La Conchilla: tranqui, agreste, inolvidable

Una costa extensa y tranquila. En la que no hay que estar pendiente de las variaciones de la marea, porque siempre hay lugares para distenderse junto al agua. Y una paleta de colores única, en la que el blanco de la playa se funde con un mar del azul más intenso.

Así es La Conchilla, el balneario ubicado a metros del acceso al Puerto San Antonio Este, que queda a 65 km de Las Grutas por Ruta 3. Antes de ingresar, el paisaje ya resguarda una sorpresa. Porque tras circular por la ruta que enmarca un típico paisaje patagónico, al llegar a un recodo las olas irrumpen rompiendo contra la calma de un escenario agreste, que invita al relax.

A partir de allí, todo es entregarse al disfrute. Bajar a la playa es otra delicia, en la que pueden conjugarse todos los sentidos. El gusto salobre del viento marino golpeándonos la cara. El sonido crujiente de las conchillas que tapizan la arena. La visión de una escena digna de la mejor fotografía costera. Y las sensaciones de calma absoluta que despierta el contacto con la naturaleza. Mientras la brisa del mar nos acaricia y la espuma nos burbujea bajo las plantas, incitándonos a zambullirnos.

Tal vez por eso el lugar es uno de los favoritos de los que aman los sitios en los que la quietud puede convivir con la practicidad de contar con servicios y opciones de las más diversas.

Es que, en ambos puntos del balneario, existen paradores que, a las comodidades de siempre, le suman cartas en las que se destacan sabores gourmets. Y alquiler de kayaks y artículos para los fanáticos de la pesca.
Ocurre que aquí, los que se entusiasman con la pesca en invierno y verano cuentan con un paraíso hecho a medida. Sin ir más lejos, entre las variedades que se encuentran y hacen fructífera la pesca costera se destacan los pejerreyes y los merluzones.

Y con el calor abundan los sargos, lenguados y peces gallo. Aunque también se dan el magrú y el cazón.
En este marco, dejarse llevar por la calma y asolearse sin apuro es uno de los mejores planes. Que puede matizarse con la posibilidad de comer algo rico, o disfrutar de un trago con una vista privilegiada.
La particularidad más evidente de este balneario es que el o

ro de la arena está recubierto por un blanco manto compuesto de fragmentos de moluscos bivalvos erosionados por el viento y el sol. Este detalle no sólo da nombre al sitio, sino que lo vuelve diferente. Cada figura y elemento del paisaje se recorta mágicamente entre tanta blancura, como si sus contornos brillaran.
Tal vez por eso el sector es cada vez más elegido entre las opciones que ofrece el Golfo San Matías. Que en cada punto guarda rincones dignos de asombro.