Murió Larry Hagman, el malvado J.R.

Su despiadado personaje de la serie “Dallas” llegó a ser visto por 350 millones de personas de todo el mundo. Pero también será recordado como el Major Nelson de “Mi bella genio”.

Su fría sonrisa hizo historia en la televisión: Larry Hagman representó durante 14 años el rostro más malvado de Estados Unidos, el capitalismo sucio o tal vez tan sólo una faceta del ser humano: la codicia desmedida. Formó parte del imaginario de los años 80 en decenas de países encarnando a J.R. Ewing y, por ende, también de la imagen de Estados Unidos en esa época. Pero en su vida privada Hagman era todo lo contrario a lo que encarnaba en la pantalla. Un cáncer acabó con la vida del actor de Texas a los 81 años. En 1992, los médicos le habían diagnosticado una cirrosis hepática, que luego se transformó en un tumor canceroso. Tres años más tarde, un trasplante le salvó la vida. Había abandonado el alcohol y el tabaco para luego convertirse en un abanderado de la lucha contra el tabaquismo en Estados Unidos. A Hagman le encantaba dar vida a los malos, según confesó. “Los tipos buenos no se lo pasan tan bien como los malos. A mí me gusta interpretar los papeles más divertidos”, afirmó entonces. Y se volvió a mostrar como un tipo miserable no hace mucho en la serie de televisión “Mujeres desesperadas”, dando vida al Frank Kaminsky, el insoportable padrastro de Lynette (Felicity Huffman). En su página web, “larryhagman.com”, sonreía sin embargo de lo más amable y cariñoso a sus fans. Y allí se leen las dos fechas que jamás olvidó: El 21 de noviembre de 1980, cuando más de 350 millones de fans de “Dallas” vieron la serie en 57 países para saber si moría el magnate petrolero J.R.; y la otra fecha, el 23 de agosto de 1995, cuando tras años de alcoholismo y gravemente enfermo, superó una operación de 16 horas y comenzó una nueva vida. Este texano, hijo de la estrella del musical, May Martin y un abogado, acompañaba a en sus giras a su madre, que se divorció pronto. Fue con ella a Londres en los años 50 con el éxito de Broadway “South Pacific”. Allí conoció y se casó con la diseñadora de moda Maj Axelsson. “Lo mejor que me ha pasado en mi vida”. El matrimonio tuvo dos hijos. En 1964 Hagman se trasladó con su familia a Hollywood. Protagonizaba junto a Barbara Eden la serie de televisión “Mi bella genio”, dando vida al astronauta Tony Nelson. Aunque han pasado casi 50 años, el “Major Nelson” sigue siendo una figura reconocible dentro de la cultura popular estadounidense. Son pocos los que recuerdan sus primeras películas (“Fail Safe”, “Up in the Cellar”), pero el malvado e intrigante JR Ewing en la serie de televisión “Dallas” lo convirtió en una estrella inolvidable. En Estados Unidos, esta serie sobre intrigas familiares, poder y dinero se mantuvo en la grilla durante 14 años. Los más de 350 capítulos fueron traducidos a 67 idiomas y retransmitidos en 90 países. “Yo sé lo que quiero en la lápida de J.R.”, dijo Hagman en 1988. “Debería decir: ‘Aquí yace el honesto ciudadano J.R. Ewing. Este es el único negoció que perdió’’’. Hagman pasaba gran parte del tiempo lejos de Hollywood, en su rancho en Ojai, en el sur de California. Esa propiedad de lujo en las montañas de la costa funciona por completo con energía solar. El magnate del petróleo en la pequeña pantalla era un convencido ecologista e incluso hizo anuncios publicitarios sobre placas solares. Como militante antifumador y receptor de u órgano trasplantado, participó en numerosas campañas de concienciación sobre esos temas. Aunque no era del todo contrario al humo, pues de vez en cuando fumaba marihuana como medicina. Pero en lo que sí fue tajante es que jamás fue un seguidor de su paisano George W. Bush ni republicano Cuando tras más de dos décadas se reanudó la serie “Dallas”, Hagman también se sumó al “revival”. Aparecía apático en su sillón, incapaz de reaccionar a las palabras de su siempre leal hermano Bobby. A pesar de ser ya octogenario, J.R. seguía siendo igual de intrigante que antes, aunque de forma más refinada. Y cuando conseguía alguna victoria se mostraba de lo más ágil. “’Dallas’ es la mayor diversión de mi vida”, aseguró Hagman. “Tengo la sensación de volver a casa”, añadió cuando se reinició la serie. Y fue en casa, en un hospital de Dallas (Texas) apenas a 50 kilómetros de donde nació en Fort Worth, donde el viernes un cáncer acabó con su vida. Murió rodeado de su familia.

Más amable y querible, junto a su bella genio.

Barbara Munker y Chris Melzer


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