Leonardo Da Vinci en el parque de la Villette
Por Oscar Smoljan Directo Museo Nacional de Bellas Artes Neuquén
La Ciudad de las Ciencias y de la Industria de París presenta una muestra dedicada al genio inventor de Leonardo da Vinci. Se trata de cuarenta máquinas inventadas por el genial florentino y que fueron reconstruidas en los años 50 a partir de sus manuscritos, dibujos, planos y diseños visionarios.
Precisamente el título que da nombre a la muestra es “Leonardo da Vinci, proyectos, diseños y máquinas” y es un viaje apasionante por el talento de un hombre que abarcó muchísimas disciplinas, desde la pintura a la ingeniería, desde la ciencia a la escenografía, la guerra y la música.
La muestra deslumbra por el poder anticipatorio que siempre rodeó a Leonardo y sus inventos. Diseñados hace más de quinientos años siguen sorprendiéndonos la barca voladora, el carro automóvil o el traje de buzo, artilugios que se adelantaron en cientos de años y que revelan la profunda inteligencia de una de las mentes más fértiles que dio la humanidad.
Pero más allá de su genialidad indiscutida, la muestra de las máquinas de Leonardo nos presenta a un hombre de su tiempo: el modelo del hombre renacentista: apasionado, curioso y a la vez poderosamente creativo, multifacético pero diestro en cada una de las artes y disciplinas que abordó inquieto a lo largo de sus 67 años de su vida, larga por cierto para un hombre del 1500.
Pero la Ciudad de las Ciencias y de la Industria en París es fundamentalmente un sitio de referencia para la cultura planetaria. Situada en pleno Parque de la Villette, al nordeste de la capital francesa, conforma un importante complejo cultural junto con la Grande Halle, la Sala de Conciertos Zénith y la Ciudad de la Música.
Hay allí espacios dedicados a la animación, las exhibiciones y el descanso como Explora, la Ciudad de los Niños, el espacio Ciencias y Actualidad o el Argonauta, la Geoda, el Cinaxe, el Planetario y las salas de cine de la Cité, así como la Ciudad de los Oficios y la Ciudad de la Salud.
Cuando hace ya más de una década Mario Roberto Álvarez, presentaba el proyecto del Museo Nacional de Bellas Artes Neuquén, decía que el proyecto del museo de Neuquén, estaba inspirado precisamente en el Parque de la Villette. Un espacio multicultural emplazado en medio de un parque urbano, el Arte y la Naturaleza combinados en perfecta interacción.
Contemplar hoy el complejo cultural de la Villette, allí en el nordeste parisino, con sus árboles y sus cursos de agua y sus museos y salas, es comprender esa hermosa analogía que trazó Mario Roberto Álvarez hace más de diez años. Ese mágico puente entre Paris y Neuquén, un puente que el arquitecto argentino nos tendió a los patagónicos para achicar las distancias.
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