Neuquén: por qué no cumplió la domiciliaria el hombre que ya está en una celda otra vez
El caso Abeiro va camino de convertirse en paradigmático. Se conocieron los detalles de su supuesta fuga y su recaptura.
José María Maitini, el día que juró como defensor público. (Archivo)
Alejandro Ariel Abeiro está otra vez en una celda de una comisaría. El jueves pasado le habían otorgado la prisión domiciliaria por las condiciones indignas de detención en las que se encontraba, y el sábado pidieron su captura porque ya no estaba. Hoy se conoció la historia detrás de este episodio que resulta excesivo llamar «fuga».
La desaparición y rápida recaptura de Abeiro sirvieron para distraer por un momento el verdadero eje del debate: las Unidades de Detención están colapsadas, y las comisarías también desbordan de personas privadas de su libertad.
El defensor público José Maitini explicó hoy que el imputado obtuvo la prisión domiciliaria y fijó como residencia la casa de su madre.
Pero cuando intentó instalarse allí para cumplir con la medida cautelar dictada por el juez Gustavo Ravizzoli, se encontró con la oposición de la pareja de su madre.
En la casa de un amigo
Echado de la casa, sin lugar adónde ir, Abeiro se instaló en la vivienda de un amigo. Ni se le ocurrió avisarle a su abogado, ni a la fiscalía. Allí lo encontró la policía hoy a la mañana. Horas después hubo una audiencia en la cual el juez Lucas Yancarelli dispuso su alojamiento en otra comisaría.
Maitini reveló estos detalles a diario RÍO NEGRO y aclaró que «no es para justificarlo, porque yo nunca discutí los riesgos procesales», entre ellos, el riesgo de fuga.
En efecto, el defensor público le planteó a Ravizzoli que debía decidir «condiciones de detención dignas sí o no». Y el juez se basó en disposiciones de carácter constitucional y supranacional para otorgarle la prisión domiciliaria.
Reclamos similares
A partir de la difusión del caso Abeiro, otros detenidos tomaron contacto con Maitini para pedirle que les consiga una resolución similar, ya que la situación de hacinamiento e indignidad es común en las celdas de la provincia.
«Les dije que hablaran con sus propios defensores. Esto no es algo automático, hay que ver caso por caso. Yo hice mi trabajo, el juez me dio la razón, pero cuando el resultado es adverso están los mecanismos de revisión», indicó Maitini. De hecho, pidió discutir ante un tribunal revisor la preventiva de Abeiro.
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