Murió Camus, el director español de «La Colmena» y «Los Santos Inocentes»

A inicios de los 80 logró el mayor reconocimiento internacional de su trayectoria. Supo combinar filmes comerciales con grandes obras basadas en textos clásicos.

El cineasta y guionista español Mario Camus, autor de películas como «La Colmena» y «Los Santos Inocentes», dos pilares del cine español del período posfranquista, falleció hoy a los 86 años en su Santander natal.

Con esos dos títulos rodados sucesivamente a inicios de los 80 logró el mayor reconocimiento internacional de su trayectoria ya que con «La colmena», basada en la novela de Camilo José Cela, alcanzó el Oso de Oro del Festival de Berlín (1983); y con «Los Santos Inocentes», sobre la obra de Miguel Delibes, mereció el premio Ecuménico a la mejor película en el Festival de Cannes (1984).

Nacido el 20 de abril de 1935, Camus fue un artista prolífico que supo combinar filmes comerciales con grandes obras basadas en textos clásicos de la cultura española.

En ese camino, formó parte de la generación del «nuevo cine español», junto a Carlos Saura, Basilio Martín Patino, Miguel Picazo o José Luis Borau, fue uno de los maestros del argentino Adolfo Aristarain y colaboró con él participando del guión de «Un lugar en el mundo», que obtuvo un Goya a la Mejor película extranjera de habla hispana de 1992 y dos lauros en el Festival de San Sebastián, entre ellos la Concha de Oro.

El fraterno vínculo entre ambos se extendió a «Roma», filme del argentino de 2004 donde Camus firmó el guión y que también cosechó lauros internacionales (en Toulouse y La Habana, por ejemplo).

Antes, el artista español empezó su carrera laboral en Radio Cantabria, pero pronto se trasladó a Madrid para estudiar Derecho y, junto a Patino fundó el cineclub de los colegios mayores y más tarde dejó la universidad para ingresar en la Escuela Oficial de Cine, donde se diplomó en Dirección.

En el cine, tras colaborar con Saura en «Los golfos» (1959), en 1963 realizó el cortometraje «La suerte» y su primer largometraje, «Los farsantes» (que se estrenó en la Argentina tres años después).

También en dicha década dirigió en tres ocasiones al popular cantante Raphael: «Cuando tú no estás» (1966), «Al ponerse el sol» (1967) y «Digan lo que digan» (1968), títulos que también cruzaron el Atlántico y con los que Camus -tal como recordaría años después- recibió mucho dinero.

Haciendo equilibrio entre filmes pasatistas y cine de autor rodó, «Esa mujer», con la afamada Sara Montiel e «Intimidades de una joven casada, con la deslumbrante italiana Ornella Mutti, pero también «La Leyenda del alcalde de Zalamea» y «Los días del pasado», con el bailarín y coreógrafo Antonio Gades, películas que llegaron a los cines argentinos con mayor o menor demora en relación a su estreno en la península ibérica.

Las adaptaciones literarias fueron las que le proporcionaron mayor relevancia, una práctica que inició en 1980 para la serie de Televisión Española «Fortunata y Jacinta», que él mismo había adaptado de la obra de Benito Pérez Galdós.

A los ya citados sucesos de «La Colmena» y «Los Santos Inocentes», le siguió «La casa de Bernarda Alba» (1987) y su vasta producción de la época (realizando además series para TV) resonó en salas locales con otro par de estrenos: «La vieja música», con Federico Luppi, Charo López y Assumpta Serna; y el documental «Madrid».

Algo de la estela triunfal de su cine se extendió a «Sombras de una batalla» (1993), que obtuvo dos Premios Goya, y un año después estrenó en la Argentina «Después del sueño», una película de 1991 a la que definió como «una especie de fábula referida a los viejos y a los nuevos tiempos y un juego de intrigas». «Creo que en España fue muy incomprendido. Se trata de un filme de escaso presupuesto e intenciones largas», dijo Camus a Télam en septiembre de 1994.

En aquella ocasión, el artista no maquilló su mirada pesimista sobre el presente:

«Hubo una oportunidad que perdimos. El mundo que viene no me gusta; me parece chato y estúpido. Uno tiene la amarga sensación de que ha luchado toda su vida para llegar a este final en el que se habla de la economía, la rentabilidad, los porcentajes y tal. Es muy triste».

Su inmensa producción se enfocó entonces a los guiones como los que urdió para su amiga Pilar Miró («Werther», «Beltenebros» y «El pájaro de la felicidad») y para populares series de televisión.

En cine se despidió con «La playa de los galgos» (2002) y «El prado de las estrellas» (2007), aunque su nombre volvió a estar en el candelero con el Goya de Honor que se le entregó en 2011.

Agencia Télam.


Temas

Cine

Formá parte de nuestra comunidad de lectores

Más de un siglo comprometidos con nuestra comunidad. Elegí la mejor información, análisis y entretenimiento, desde la Patagonia para todo el país.

Quiero mi suscripción

Comentarios