Julia fue protagonista de un programa que permite mudarse por 6 meses y seguir estudiando en otra facultad

Julia Turner es una de los ocho estudiantes que el año pasado participaron de una prueba piloto que le permitió cursar medio año en otra universidad, y en algunos casos en otra carrera, ya que en su caso, por cuestiones medicas tuvo que mudarse un tiempo a Buenos Aires. Tiene 25 años, es de Cipolletti y vive en General Roca, adonde estudia Diseño Visual en la Universidad Nacional de Río Negro. Te contamos su historia.

Gracias a la convocatoria de Movilidades Estudiantiles que impulsa el Ministerio de Educación, a través de su Sistema Nacional de Reconocimiento Académico, pudo realizar el tratamiento médico sin perder el semestre.

Empezó a considerar la movilidad por el tratamiento médico, y explicó que con el programa «podía permanecer el tiempo necesario para concluirlo mientras continuaba mis estudios momentáneamente en otra universidad», señaló.

«Pero también decidí hacerlo porque allí viven mi abuela y mis tíos, y realmente me entusiasmaba la idea de, por una vez en la vida, estar cerca de ellos para compartir la vida diaria. ¡Además también está mi hermana! Sería un tiempo hermoso para mí”, reconoció alegre.

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Ella estaba convencida en cuanto a su formación, y esta experiencia también significaría un antes y un después: “Muchos diseñadores encontramos inspiración en lo que nos rodea», expresó y agregó que «por eso entendía que un cambio de entorno, salir de la zona de confort y explorar nuevos territorios me ayudaría a encontrar un sinfín de estímulos”, aclaró.

Así fue como se decidió y eligió seguir estudiando en la Universidad Nacional de Avellaneda.

“La movilidad me permitía cursar en esta universidad materias de la carrera de Diseño de Marcas y Envases, y formarme en el diseño de packaging. Así es que comencé allí, y aproveché a cursar materias optativas distintas a las que tengo en mi carrera, para poder compartirlo ahora con mis compañeros”, puntualizó.

“De por sí hacer una movilidad te lleva inevitablemente a animarte a cosas nuevas. Además, venir a una capital tan llena de actividades culturales y artísticas potenció mucho mi creatividad», enfatizó.

Esta experiencia hizo que aproveche el tiempo en Buenos Aires y comenzó un emprendimiento de diseño «que no hubiera imaginado”, aseguró.

Al poquito tiempo de haber regresado a su universidad, Julia mira hacia atrás sorprendida: “Realmente creo que si no hubiera existido el Sistema Nacional de Reconocimiento Académico hubiera perdido el semestre y me hubiera atrasado justo ahora que estoy muy cerca de recibirme», festejó.

«En cambio, que mi universidad se sumara a esta movilidad me permitió no solo hacer el tratamiento médico y seguir estudiando, sino también conocer nuevas personas, distintos modelos de aprendizaje, me inspiró a nuevos proyectos y, como si fuera poco, me dio la posibilidad de vivir lo que nunca antes viví con parte de mi familia”.

“La verdad es que si tuviera que hacerle una recomendación a alguien le diría que se animen, que lo hagan, porque una movilidad temporal puede ser un cambio interno para toda la vida”.

Al igual que Julia, unos 350 estudiantes de Ingeniería, Arquitectura, Diseño e Informática de 43 universidades tendrán la posibilidad de cursar un semestre en otra universidad, aprovechando todo el abanico de posibilidades que brinda el Sistema Universitario a nivel nacional.