Lo denunciaron por violencia de género, perdió un ojo por una feroz golpiza y terminó sobreseído

El caso ocurrió en noviembre pasado en Bariloche. El imputado estuvo con prisión preventiva domiciliaria tras la denuncia de la mujer víctima. Pero las pruebas confirmaron la teoría de la defensa. La fiscalía consintió el sobreseimiento.

Durante varias semanas, Jonathan Reyes Aranea alegó que era inocente. Sostuvo que la denuncia en su contra era falsa. Alegó que, en realidad, él era la víctima. Pocos le creyeron. Tenía antecedentes por hechos de violencia de género y hasta una sentencia de un año y 4 meses de prisión efectiva que cumplió en el penal de Bariloche. Los protagonistas siempre fueron los mismos. La mujer víctima lo denunciaba y Reyes Aranea caía preso.

Por eso, cuando lo detuvieron la noche del 6 de noviembre, en el interior del domicilio de su expareja todas las sospechas apuntaron hacia él. Pocos repararon en la feroz golpiza que había sufrido de parte de los familiares de la mujer denunciante. Los agresores le clavaron a Reyes Aranea su propio celular en uno de sus ojos, lo que provocó la pérdida definitiva de ese órgano vital.

La mujer aseguró -y después lo ratificó en la fiscalía- que esa noche Reyes Aranea había irrumpido de manera sorpresiva en su vivienda, ubicada en la zona de tomas de la calle La Habana y San Marcos, de esta ciudad. Afirmó que la había amenazado con incendiarle la casa.

Por eso, la formulación de cargos avanzó sin ningún problema. El fiscal lo acusó por violación de domicilio, amenazas y daños. Todo en contexto de violencia de género. El juez admitió los cargos y la prisión preventiva solicitada por la fiscalía.

El defensor oficial Marcos Miguel tomó nota de la versión del acusado. Y se puso a trabajar en una teoría distinta a la del Ministerio Público Fiscal. El 16 de marzo pasado, se hizo una audiencia por petición de la defensa. Concurrieron el imputado, su defensor, el fiscal del caso Martín Govetto y el juez Juan Pablo Laurence.


Las pruebas


Miguel explicó al juez que había pedido la audiencia para solicitar el sobreseimiento de Reyes Aranea, porque alegó que el hecho que no había cometido el hecho que la fiscalía le atribuía. El defensor explicó que tras la denuncia, el acusado estuvo con prisión preventiva domiciliaria.

Indicó que a partir del trabajo que los peritos de la Oficina de Investigaciones en Telecomunicaciones (Oitel) del Poder Judicial se pudo recuperar del celular destruido del imputado los mensajes de texto y las comunicaciones que confirmaban su versión.

El defensor planteó un escenario distinto a la denuncia. Sostuvo que el acusado y la mujer se veían a escondidas y que la noche que lo detuvieron la denunciante lo había citado a la casa.

“Mi asistido llega a ese domicilio por un acuerdo previo con la denunciante”, relató el defensor. “Cuando mi asistido golpea la puerta en ese domicilio, que es en el mismo terreno donde viven los hermanos y la madre de la denunciante. Lo agarran y lo golpean por todos lados y según lo que me manifestó mi asistido le insertan un celular en un ojo y lo pierde. Ahora tiene una prótesis”, señaló.

“Hoy podemos decir que a denuncia fue falsa y que mi asistido perdió un ojo, porque la señora no quiso admitir que ella lo había invitado a la casa”, sostuvo Miguel.


El fiscal consintió


Govetto recordó que Reyes Aranea había sido investigado de manera preparatoria por un hecho “que habría ocurrido el 6 de noviembre de 2022, cuando a las 22.30 se habría presentado en el domicilio de su expareja”. Rememoró que fue acompañado de una persona que nunca se identificó.

Explicó que había golpeado la puerta y forcejeado con la intención de entrar al domicilio lo que habría sido impedido por los ocupantes de la casa, donde estaba la mujer con sus hijos. Dijo que la mujer pidió auxilio porque el acusado había amenazado con quemar la casa.

Aseveró, apesadumbrado, que tuvo varios procesos penales con el imputado, quien hasta cumplió una pena efectiva y después surgió “este nuevo episodio”, como para reflejar que se trata de dos personas que vienen desde hace tiempo con una situación de violencia.

Dijo que con el equipo de la fiscalía entrevistaron varias veces a la víctima. “Me entrevisté dos veces y me confirmó la versión de la denuncia”, aclaró el fiscal.

“Pero con la prueba objetiva que aportó la defensa y que intentamos contrastar con ella entiendo que su versión de los hechos pierde seriedad y veracidad”, planteó ante el juez.

Señaló que habían constatado las comunicaciones los días anteriores y que “se venían viendo”, pero de manera reservada para que no se entere la familia de ella. Govetto explicó que ante la prueba ofrecida, se intentó comunicar con la denunciante, la convocó a la fiscalía para informarle la situación. Afirmó que ella había visto los mensajes pero no compareció. Y le informó de la posibilidad de que se inste el sobreseimiento del acusado.

“Tenemos una hipótesis delictiva que él se presentó a la noche contra la voluntad de ella de manera sorpresiva para agredir físicamente, cuando en realidad, la información que él nos trae y pudimos verificar es que fue consensuado y voluntario (el encuentro)”, sostuvo Govetto. “No podemos sostener que los hechos ocurrieron de la manera que ella relata. Se impone su sobresemiento correctamente porque los hechos no existieron”, concluyó. Tras escuchar a la defesa y al fiscal, el juez dio los argumentos de su resolución y sobreseyó a Reyes Aranea.


Durante varias semanas, Jonathan Reyes Aranea alegó que era inocente. Sostuvo que la denuncia en su contra era falsa. Alegó que, en realidad, él era la víctima. Pocos le creyeron. Tenía antecedentes por hechos de violencia de género y hasta una sentencia de un año y 4 meses de prisión efectiva que cumplió en el penal de Bariloche. Los protagonistas siempre fueron los mismos. La mujer víctima lo denunciaba y Reyes Aranea caía preso.

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