El telescopio James Webb detectó rastros de vida a 6.000 años luz de la Tierra

La NASA descubrió discos protoplanetarios en una nebulosa denominada Langosta. Son un componente clave en el proceso de formación planetaria y se encuentran formados por monóxido de carbono, polvo y agua.

Una nueva investigación realizada con datos enviados por el telescopio espacial James Webb, reveló la existencia de importantes cantidades de monóxido de carbono, acetileno, cianuro de hidrógeno y agua a 6.000 años luz de la Tierra. Estos elementos se encuentran en los discos protoplanetarios de la nebulosa NGC6357.

El estudio de los científicos de la NASA asume que habría rastros de vida en esa zona del espacio exterior. Según el hallazgo, la nebulosa NGC635 o Langosta, ubicada en la constelación Escorpio, presenta las condiciones necesarias para el desarrollo de la misma.

El objetivo del estudio era analizar cómo los discos protoplanetarios pueden colapsar para formar estrellas. Una teoría ampliamente aceptada y que fue descrita por el astrónomo James Jeans a principios del siglo XX.

Estas estructuras circumestelares se encuentran formados por gas y polvo que orbitan alrededor de una estrella joven. Son un componente clave en el proceso de formación planetaria y se generan a partir del material remanente que rodea a una estrella recién formada.

Cuando una estrella se forma a partir de una nube de gas y polvo en contracción, el exceso de material forma un disco a su alrededor. A lo largo del tiempo, las partículas de polvo en el disco se van agrupando y colisionando, formando cuerpos más grandes llamados planetesimales, que a su vez pueden fusionarse para formar planetas.

Estas nubes gigantescas son el origen de los sistemas solares. En este entorno, el James Webb descubrió discos protoplanetarios alrededor de estrellas jóvenes en la NGC 6357.

Los investigadores seleccionaron 15 discos protoplanetarios diferentes ubicados en tres áreas diferentes. Como resultado de los análisis, estimaron la distribución de agua, monóxido de carbono, acetileno y cianuro de hidrógeno a una distancia de 1 unidad astronómica de su estrella. Resultó que los compuestos químicos están presentes incluso en las zonas más internas del disco protoplanetario, es decir, donde pueden formarse planetas rocosos como la Tierra.


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