La cipoleña que sueña con una silla postural para competir en los Juegos Evita

Tiene 18 años, está terminando quinto año en el Colegio Rosauer y también sueña con estudiar Informática en Neuquén. Necesita una silla para competir en el deporte que la hace feliz: las boccias. Viene de ganar un tercer puesto en los Epade.

Cuando Aixa nació el 12 de febrero de 2001, su madre supo que cambiaría su vida para siempre. En ese entonces la situación no fue fácil para ella, a los tres meses falleció su pareja y padre de la bebe. Luego de viajes a Córdoba y Buenos Aires, en el hospital Garrahan le diagnosticaron que la niña tenía parálisis cerebral no evolutiva.

«Que no sea evolutiva significaba que no iba a seguir empeorando, y para mi fue un alivio», reconoce Liliana, sobre los informes médicos de aquellos días.

De allí en más empezó un largo camino, lleno de esfuerzo y en la búsqueda de todo tipo de terapias y tratamientos para que Aiexa pueda tener una mejor realidad.

«Empezamos con muchas terapias, fue durante 12 años a una fundación de Neuquén», contó su madre. «Hacen sesiones de kinesiología, psicomotricidad, fonoaudiología, estipulación visual», agregó. Inclusive hacía equinoterapia en Allen.

Así fue que hace algo de seis años empezó a jugar a las boccias. Se trata de una modalidad adaptada parecida a las bochas. Es un deporte que se creó para personas con discapacidades motoras y físicas. Fue de la mano de la Escuela Municipal de Deportes Integrados (Emdic), que dicta todo tipo de actividades para personas con discapacidad.

«La profesora es Ornella Contreras», precisó Liliana. «Entrenan en el gimnasio municipal, todas las profesoras son muy amorosas, realmente le ponen mucho amor y predisposición a lo que hacen, ponen mucho el cuerpo los cargan y hacen todo para que ellos disfruten», relató.

«Ella es muy tímida, le cuesta entrar en confianza, pero una vez que te conoce es un amor, es super cariñosa y todo el tiempo te demuestra que te quiere», contó Ornella.

«Tuve el agrado de poder acompañarla en sus viajes y se nota que disfruta cada momento, cada juego», relató, y aseguró que ella «no se pone nerviosa cuando compite, le hace bien, lo disfruta». «Eso da mucha confianza para seguir».

«Le encanta la fiesta final que se hace cuando viajamos, los bailes inclusivos, y todas esas actividades», se ríe.

Aixa quiere llegar a competir en los juegos Evita, en la que sería su cuarta y ultima presentación, que serán del 6 al 11 de octubre en Mar del Plata.

Aixa es muy feliz cuando juega a las boccias, y eso mejora mucho su salud desde lo emocional y físico. «Los chicos con discapacidad no pueden ir a una plaza a jugar, o salir al boliche por su cuenta, por eso jugar es un espacio que le pertenece», aclaró su madre.

«La pasa a buscar el transporte, va, entrena, ve gente y conoce a otros compañeros, además, le encanta viajar con sus profesoras, le gusta mucho compartir», agregó.

Liliana espera que las autoridades le den una mano. Al principio de la semana se comunicó con ella Sergio Cecchini, el coordinador general del Consejo para las Personas con Discapacidad, y le aseguró que una silla de competición está en camino hacia Cipolletti.

Sin embargo esta silla es un préstamo, y Aixa necesita algo permanente, no de competición, sino para su uso diario.

«Ella tiene una silla postural, pero está rota», señaló. «La mande a soldar, pero está descuadrada, y cuesta muchísimo transportarla», agregó. Hace tiempo que realizaron el pedido en Pami, pero llevan meses esperando «Ahora nos llamaron para decir que hicieron una licitación, pero llevamos meses así», contó resignada.

En ese sentido, se viene el recuerdo de Mauricio Martínez, que compitió con una silla que lo ponía en desventaja, y aún así ganó. Tras Tras la carrera que empezó en el Obelisco y terminó en el Autódromo de la Capital Federal, en junio de 2017, el intendente Aníbal Tortoriello le prometió conseguirle una silla para que pueda competir.

Aixa está terminando quinto año en el Colegio Rosauer, adonde es escolta de la bander, y sueña con estudiar informática en Neuquén. «Quiero que ella haga una carrera y tenga herramientas para el día de mañana, porque yo no voy a estar toda la vida, para que sepa defenderse sola», expresó.


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