La pandemia puso a prueba a la política y los intendentes sacan la nota más baja

Un sondeo realizado entre más de 1.600 rionegrinos muestra en una encrucijada a la dirigencia política. También se revelan contradicciones: la mayoría atribuye los contagios a “la imprudencia de la gente”, pero a la vez pide más flexibilizaciones.

Los presupuestos y la definición de las políticas sanitarias no están en sus manos, pero los intendentes fueron los que llegaron a los 170 días de pandemia con la imagen más desgastada en Río Negro. El dato surge de un sondeo de opinión realizado entre 1.640 vecinos de 13 ciudades de la provincia, que también ratifica las contradicciones de la comunidad ante las restricciones vigentes para prevenir nuevos contagios de covid-19: el 71% de los consultados respondió que “la imprudencia de la gente” es la principal causa del aumento de casos, pero el 40% considera que las medidas deben flexibilizarse y un 18% se expresó a favor de que se levanten todas definitivamente.

El escenario plantea una encrucijada para la dirigencia política provincial, principalmente para quienes están al frente de los poderes ejecutivos. La experiencia reciente -principalmente la registrada el domingo 23 de agosto- demuestra que el humor social no tolera un regreso a la Fase 1. Sin embargo, el presidente Alberto Fernández insistió esta semana con la posibilidad de accionar el “botón rojo” para los distritos más complicados, una recomendación surgida de los comités de profesionales médicos que asesoran al mandatario.

Y en ese sentido, vale preguntarse cómo se construye el sistema de decisiones en Río Negro, porque la agenda pública de las últimas semanas estuvo centralizada por la gobernadora, Arabela Carreras, sus ministros, los intendentes y los referentes de los sectores empresarios y del comercio, pero nada se supo sobre la opinión de los especialistas en epidemiología que deberían formar parte del círculo de consultas antes de anunciar lo que pueden o no pueden hacer los rionegrinos en su vida cotidiana.

¿Existen esos especialistas alrededor de la mandataria? Hay quienes afirman que no, sumando incertidumbre al panorama de una de las provincias más complicadas por el coronavirus, por la saturación de la red de salud en el Alto Valle, el principal conglomerado urbano del territorio.

El sondeo que detectó el impacto principal en la imagen de los intendentes fue realizado por la consultora que conduce Ricardo Vignoni y se concretó entre el 25 y el 30 de agosto -por vía presencial y on line- en Bariloche, El Bolsón, Jacobacci, Cinco Saltos, Cipolletti, Catriel, Allen, Roca, Villa Regina, Choele Choel, Rio Colorado, San Antonio Oeste y Viedma.

Cuando se les preguntó a los encuestados cómo calificarían la actuación de los jefes comunales en esta pandemia, el 46% expresó una valoración negativa, en tanto que un 37% aprobaron sus desempeños y un 17% dijo no tener opinión formada u optó por no contestar.

“Son la primera línea de contención. Hay una parte de la comunidad que no tiene claras las divisiones dentro del Estado y deposita en los intendentes su malestar porque son los dirigentes de mayor cercanía”, interpretó Vignoni en diálogo con RÍO NEGRO.

En las conclusiones formales del sondeo el consultor también recuerda que la pandemia tomó por sorpresa a varios de ellos -por caso Cipolletti, Allen, Cinco Saltos, Villa Regina y Choele Choel- cuando recién llevaban los primeros 100 días de gestión.

“En este momento les cuesta remontar la débil imagen electoral que tenían. Basta recordar que la gran mayoría ganaron con porcentajes muy inferiores al 35 %, con algo más de un 65% que no los había votado y en el caso de Cinco Saltos, los votos de la oposición sumaron el 75%”, agrega el documento.

Si bien no aparece detallado en ese informe, trascendió que entre los mandatarios de las ciudades más importantes de la provincia, el barilochense Gustavo Gennuso ronda el 26% de imagen positiva y la roquense María Emilia Soria oscila alrededor del 40%, después de ganar las elecciones del año pasado con el 56% de los votos.

Más allá de la mirada particular sobre los responsables de los municipios, el sondeo reveló que todos los gobernantes tienen una menor valoración por parte de los rionegrinos pasados seis meses de pandemia.

La gobernadora Carreras aparece con un 47% de aprobación (había ganado con un 52%) y el presidente Fernández con un 54%, perdiendo 8 puntos con respecto a la encuesta anterior realizada por la misma consultora en abril.

Temores

39%
dijo tener miedo por su supervivencia económica, en tanto que un 36% dijo temer al contagio de covid-19.
40%
dijo tener “algo afectada” su situación económica, mientras que un 35% respondió que estaba “muy afectada”.

El sondeo realizado por la consultora de Ricardo Vignoni también indagó sobre la afectación económica y el temor social pasados cinco meses con medidas de aislamiento o distanciamiento.

En ese sentido, las expectativas económicas continúan siendo negativas, ya que un 75% dice tener afectado sus recursos.

“Especialmente la situación se incrementa en Bariloche, a causa de la paralización del turismo, la principal fuente de recursos. Se atenúa un poco más en el Alto Valle y desciende en Viedma, en donde el aporte mensual del Estado con los sueldos, ha servido para amortiguar el impacto económico en la capital provincial”, concluye el informe.

Con respecto al humor social, se advierte que está concentrado en un 75% en los miedos a no tener recursos para la subsistencia y el temor a contraer el virus.

Los números muestran que hay un alto grado de certeza sobre la incidencia de las reuniones sociales en el aumento de los contagios. Pero al mismo tiempo, se revela una mirada individual ajena a la problemática. “Los que deben cumplir con las pautas son los otros. Yo quiero que se flexibilicen o que se terminen las restricciones” parece decir el 58% de los encuestados.

¿Cómo hacer entonces para armonizar esas conductas que aparecen en contradicción?

“Es más complejo que decir ‘se abre’ o ‘no se abre’”, advierte la médica especialista en epidemiología Serena Perner.

Radicada en Bariloche desde años, la docente de la UNCo recuerda que “hay que entender que la pandemia es un hecho social, donde hay distintos actores que intervienen” y por eso “es importante pensarlo con diferentes lógicas, con todos los puntos de vista que intervienen”.

“Después de tantos meses, hay que repensar todo. No hay recetas, lo importante es poner en diálogo a todos los actores. No es una mirada médica, epidemiológica, o desde la gestión. Hay que articular esas distintas miradas y que cada uno aporte desde su experiencia”, propuso.

En ese sentido, Perner consideró indispensable tener en cuenta la complejidad de los comportamientos sociales, donde intervienen aspectos racionales y otros más irracionales.

“En Brasil vimos en los últimos días playas abarrotadas de gente, a pesar de ser el segundo lugar del mundo con más muertes. Eso nos recuerda que los sujetos tienen distintas posibilidades para llevar adelante los comportamientos que se le requieren”, señaló.

P: Es decir que no se puede transferir toda la responsabilidad al ciudadano sobre su destino ante la pandemia…

R: Exacto, porque no todos tienen la posibilidad de adoptar la misma conducta. Desde el acceso a los servicios básicos, hasta por los entornos físicos. No toda la gente tiene la posibilidad de llevar adelante esa responsabilidad.

Juan Cruz Astelarra, médico epidemiólogo.

Juan Cruz Astelarra fue titular del área de Epidemiología del Ministerio de Salud de Río Negro años atrás.

Jubilado, radicado en la zona andina, pero nunca inactivo, durante los cinco meses de pandemia participó en tres charlas con autoridades del gobierno provincial. Y en todas terminó con la misma sensación: “Sentí que me decían muchas gracias, seguí participando”.

Epidemiología es una pésima palabra para la política, porque implica un problema, que ellos lo ven como pérdida de votos. Pero son problemas que deben asumirse, trabajar en ellos, y a la larga, si se hacen bien las cosas, van a tener los votos. Pero es difícil de entender con una mirada cortoplacista”, sostuvo el médico durante una entrevista con RÍO NEGRO.

En su lista de observaciones sobre el manejo de la crisis reciente, Astelarra no sólo computa que la visión sanitaria haya quedado relegada, sino que los propios recursos humanos valiosos del sistema de salud no sean protagonistas del trabajo en terreno para contener los focos de contagios.

Lo que pasó en Roca es muy grave. Dejaron de lado a la gente del primer nivel de atención. Los que más cercanía tienen con la población, el personal de las salitas, de los centros de salud, fueron corridos. Lo que lograron fue banalizar los controles. Y si no se hace entender a la gente que es algo importante, no se cuidan”, evaluó.

El médico advierte que no se trata tampoco de escuchar prioritariamente a los médicos.

No hay que tener sólo un enfoque epidemiológico, porque hay un impacto social. El tratamiento bien indicado está en el equilibrio. Y el problema actual es la aceptación de quien recibe el tratamiento”, señala.

Por otra parte, alertó que “estamos mirando la punta del iceberg, que es la ocupación de camas de terapia, pero nos estamos olvidando de la base, que es el aumento de los contagios”.

Y en ese sentido, planteó la necesidad de cambiar la estrategia de control de focos.

“¿Cómo se hace? Primero detectando el foco. En Buenos Aires se detectó que hay una media de tres días de demora en reportar el caso. Más otros dos días previos de contagio antes de tener síntomas. Eso nos hace ver que no alcanza con el seguimiento telefónico. Hace falta gente en terreno o la opción coreana, con tecnología para relevar los movimientos. Y una vez que se hizo eso, testear. En el mundo, lo aceptable es entre 5 y 10 por ciento de positividad. En Río Negro estamos casi 1 a 1. Es bajísimo el testeo”, consideró.

Sobre el regreso a Fase 1, el médico opinó que “es como pintar en el aire”.

“Si yo indico algo, tengo que verificar previamente el cumplimiento. Si la población no está tomando el mensaje, tengo que cambiar la forma de aproximarme a la población, con otro esquema de comunicación, para lo cual son indispensables los equipos del primer nivel de atención”, insistió.

Finalmente, recomendó al sector político provincial hacerse una pregunta antes de definir flexibilizaciones: ¿cuántos muertos toleran?

“Se puede abrir más si el sistema puede contener el aumento de contagios. Pero acá está claro que jamás se previó cómo salir de la cuarentena”, concluyó.


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