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Ángel Di María: la lateralidad como herramienta para pensar y resolver mejor

La habilidad del “Fideo” para manejar ambos frentes ha sido una constante en su desarrollo deportivo. Su historia nos recuerda que trabajar nuestro lado menos hábil no solo es útil en la cancha, sino en cada decisión de la vida.

Días atrás, Ángel Di María consiguió su 36° título como profesional y quedó como cómodo escolta de Lionel Messi, quien con 45 vueltas olímpicas es el futbolista argentino más exitoso de la historia.
Hijo de un ex jugador de fútbol, a la postre vendedor de carbón y de una ama de casa, sus padres y luego su esposa, no escatimaron esfuerzos a la hora de apoyarlo en su resiliente carrera, cuestiones sobre las que profundiza la serie de streaming “Romper la pared”.

La emotiva historia muestra sin tapujos a un jugador sensible y las mil unas vicisitudes que debió sortear para triunfar en su carrera. Más hay una cuestión técnica y rica para extraer en función de su proyección a las demás personas, que es la del trabajo de su lateralidad desde pequeño.

La habilidad del “Fideo” para manejar ambos frentes ha sido una constante en su desarrollo deportivo y una de sus principales virtudes desde el potrero. Quizás allí radique gran parte de su sutil fortaleza, ya que ni su altura , ni su delgadez (1,78 más y 75 kg como profesional) hacían presagiar de él, a un jugador determinante para su puesto.

Máxime, cuando con el tiempo los grandes clubes comenzaron a buscar delanteros más corpulentos, al estilo de Zlatan Ibrahimovic, Cristiano Ronaldo, Harry Kane o Erling Haaland.

Sin embargo, Argentina a partir de esta habilidad de un jugador, comenzó a armar la estrategia que permitió socavar la hegemonía que la selección gala venia demostrando a lo largo del último mundial de fútbol.

Así, uno de los factores más gravitantes a la hora de evaluar la supremacía de Argentina sobre Francia en los primeros setenta minutos de la final de Qatar 2022, fue el sorpresivo cambio que de entrada decidió Lionel Scaloni, sobre el frente de ataque de la selección y en la figura de Ángel Di María.
En uno de los secretos mejor guardados por el cuerpo técnico, Argentina saltó al campo de juego por primera vez recargando el costado izquierdo de su ataque sobre el irregular marcador de punta Jules Koundè.

Mientras que, durante todo el Mundial, el rosarino jugó mayormente por derecha, en la final lo hizo por izquierda, teniendo a maltraer al cinco francés y logrando el desequilibrio necesario para que Dembélé le provocara el penal del 1-0. Todo sin olvidar que el tercer gol lo hace Messi con rápido reflejo con derecha, ante el rebote dado por Lloris. Una perla no menor, en el tema que que nos ocupa, siendo nuestro capitán tan zurdo.

Si buscásemos imágenes de definiciones trascendentes del 11 argentino, enseguida recordaremos el gol picado ante Nigeria en la final de los Juegos Olímpicos de Beijing 2008 tras una larga corrida por izquierda, la deliciosa emboquillada frente a Brasil en el Maracaná (2021) por derecha definiendo de zurda tras largo pase de De Paul, el remate cruzado de zurda en la Finalísima frente a Italia, ingresando por derecha y el exquisito contraataque del 2-0 de la final de Qatar con cooperación de Messi-Álvarez- McAllister y gol de recuadro del alfil Angelito por izquierda de zurda.

Las estadísticas revelan que solo el 10% de la población mundial es zurda, alrededor del uno por ciento se cree ambidiestra, lo que significa que no tienen una mano dominante y pueden ser habilidosos con ambas, mientras que la mayoría restante es diestra.

Destacadas personalidades como Messi, Maradona, Ginobili, Vilas, Cerati, Charly García y a nivel internacional Albert Einstein, Leonardo Da Vinci, Ludwig Van Beethoven, Paul Mc McCartney, Bob Dylan o Barack Obama son o han sido zurdos.

La lateralización es decir la diferencia estructural o funcional entre el hemisferio izquierdo y derecho del cerebro lleva a que, según el neurólogo Alejandro Andersson, los diestros tengan la función del habla, el centro del lenguaje y el motor en el hemisferio izquierdo contrariamente a los zurdos que lo alojan en el hemisferio derecho. Es por eso que se manejan mejor con las extremidades de su lado izquierdo del cuerpo, así como también tienen mejor visión y oído de ese lado.

Durante la edad media los zurdos temían ser acusados de brujería ya que socialmente se los vinculaba con actos vandálicos y conductas indeseadas. A principios del siglo XX muchos educadores obligaban a los zurdos a reentrenar sus tendencias para volverse diestros.

Hoy, por el contrario, mientras mejor estimulados estén los niños a utilizar bilateralmente su cuerpo, mayores destrezas físicas tendrán a lo largo de su vida. Aun habiéndose definido la lateralidad, seguir trabajando el lado inhábil desde edades tempranas, es trascendente para el desarrollo motor integral de cualquier persona.

Tanto en Educación física infantil (EFI), Jardín de infantes, escolaridad primaria y luego en deportes la utilización de ambos laterales debe ser estimulados constantemente. Algo que en la vida cotidiana dejamos de aplicar inconscientemente al recargar siempre nuestro lado hábil o incluso, a otro nivel de desplazamientos, al dejarnos llevar mansamente por un GPS sin hacer uso de nuestro propio sentido de la orientación u otras alternativas de búsqueda.

Fomentar el uso de la derecha y de la izquierda puede ayudarnos a resolver cuestiones cotidianas, evitar caídas, ser más completos, equilibrados y creativos.

Desde pequeños nos enseñan a escribir con una mano, patear con un pie y a pensar a una manera, pero la historia de Di María nos recuerda que trabajar nuestro lado menos hábil no solo es útil en la cancha – y vaya si la alegría de tantos millones de argentinos lo sabrá-, sino en cada decisión de la vida.

(*) Abogado. Prof. Nac. de Educación Física. Docente Universitario. angrimanmarcelo@gmail.com


Días atrás, Ángel Di María consiguió su 36° título como profesional y quedó como cómodo escolta de Lionel Messi, quien con 45 vueltas olímpicas es el futbolista argentino más exitoso de la historia.
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