Padres de la escuela de Villa Los Coihues reclaman la finalización de la obra

La obra para incluir dos nuevas salas debía estar concluida en febrero de este año. Los padres se movilizaron hoy en el Centro Cívico.

Unas 46 figuras de niños hechas en papel, con el nombre de cada alumno que se quedaría sin aula en la escuela 324 de Villa Los Coihues fue pegada sobre la calle frente al edificio municipal esta mañana. Un grupo de padres de ese colegio se manifestó por los retrasos en la obra que estaba prevista para febrero de este año, es decir, diez meses atrás.

Una mujer sostenía a su pequeño hijo y con la otra mano levantaba un cartel en el que se leía: «Las salitas van a estar para marzo del 2019″ (Mónica Silva, ministra de Educación, septiembre del 2018)«. Un poco más atrás, otro cartel indicaba: «46 niños necesitan aula».

«En el 2015, se enciende la alarma porque el jardín comparte tres salas con la primaria. La comunidad educativa se va duplicando, crece enormemente y se produce un cuello de botella. La obra ya debería estar terminada y en uso», indicó Elena Schmidt, una de las madres que reclamaron en el Centro Cívico.

Eleonora Botto, otra de las madres, recalcó que hoy «35 chicos no tiene un aula física y 14 quedaron directamente afuera». «Necesitamos que terminen la obra, que trabajen de manera ininterrumpida. Falta el 24% de la obra«, aseguró.

La mujer relató que los trabajos se retomaron hace 3 días pero «durante 15 días estuvo todo tapiado». También mencionó que hubo un parate durante la veda invernal «cuando el cascarón de la obra ya estaba listo y todos los trabajos que debían realizarse eran en el interior».

Mercedes Urquiza aseguró que ya se reunieron con la futura ministra de Educación, Mercedes Jara, y con la gobernadora Arabela Carreras. «Están todos al tanto. Esto es una decisión política. El argumento de la empresa es que el estado tarda 4 meses en pagar y que además está el fondo de reajuste por inflación», planteó y recordó que además el colegio no tiene patio, ni salón de usos múltiples, ni biblioteca.

«Vivimos en la escuela para darle seguimiento a la obra en lugar de estar con nuestras familias o en los trabajos. Algo que no nos corresponde», cuestionó Schmidt.


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