar del éxito y su visión de futuro, Schneider no olvida sus raíces. Para él, la gastronomía no es solo una carrera, sino una forma de contar la historia de su tierra. «Mi objetivo es ofrecer a los comensales una experiencia completa y que conecten con lo que están comiend”, remarcó.
Cocina al vacío: una técnica moderna
A lo largo de su carrera, Schneider ha trabajado y se ha especializado en técnicas culinarias modernas, como la cocina al vacío, una metodología que le permite optimizar el tiempo de conservación de los productos y mejorar la organización dentro de la cocina.
“Es una técnica que no está tan extendida en todas las cocinas de Argentina, pero que permite mejorar la calidad y la conservación de los alimentos. Esto me da mucha más previsibilidad y la posibilidad de planificar con mayor eficiencia”, explica. El chef demuestra constante curiosidad por aprender y explorar nuevas formas de trabajar los alimentos, sin perder de vista la esencia de la cocina regional.
El motor del despertar gastronómico de la capital de Neuquén
Maximiliano ve con optimismo el creciente interés por la gastronomía en Neuquén. En su opinión, aunque la ciudad aún está dando los primeros pasos en la consolidación de una identidad gastronómica, siente un futuro prometedor, especialmente gracias al auge de eventos gastronómicos y ferias que permiten una mayor interacción entre chefs, productores y consumidores.
“En los últimos años, la gastronomía de Neuquén ha tenido un crecimiento significativo. Las ferias gastronómicas donde se promueven productos locales son una excelente oportunidad para conectar a la gente con lo que estamos ofreciendo en la cocina”. Desde su punto de vista, los eventos gastronómicos acercan a los comensales a los productos autóctonos y dan a conocer el trabajo de los chefs de la región.
La cocina como arte de equilibrio
La cocina de Maximiliano es un punto de encuentro entre las técnicas clásicas de la gastronomía internacional —como la francesa, italiana y española— y las nuevas tendencias que enriquecen la experiencia sin traicionar la esencia del producto. “Siempre busco modernizar, pero sin perder la base”, cuenta. Para él, el respeto por las cocciones lentas y la pureza de los sabores es clave, como en su cordero braseado que se deshace en la boca.

En su forma de entender la cocina, menos es más. Valora la simpleza que permite que los ingredientes hablen por sí solos. “No me gusta invadir tanto al producto al punto de olvidar lo que era”, reflexiona. Abierto a lo nuevo y siempre atento a lo que pasa en otras cocinas, Schneider abraza la idea de que la gastronomía es un lenguaje que evoluciona, pero que jamás debe perder su autenticidad.
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