Las bibliotecas también tienen que ver con la salud

MARTA MARILEF *


Hoy, 23 de septiembre, es el Día de las Bibliotecas Populares, y para homenajearlas sería ciertamente acertado y justo cumplir con la Ley de Bibliotecas Populares en Río Negro. Esto permitiría que en la provincia todas y cada una de ellas contara con tres personas como mínimo, para atender mañana, tarde y sábados. Podrían abrir las que están cerradas por falta de personal y las que tienen una sola persona para atención al público podrían ampliar sus horarios.

Sería una buena oportunidad para celebrar que Los Niños Primero, la biblioteca del barrio Alta Barda, abra sus puertas, ya que hace más de tres años un grupo de vecinos trabaja para ponerla en condiciones edilicias, bibliográficas y documentales. Ya está disponible. Solo falta que nombren al personal para su reapertura (cuando el Sistema de Bibliotecas de la Provincia lo autorice, por la emergencia sanitaria de la pandemia).

Las bibliotecas populares son organizaciones autónomas, dirigidas por vecinos, auténticas representantes de su comunidad, que trabajan por sus inquietudes, necesidades y propuestas.

El objetivo por el que fueron creadas en 1870 está en la Ley 419, propiciada por Sarmiento. Se buscaba ofrecer al público en general, sin distinción de ningún tipo, la posibilidad de acceder a material para su formación: para el autodidacta, el que quiere investigar libremente, el lector ávido de aventuras y de mundos desconocidos; para ese sector fueron fundadas.

Hoy son centros socioculturales y dinámicos.

En la actualidad a través de Conabip (Comisión Nacional de Bibliotecas Populares) están protegidas y respaldadas.

Esto se complementa con la Ley Provincial 2593, que entre otras cosas debe fortalecerlas cubriendo los cargos del personal bibliotecario.

Las bibliotecas populares, con el devenir de los años y adecuándose a las exigencias del medio, ampliaron su oferta brindando espacios y materiales para el acompañamiento y apoyo escolar a distintos grupos etarios. Hoy se han adaptado a los tiempos que corren: la informática tiene un lugar relevante, con todas sus variantes y modalidades. Y la lectura sigue siendo su eje, su nodo a través del cual se generan discusiones y proyectos, entre otras cosas, nuevas visiones para modificar y transformar la realidad.

A través de la lectura se estimula y se conecta con otras actividades y otras ideas, y a la inversa: a través de distintas actividades se llega a la lectura informativa, crítica o recreativa.

Esto define su función social, la que permite difundir cultura, incluir, promover las agrupaciones con otros colectivos sociales y comunitarios, defender su identidad y el medioambiente. Al brindar la posibilidad de estar informados y vinculados, las bibliotecas mejoran la calidad de vida de las personas y por ende la de toda su comunidad.

Parece inoportuno pedir personal bibliotecario en momentos en que el sistema de salud está con tantas demandas -todos sus sectores necesitan refuerzos, están agobiados y en ese marco este planteo puede sonar desatinado-, pero si no es ahora, ¿cuándo? Las bibliotecas, como el sistema educativo, también tienen que ver con la salud de la población y siempre son relegadas por otras prioridades.

Vale la fecha entonces, como un estímulo para reclamar por esta situación y mantenerlas en vigencia.

*Licenciada en Bibliotecología


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