Lisandro Aristimuño va al Gran Rex
El 3 de agosto, el rionegrino presenta “Mundo Anfibio”.
Tras una década de trabajo independiente, el rionegrino Lisandro Aristimuño desembarcará el próximo 3 de agosto en el teatro Gran Rex para presentar “Mundo anfibio”, el flamante disco en el que devela una faceta musical más rockera, sanguínea e incisiva. “Me basé en la mutación de los seres humanos y las cosas que tenemos que modificar para vivir en este sistema que, como si se tratara de un mundo anfibio, propone una doble vida”, explicó Aristimuño sobre los pilares que impulsaron su quinto disco de estudio. “Entre otras cosas me refiero específicamente a la doble moral, al doble discurso de algunos sectores, de la triste necesidad que existe de tener un doble trabajo, uno para vivir y otro para sentirnos realizados, entre otro montón de cosas”, comentó el músico que no sólo tiene sello propio sino que declama a favor de la autogestión. A través de 11 temas, en los que aparecen las voces de Ricardo Mollo, Hilda Lizarazu y Boom Boom Kid, Aristimuño compone una pintura melódica donde el universo, tal y como lo conocemos, se presenta en una etapa agresiva, sombría y terminal. Surgido después de “Las crónicas del viento”, el álbum doble que recorre dos momentos germinales en la vida del músico viedmense como su propio nacimiento y los primeros años de su niñez, el destino quiso que conjuntamente con el armado de “Mundo anfibio”, se fuera gestando la niña que lo inauguró en el flamante rol de papá. Y como si luego de llevar adelante esa tarea introspectiva, Aristimuño se atreviera a bucear por las profundidades y hacer pie en lo más oscuro, esta nueva apuesta aparece como un quiebre indiscutido dentro de su nutrida genealogía musical. Con fuertes reminiscencias a sonidos iniciáticos del llamado “rock nacional”, Lisandro reconstruye el armado de su “Mundo anfibio” a partir de pilares como “Pelusón of milk”, de Luis Alberto Spinetta, “Ciudad de pobres corazones”, de Fito Páez, y “Canción animal”, de Soda Stereo. “En lo musical quise poner mi lado argentino que en los anteriores estaba más marcado por el folclore y, esta vez, la búsqueda fue más por el lado del rock argentino desde un rock urbano mas porteño, más bonaerense”, reveló sobre el disco atiborrado de sonidos étnicos, canciones infantiles y voces deformadas. Sobre el proceso creativo del disco, el autor de la placa “Ese asunto de la ventana” admitió haber transitado “un año de laburar mucho tiempo solo. Es una elección, reconozco que soy muy egocéntrico, bastante tenista en mi forma de hacer música”. “Me peleo mucho conmigo, me estoy combatiendo todo el tiempo, es como un psicoanálisis total, pero después en el resultado final está mi banda que es increíble y que forma el 80% del amor y la humanidad del disco”, confesó. Consultado acerca del significado simbólico de llegar a un teatro de la calle Corrientes habiendo rechazado todo tipo de propuestas comerciales, el músico oriundo de Viedma advirtió entre risas que su música “siempre va a estar preparada para cualquier situación”. “Yo soy muy seguro de mi música -reflexionó- y sé que va más allá de cualquier locación, pero fue mi elección ir escalón por escalón y tomarme mi tiempo, por eso si bien me lo habían ofrecido antes consideré que todavía no era el momento”. Al respecto, el creador de “La última prosa” y “El plástico de tu perfume” admitió que fuera de cualquier parámetro comercial, la medida de su éxito está definida por “no necesitar tener un trabajo para pagar las cuentas y otro para sentirme satisfecho”. Y concluyó: “Mi éxito es vivir de lo que hago; es poder sacar mis discos como quiero y también es ser aceptado por mis colegas, porque oír que a músicos como Ricardo Mollo, Dread Mar I, Liliana Herrero, Jorge Drexler, Paulinho Moska o Fito Páez les gusta alguna canción mía, me hace sentir que ya triunfé”. (Télam)
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