La carrera por el STJ: «No creo que exista la independencia judicial”, señala Romanelli Espil

El secretario de la Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial de Bariloche se anotó para postular a juez del Superior Tribunal de Justicia de Río Negro. Tiene una mirada muy llamativa del servicio de justicia.

Alfredo Javier Romanelli Espil ingresó en 2018 al Poder Judicial tras ganar el concurso para el cargo de secretario de la Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial de Bariloche. Pero asegura que toda su vida quiso ser juez. Tiene 60 años y se recibió de abogado en 1986 en la UBA y hace 29 años que vive en esta ciudad. Es uno de los cinco postulantes al cargo de juez del Superior Tribunal de Justicia (STJ) de Río Negro.

“Toda la vida quise entrar al Poder Judicial y toda mi vida quise ser juez. Solamente se me dio en una oportunidad que tuve que ser juez subrogante del STJ en 1997 para resolución de algunos temas, porque los jueces naturales no podían intervenir y me encantó la tarea”, relata. “Y ahora si bien estoy dentro del Poder Judicial, en mi cargo supuestamente hago de todo menos sentencias. Recién ahora se abre esta posibilidad, que era impensada”, explica.

Dice que se postula a candidato al STJ “porque siempre creo que desde lo institucional se pueden hacer cosas y la forma es conocerlas desde adentro y tratar de movilizarlas de una u otra forma”.

Cuenta que trabajó como abogado durante 30 años, que integró 7 comisiones directivas del Colegio de Abogados de Bariloche, que durante 8 años participó en el Consejo de la Magistratura grande y chico.

Asegura que su aporte al STJ serán “las ganas de trabajar y de impulsar”, por ejemplo, un acercamiento porque piensa que Viedma está muy lejos de Bariloche y de El Bolsón.

Plantea que hay una asignatura pendiente de la provincia hacia Bariloche que es la ciudad judicial, que es el único lugar de la provinca que no tiene. Piensa que hay que tratar de buscar “un lenguaje más al común de la gente”. “Sin perjuicio de que me gusta leer un buen autor, se tiene que llegar de una forma más simple al ciudadano”, propone.

“Sí creo es que están divorciados la sociedad y el Poder Judicial. Cada uno está por su lado. Es la sensación que tengo. Estuve pateando 30 años la calle como abogado y siempre vi ese divorcio y desde adentro, que uno tiene otra mirada, también uno se da cuenta que existe”, sostiene Romanelli Espil.

Atribuye ese divorcio “a una cuestión de empatía”. Y señala que falta comprender lo que le ocurre a la otra persona. “Veo algunas cosas y a veces pareciera que los órganos decisorios, que no es solo el STJ, no tienen la empatía”, observa.

Traté de darme cuenta de que atrás de cada expediente hay personas. Si uno empieza a ver que siempre hay personas puede empezar a solucionarlo de otra forma”, afirma.

Independencia judicial

“Cuando yo estudiaba en la Facultad, una de las cosas que se enseñaban era justamente esta independencia judicial que debe existir, pero soy un descreído de eso. No creo que exista la independencia judicial”, afirma.

“Y lo determinante de esto es que en Río Negro hay dos Consejos de la Magistratura: el chico y el grande. El chico tiene una representación casi minoritaria la parte política y el grande definitivamente es mayoritaria”, explica. “Por algo será que esto se desbalancea tan fuertemente en el órgano más importante de decisión dentro del Poder Judicial, que maneja fortunas por el presupuesto que tiene, y demás está decir de cómo puede avalar o no políticas de Estado”, advierte Romanelli Espil.

“Jamás estuve en política, siempre me gustó, pero jamás entré porque justamente los contubernios y la rosca que hay ahí nunca me gustó y no lo entiendo. Soy más como un ciudadano común. Pero son los juegos que tenemos que jugar”, sostiene.

“Yo estoy participando en esto simplemente porque doy una mínima de requisitos y estoy ahí, pero la realidad es que siento que estoy lejísimo de tener alguna posibilidad”, expresó.

Cuando se le pidió que explicara porqué no cree en la independencia judicial, Romanelli Espil recordó el caso del gobierno del expresidente Carlos Menem que aumentó la cantidad de jueces de la Corte Suprema.

“Menem armó su corte. Aumentó justamente para tener esa mayoría, entonces no me digan que hay independencia, diganme otra cosa. Nadie discute de que algunos que litigaron ahí eran excelentes juristas y otros que no”, plantea.

“Creo que cuando Río Negro subió de tres a cinco miembros en el STJ no puedo decir que pasó exactamente lo mismo porque también era otro tipo de necesidades”, señala.

Pero “si la forma de selección (de un vocal del STJ) es que hay 12 abogados, que son corporativos, y 12 legisladores, que también tienen su corporación y la que define -en este caso- la gobernadora que tiene doble voto, que alguien me diga dónde está la independencia. Yo no la veo”.

Asegura que es independiente. “No tengo ninguna vinculación con el poder más que el cargo que ostento en el Poder Judicial. No creo que le deba nada a nadie”, confía. Reconoce que se presentó varias veces a concursos para el cargo de juez “y me bocharon”. “La única vez que gané fue para el cargo de secretario de Cámara”, sostiene.

También, cuestiona el examen escrito que deben hacer los candidatos a cubrir un cargo judicial, en los concursos que organiza el Consejo de la Magistratura.

“Te encierran nueve horas para resolver un caso, sin ningún tipo de libro, nada, y no creo tampoco que se pueda saber cuál es la idoneidad de una persona porque en nueve horas resolvió un caso mejor que otro (candidato)”, asevera. “Sin embargo esa persona que sale de ahí, como yo, está de por vida en el cargo de secretario de Cámara”, explica.

Está a favor de que se respete el criterio de territorialidad para designar jueces en el STJ. “Es la única forma de cada una de las circunscripciones lleve a través de los jueces delegados esa visión que a Viedma no llega”, puntualiza.

Pero plantea que no es justo el sistema vigente porque aunque propende a la territorialidad hay un desbalance. “Bariloche podría ir por las dos plazas (que quedan vacantes en el STJ). No sé porqué nadie dice nada”. “La sensación mía desde afuera, porque se qué hay cuestiones políticas en estos temas, pero pareciera que están pactando un empate: vos quedate con uno que yo me quedo con el otro. En el mientras tanto, alguien pierde y son excelentes los candidatos de Viedma y como todos los demás. Además cualquiera que gane va a ser mi jefe”, aclara.

En cuanto al cupo femenino, opina que debe existir “porque es un reconocimiento a una labor de años y años”. “Siempre pensé que de alguna u otra forma su piso siempre está muy alto por el solo hecho de ser mujer, pero eso no autoriza a lo que haya que designar ahora sea una mujer”, asegura.

La idoneidad también es discutible porque creo que los pingos se ven en la cancha. Un juez que me gane un examen y que parece idóneo, para mí no es idóneo hasta que no empiezo a ver sus sentencias.

“También, creo que hay que modificar eso. No puede ser que uno elija un juez y se tenga que quedar de por vida con esa persona cuando a los 5 meses ya está demostrando que no es un buen juez. Debería haber algún sistema que haga que esa parte sea temporal un tiempo, dos años, no sé”.

“No sé si una evaluación periódica, porque creo que los jueces se evalúan por su trabajo. Lo que sí creo es que es muy difícil sacarlos cuando ya están trabajando. Tendría que ser como cualquier trabajo. En la actividad privada, usted toma un empleado lo toma a prueba por tres meses. ¿Por qué a un juez no lo puedo tener a prueba que justamente va a decidir los destinos de todos? Va a decidir si uno es buen padre o mal padre, te puede sacar tu casa porque dio un examen bien. No me parece que sea la forma de seleccionar al mejor. Creo que debe haber otro sistema.

“Siempre creí que en la justicia, más que empleados se necesitan jueces. Y una muestra es el cargo mío o de los secretarios que están mal gastado. Porque no tienen ninguna decisión. Cero decisión dentro de la estructura judicial no pueden decidir nada (por el Código Procesal Civil y Comercial vigente). Es plata mal gastada. Estoy seguro que si un particular tuviera que pagar un juzgado lo primero que saca es el cargo de secretario”.

Impuesto a las ganancias

La sociedad lo reclama es lo mínimo que corresponde, ¿por qué están en otro mundo los jueces? No lo entiendo, porque justamente el pago de ganancias es para mantener a toda nuestra sociedad, no es para mantener a alguien en particular. Lo que no entiendo es porqué los jueces no la pagan. Yo la pagué toda mi vida. Y hoy la pago porque estoy en el cohorte de 2017 (por la reforma).

Todos los jueces deberían pagar. No entiendo por qué hay un corte porque ese corte lo único que hace es que haya injusticias. Un secretario de Cámara con la misma antigüedad que yo, que entró en el 2016, gana más que yo. Eso lo hace injusto. Y creo que todos debemos aportar.

Romanelli Espil tiene una mirada diferente respecto a la consigna que algunos pregonan estos días de que los magistrados y funcionarios tienen que escuchar a la gente. “Creo que puedo ser demagogo y decir: sí salgamos a escuchar a toda la gente y eso es lo que la gente le va a gustar y no creo que un juez pueda escuchar a la gente porque por semana los jueces de mi Cámara reciben como unas 30 causas ¿y en qué tiempo lo van hacer?”, se pregunta.

“No creo que se pueda escuchar a todos, en algunos casos sí. Es cierto que cada vez se escucha más y creo que la sociedad es la que impulsa eso”, afirma. Y destaca que en Río Negro la ley de amparo “es una clarísima ocasión para ser escuchados y en pocos lugares se tiene un régimen tan amplio para escuchar a la gente como en Río Negro”.


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