La peña: Se fue el señor del bombo y de la chacarera interminable

De todo lo que leí tras la muerte de Vitillo Ábalos, hay un concepto que me pareció el más acertado y tiene que ver con su estilo de cantar, de tocar el bombo, de hablar y de expresar la música: “El caballero del folclore”.

Y me parece el más adecuado para definir un perfil largo y cargado de logros. Porque Vitillo fue de los hombres que hizo mucho por la música a lo largo de su vida y tiene biografía extensa.

Vitillo Abalos vivió casi un siglo, del cual la mayor parte se lo pasó haciendo música, llevando el canto de Santiago del Estero. Me animo a decir que los Ábalos fueron música, cultura, tradiciones y enseñanza. Ellos fueron difusores de la lengua quichua. Y hablo de los Ábalos porque es complejo separarlos, fueron casi una misma persona. En todo caso los fue separando solo la muerte, porque mientras tuvieron vida fueron música en conjunto.

Los Ábalos atravesaron generaciones y generaciones de una argentina que siempre le puso peros al folclore. Les costó instalar su estilo, se tuvieron que instalar en Buenos Aires para mostrarse y multiplicarse. Pero jamás abandonaron el sello, en el que el mismo Vitillo fue puro bombo y canto. Vitillo venía complicado con su salud, pero no dejó de hacer lo que sabía hasta sus últimos días.

Si uno quisiera ver qué fueron los Ábalos y particularmente Vitillo, podríamos decir que además de músicos y cantores, fueron creadores. Porque crearon no sólo un estilo propio y bien identificable, sino que recorrieron cada festival en el país con esa marca registrada. Nunca los festivales tradicionales se concibieron sin ellos en la cartelera.

Vitillo y sus hermanos atravesaron las mejores y las peores épocas del folclore. Transitaron desde el apogeo a las crisis donde ni siquiera se podía cantar temas tradicionales. En el medio estuvo la dictadura.

Se fue Vitillo, el último de una familia tradicional, de músicos y creadores que sin duda se va a extrañar.