“Piedras que invitan a la reflexión”

El diario “Río Negro” on-line del 23/9/2014 bajo el título “Indignación por pena en suspenso a Ancatel” informa: “Vecinos indignados arrojaron piedras contra el edificio de la Oficina Judicial y contra uno de los abogados defensores al conocer ayer la pena de tres años de prisión en suspenso que se impuso a Matías Ancatel, el joven declarado culpable de los delitos de robo simple y abuso sexual simple que sufrió una niña de nueve años en esta ciudad. El monto de la condena se definió ayer en la etapa de cesura del juicio”. Matías Ancatel fue juzgado por haber ingresado en marzo pasado con violencia en una casa de la tranquila ciudad andina, robar y abusar sexualmente de una niña de nueve años que se encontraba sola en la vivienda. Hechos graves, probados sobradamente, que ameritaban una justa y rigurosa condena que fue eludida por jueces que, sustentando un falso garantismo, dejaron en libertad al delincuente generando un grave precedente en un asunto tan delicado como lo es la sanción que restablezca el equilibrio social quebrado por el victimario, que con absoluto desprecio no dudó en vulnerar por la fuerza el hogar de un tercero y abusar de la niña aprovechándose de su situación de vulnerabilidad extrema. La lógica, la experiencia y el sentido común exigían que la pena fuera ejemplarizadora, que nunca más, que quien se atreva a cometer hechos tan aberrantes deberán soportar todo el peso de la ley y acabarán en la cárcel. Pero no fue así. En esta provincia los jueces se encargan de revictimizar a las víctimas, asegurando con fallos insólitos y reiterados que los delincuentes nada deben temer, que siempre hay un tecnicismo, una apreciación absurda que les garantizará la libertad, en este caso, en todos los casos. Se está recorriendo un camino peligroso. El falso garantismo que reflejan reiteradamente los fallos de los tribunales neuquinos que dejan en libertad a delincuentes que han cometido graves delitos altera por su grosera injusticia el ánimo del hombre común, circunstancia que puede acarrear secuelas no queridas. Las piedras que cayeron al finalizar el juicio son sólo un síntoma que muestra que la Justicia –al menos en este caso– no ha logrado restablecer el equilibrio quebrado por la acción delictiva del autor y obviamente invita a la reflexión y análisis sobre qué se está haciendo mal en el trámite penal, sin soberbia, seriamente y con rigor. Héctor Luis Manchini, DNI 7.779.947 Zapala


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