Micky Ruffa, hombre y mujer en uno solo
Hoy inicia el ciclo de televisión“Más vale tarde que nunca”.
Ruffa comienza hoy un nuevo ciclo en la cordillera.
claudio andrade
candrade@rionegro.com.ar
Ruffa, un clásico de la televisión en la cordillera. Con cabellos largos y rubios, y vestido de leopardo, entrevista a políticos y empresarios.
Vestido con un impecable traje de corte femenino, que completa con un pañuelo a tono y una larga y salvaje cabellera rubia, Micky Ruffa espera a la presidenta Cristina Fernández en el aeropuerto de Bariloche.
Tal vez, y sólo tal vez, no pueda hablar con ella, pero sí lo hará, como se hace con los grandes amigos, con el gobernador de la provincia Alberto Weretilneck y con el senador Miguel Pichetto.
Micky, hombre vestido de mujer, hombre con sensibilidad y colores femeninos, se mueve como un pez en el agua entre el poder y la gente.
Si ahora mismo fuera posible sacarle una fotografía, mientras una cámara de televisión y dos productores y algún colaborador lo siguen por todos lados como a una estrella de cine, ésta sería la postal perfecta de un ícono de Bariloche. Un personaje público amado, reverenciado y discutido en todo su esplendor.
¿Cómo es que Micky Ruffa llegó a convertirse en esta figura delirante y maravillosa hoy día aceptada por una comunidad dinámica y multicultural? ¿Cómo logró imponerse este artista siempre fiel a sí mismo capaz de llevar a sus hijos al colegio envuelto en piel de leopardo sin que a nadie se le mueva una pestaña?
Son preguntas complejas que disparan múltiples respuestas, las que comenzaron a cocinarse 20 años atrás cuando Ruffa hacía los primeros fuegos de su vertiginosa carrera artística.
Micky Ruffa fue, a fines de los 80 y principios de los 90, un entusiasta animador de la movida underground porteña. Junto a Batato Barea, Mosquito Sancineto, Humberto Tortonese, entre otras luminarias del firmamento off, que dejaron y dejan huella en Buenos Aires, supo conquistar los escenarios más diversos y más divertidos.
Luego arribó a tierras del sur y consecuente con su espíritu inquieto no dejó de crear, de proponer e insistir en el teatro, en la comedia y en el varieté. Hasta que descubrió la televisión como medio expresivo y su arte se explayó de un modo distinto y popular.
Ruffa es una celebridad cuyo magnetismo ha terminado por darle forma a un personaje que no se detiene en el arte sino que se amplía en la obra solidaria. Acaba de venir de Buenos Aires, donde concretó los últimos detalles de una fundación, SER (lleva las iniciales de su hijo), que ayudará a los niños con discapacidad, y en un ratito no más inaugura un nuevo programa de televisión que, como los anteriores que encabezó, seguramente estará primero en los rating locales.
–¿Es Micky Ruffa alguien que se convierte, al salir de su casa, en esta figura tan controversial? ¿Es una proyección?
–Es el mismo. El mismo Micky Ruffa, un ser que tiene un pasaporte para entrar a la casa de la gente sin discriminaciones. Tengo mi vida fuera de la cámara y el teatro, con mujer y mis hijos, pero siempre soy yo en el fondo.
–Hubo un tiempo en que la gente debió verte con otros ojos, acaso con ojos sorprendidos, espantados, recelosos. ¿Recuerdas algo como lo que te digo?
–Me fueron queriendo de a poco. No fue de golpe. Fue un caminito el que tuve que recorrer. Yo era una figura extraña para la gente más pacata. Pero al mismo tiempo me llamaban algunos porque querían tener en sus fiestas a este personaje para que los divierta y así se dieron cuenta de que había un laburo artístico de por medio. Algo valioso. Hoy hasta me contratan para animar bautismos.
–Animaste también el under en Buenos Aires, prolongaste esa actividad aquí y más tarde entraste al medio televisivo. ¿Qué descubriste en él?
–Es un canal para informar a la gente. Cuando pregunto cosas a un político lo hago como si estuviera en mi propia casa. Trato de desacartonar al invitado. Más allá de si es un político o un empresario. Me permito ir del color al glamour con toda la naturalidad posible.
–Y vuelves a la televisión en la segunda parte del año después de conducir varias temporadas exitosas de “Pantalla”. ¿Sigues con la misma línea de laburo?
–Sí, el programa tiene mi impronta, mi onda y lo hago con Vivian Mathis, que es una excelente periodista. Creo que después de 10 años “Pantalla” cumplió un ciclo y ahora voy por otras metas. Necesitaba probarme en algo nuevo y creo que la gente va a continuar acompañándome en este proceso que tiene mucho de personal.
Su flamante ciclo “Más vale tarde que nunca” se verá desde hoy lunes de 19 a 20 horas por Video Cable (La Angostura) y de 20 a 21 por Supercanal (Canal 2 de Bariloche). Ruffa promete entrevistas desacartonadas con políticos y empresarios, más su visión del mundo, la misma que lo ha hecho una conductor respetado y querido en la región.
–Tu próximo proyecto excede el ámbito televisivo pero se retroalimenta en tu figura.
–Sí, la Fundación SER tiene el apoyo del gobernador y del senador Pichetto. Con ella estamos haciendo obras solidarias y seguiremos creciendo en ese sentido. Nos comprometimos con el hospital zonal, salitas, con escuelas, y a través del gobierno traemos un laboratorio de plasticidad motriz que es muy importante.
–Es como si pudieras convivir tranquilamente en los dos ámbitos: el solidario y el artístico vestido así, como una chica…
–No se contradicen estos ámbitos y, aunque hay un espacio enorme entre ellas, la sexualidad y la discapacidad son víctimas de prejuicios y discriminaciones. En algún sentido me siento un despertador de conciencias.
Ruffa comienza hoy un nuevo ciclo en la cordillera.
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