No la dejaron entrar a La Angostura y pasó la noche con su sobrino en el auto

Llevaba a su hermana docente de la localidad cordillerana. No la dejaron pasar ni a ella, ni a su sobrino. Al no poder regresar de inmediato a Cipolletti tuvieron que pasar la noche en el auto.

Graciela Gómez vive en Cipolletti, su hermana es docente de Villa La Angostura pero estaba pasando la cuarentena también en la ciudad rionegrina. Ante el probable regreso a clases presenciales en la localidad cordillerana, su hermana decidió volver a fin de realizar el aislamiento necesario para estar lista para volver al aula. Ella fue quien se ofreció a llevar a su hermana y su sobrino. En Muelle de Piedra no la dejaron entrar ni a ella ni al chico, pero sí a la docente. Ellos tuvieron que pasar la noche a la interperie.

Así lo relató Graciela Gómez en una carta de lectores que envió al medio local Diario Andino.

«Viaje a Villa La Angostura jueves 13 de agosto de 2.020 Soy de Cipolletti (Río Negro), una ciudadana común que trasladé a mi hermana y a mi sobrino a Villa La Angostura, debido a fuerza mayor (traslado de persona a su domicilio laboral) en este contexto de pandemia con los permisos correspondientes, ya que ella trabaja en ese lugar desde hace más de un año y medio», comenzó contando la mujer sobre como se dio la situación que la llevó a tener que pasar toda una noche a la intemperie en la ruta cordillerana.

Contó también que su hermana es docente titular en La Angostura pero que como todavía no tenía a toda su familia instalada en la localidad cordillerana decidió hacer la cuarentena en Cipolletti, suponiendo que sería por un plazo menor que el que terminó siendo.

«Ahora que pareciera ser que prontamente se iniciarían las clases de manera presencial (porque, como todos saben, hasta este momento se realiza de manera virtual), se cree será en los primeros días del mes de septiembre, para cumplir con la reglamentación de realizar los 14 días de cuarentena obligatoria en tiempo y forma, decide (su hermana) volver a su domicilio definitivamente en Villa La Angostura junto a su hijo«, relató la mujer sobre la causa que motivó el viaje.

Ella cuenta que a las 17 arribaron a Villa La Angostura y allí la policía caminera no los deja ingresar porque «la ciudad está cercada y nadie que no resida allí puede entrar». Antes esta situación, su hermana le explica la situación laboral y que no tenía hecho el cambio de domicilio, pero que si tenía el contrato de alquiler y una certificación de la directora del establecimiento donde trabaja, quien también se acercó al puesto policial para dar fe.

«Allí el Comisario solo la autoriza a ella (no a su hijo) a ingresar en un taxi local (el puesto caminero está a 15 km aproximadamente), para esto ya habían pasado tres horas, y los agentes no podían tomar ninguna decisión, siendo muy amables en todo momento, aclarándonos que eran sus superiores vía telefónica quienes emitían esas órdenes», agregó ella sobre el desarrollo de la situación.

Y añadió: «Tratamos de hacerles entender que podrían escoltarnos hasta el domicilio donde pasaríamos la noche porque hacía muchísimo frío y no podíamos regresar ya que al anochecer la nieve se cristaliza debido a las bajísimas temperaturas, además lloviznaba por momentos y luego se congela aún más siendo imposible transitar en esas condiciones».

Así fue que tuvieron que pasar la noche allí, en el auto. «Abandonados totalmente, quedamos en la intemperie, con temperaturas bajo cero, por momentos nos estábamos congelando ya que teníamos poco combustible y no podíamos calefaccionarnos por mucho tiempo, la verdad es que fue un sufrimiento toda la noche varados allí, sin piedad», describió Gómez.

«En un momento nos comunicamos con el comisario que creo es el jefe de coordinación de protección ciudadana quien nos manifestó que no nos iba a dejar pasar, evidentemente era la persona que tomaba las decisiones, y no solo eso, también nos intimidó diciéndonos que hasta nos podía secuestrar el auto por infligir la ley y hacernos una causa, es decir que nos trató como a delincuentes», aseguró ella en su carta.

Tras explicar la situación Gómez reflexionó: «Ahora bien, yo me pregunto ¿por qué no se trabaja en red informativa entre todas las camineras para evitar estas situaciones? ¿qué hubiera sucedido si entre los ocupantes hubiera habido niños pequeños en esta situación o personas ancianas o personas con alguna otra patología grave y tener que sufrir hipotermia? O en otro caso ¿de quién es la responsabilidad si hubiéramos decidido volvernos y deslizarnos por el hielo cayendo por el abismo debido a la geografía del lugar? ¿la persona que toma decisiones no tiene familia, hijos, esposa, hermana/os, padres, etc.? ¿sabe lo que es la empatía, la solidaridad? ¿no sabe que cuando se intenta solucionar una situación humanitaria enaltece a las personas?»

«Es muy fácil decidir por la vida de los demás desde un lugar confortable, como dice el dicho ‘Dale poder a una persona y sabrás que tipo ser humano es’. Hago pública esta situación en particular, para que nadie más sufra estos atropellos innecesarios. Ser inflexibles no los convierte en héroes sino en autoritarios. Todo lo aquí expresado es totalmente mi responsabilidad», cerró Gómez.


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