Paola Kaufmann se alzó con el premio Planeta

por: SUSANA YAPPERT

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La rionegrina Paola Kaufmann ganó el Premio Planeta de Novela en su edición 2005. Con el seudónimo Ana Mullin, esta escritora y doctora en neurociencias, obtuvo uno de los principales premios en lengua castellana por su novela fantástica titulada «El lago».

Paola habló ayer con «Río Negro» y se mostró «feliz y agotada de tantas emociones». A pocas horas de haber recibido la noticia, contó que sintió una gran satisfacción porque otro jurado de modo unánime valoró su trabajo de casi dos años. Ocurrió algo semejante en 2003 cuando Kaufmann obtuvo el Premio Casa de las Américas por su novela «La hermana».

Pero esta escritora, nacida hace 36 años en Roca, no ha hecho otra cosa que cosechar galardones por su oficio de escritora, como el Premio del Fondo Nacional de las Artes con sus libros de cuentos «La noche descalza» y «El campo de golf del diablo» en su edición 2001.

El jurado que premió a Paola el sábado en una ceremonia en el Hotel Alvear estuvo integrado por la escritora española Rosa Regás, la periodista Magdalena Ruiz Guiñazú y los escritores Martí Caparrós y el director argentino de Planeta, Ricardo Sebanes. Pero la noche tuvo una emoción extra para ella porque en la misma ceremonia fue premiado por su trayectoria a quien reconoce como su maestro, el escritor Abelardo Castillo.

Kaufmann es actualmente investigadora en cronobiología en la Universidad de Quilmes y ha desarrollado de modo paralelo su oficio de escritora. Es, de hecho, una autodidacta, aunque siempre destaca como fundamentales en su formación, los cuatro años que participó en un taller literario dictado por Castillo. «Él fue mi maestro, sobre todo me enseñó a leer y a corregir. Y- de algún modo- sigue siéndolo pues es una de las primeras personas a quien doy a leer mis textos cuando los termino», afirmó Kaufmann todavía emocionada por el evento.

La novela -premiada con cien mil pesos y el contrato para su publicación- «es la historia de un grupo de extraños personajes que llegan a la Patagonia en el verano de 1975-76 intrigados por el misterio de un terrible monstruo. Una de ellos, Ana, naturalista de profesión, trata de encontrar pruebas de su existencia. Así, llega a esta parte del mundo para convivir en una casita a orillas del lago esperando que se les revele algo terrible. Si bien se trata d una novela fantástica, hay datos históricos y sociales que funcionan como alegoría y que justamente se enmarcan en un período de la historia argentina muy particular», resume la autora. La novela tiene un trabajo simbólico sobre «lo monstruoso»- una temática que seduce a Kaufmann hace algunos años y que utiliza como recurso en su nuevo libro definiéndolo como: «aquello a lo que se teme porque no se sabe bien qué es. En esa búsqueda los personajes van poniendo cosas de su propia historia. Buscando sus propios monstruos personales». Cuenta Paola que puso el punto final a su novela el día que vencía el plazo para entregar los manuscritos porque «estaba trabada en los últimos párrafos. Pero llegué y por lo visto me salió bien» (se ríe). Abrumada por la prensa, por el teléfono de su departamento en Palermo que no deja de sonar, poco a poco va volviendo a su normalidad. Aunque sabe que a partir de ahora nada será como fue. «Cuando me recupere de semejante esfuerzo y semejante terremoto emocional, pensaré cómo sigue mi vida. Por ahora intuyo que este premio me va a disparar a otra dimensión, no sé hacia dónde, pero a partir de ahora siento que comienzo otra etapa en mi vida». Sin duda, al lugar de una escritora consagrada.