Poder Judicial de Neuquén 2021: los que se fueron, lo que vendrá

Qué le espera al servicio de justicia durante el año que se aproxima. La relación entre el TSJ, el sindicato y el Colegio de Abogados. La Ley Gerez. Y, por supuesto, los protagonistas de diciembre.

El Poder Judicial de Neuquén 2021 es un modelo para armar con una trama tensa que en cierta medida ya está escrita, sobre la cual se insertarán los protagonistas. Todos y todas cargan con sus historias, sus anhelos más o menos secretos, sus debilidades, virtudes y pasiones. Conocer este escenario es vital para prever lo que viene; la capacidad de los actores para adaptarse a nuevas circunstancias volverá a ser la habilidad más valorada. La prueba de fuego se verá cuando se incorpore un o una vocal para cubrir la vacante, y se rearme la relación de fuerzas actual.

La pandemia del coronavirus seguirá jugando un rol importante. Y al igual que en el resto del mundo, en este microcosmos de 2.400 personas quienes tienen más recursos gozan de más oportunidades.

Lo más grueso, lo escandaloso, lo mediático -adjetivos que no siempre están alineados- conocieron una tregua en las últimas semanas. Aquí hay un repaso.


Uno sale, otro queda


En el último acuerdo del año, los vocales y la vocal del Tribunal Superior de Justicia depusieron por un rato sus irreconciliables diferencias internas y votaron por unanimidad a Roberto Germán Busamia para que presida el organismo en 2021.

La situación institucional era inédita: Oscar Massei había renunciado para jubilarse en pleno ejercicio del mando. El caso más parecido que puede rastrearse es de febrero de 2004, cuando ingresó una nueva mayoría al Tribunal Superior y derrocó al entonces presidente, Arturo González Taboada.

Los vocales y la vocal actuales fueron conscientes de que le cedían una cuota considerable de poder. Busamia ya había ejercido la presidencia en 2019 y en 2020 ocupó de hecho el cargo, primero por la licencia y luego por la renuncia de Massei, en tándem con Evaldo Moya, su mejor aliado dentro del Tribunal, que fue presidente subrogante.

Alfredo Elosu Larumbe y Soledad Gennari, el otro bloque de poder, prefirió que sea Busamia el que negocie con el Ejecutivo las partidas que se necesitarán para pagar los sueldos.

El año de los vocales transcurrió entre intrigas palaciegas, desacuerdos, alianzas rotas, campañas internas sucias y traslados compulsivos de personal.

Todo entre barbijos, alcohol en gel y sin dinero para repartir, lo que motivó una medida de fuerza de los empleados que duró prácticamente todo el 2020.

El gremio con el Tribunal, reunidos el 23 de diciembre. (Foto: Sejun)

A fin de año Busamia logró una precaria tregua con el sindicato, su reelección como presidente, y mantiene buen diálogo con el gobierno. Se considera bien pertrechado para esperar al o la vocal que venga, en marzo o quizá abril, a disputarle espacios. O al que quiera hacerle sombra desde ahora.


Están afuera y no lo saben


Dos episodios dejaron una marca profunda en el Poder Judicial, cuyas consecuencias se verán a futuro. En ambos fueron peores las respuestas de los protagonistas que sus acciones.

Uno de ellos es el Jurado de Enjuiciamiento contra el fiscal jefe de Cutral Co, Santiago Terán. A sus declaraciones violentas, sin perspectiva de género y misóginas (que le valieron la denuncia), le siguió una defensa propia estilo reality, en la que mezcló su historia personal, familiar y profesional, con un principio rector: la culpa de que yo sea así la tienen los demás.

Desbrozando su alegato final, entre comparaciones con filósofos presocráticos y nuevas frases misóginas, se le escucha decir expresamente al Jurado: “si ustedes me hubieran sancionado como correspondía en un sumario anterior (le abrieron 13) yo no habría llegado a esto. Ustedes no me pararon. Me dejaron hacer lo que quise”. Pidió (¿autorizó?) que le den “los cintazos” que se merece.

Terán, quien se jubilará en abril, ya es un ex fiscal. No importa el resultado del jury. Su tiempo terminó.

Así como Terán ya está afuera, el juez Diego Piedrabuena también. Dejó la magistratura cuando eligió no presentarse a una audiencia, recusar a la jueza, y realizar su defensa a través de las redes sociales. Primero dando la cara y luego a través de anónimos.

Piedrabuena, en la presentación de uno de sus libros.

Piedrabuena no consume lo que vende. El hombre que escribió dos tomos sobre el Código Procesal Penal no se fía de ese sistema de garantías cuando el imputado es él, pero lo sigue aplicando para otros ciudadanos, ya que conserva y ejerce su trabajo de juez como si nada.

La celeridad que hubo para pedir un jury contra Terán (se atropellaron para llegar primero el fiscal general, el gremio, un diputado) no se ve ahora.

¿Acaso le temen? ¿Acaso creen que es verdad que pidieron su currículum en Casa de Gobierno? ¿O que tiene contactos poderosos en la Legislatura?


Tregua con el sindicato


El conflicto con el Sejun fue por el trabajo presencial, por el teletrabajo, por la falta de paritarias y, esencialmente, porque transcurrió todo 2020 sin ningún aumento salarial. Por primera vez que se recuerde, el Tribunal Superior no depositó los sueldos el último día hábil del mes y fraccionó el pago del aguinaldo.

La medida de fuerza de los empleados, sumada a las condiciones de trabajo en pandemia, provocaron un embotellamiento de causas judiciales en todos los fueros.

El gremio se ensañó particularmente con Busamia: afiches con su rostro y una cifra, que supuestamente sería su sueldo, aparecieron en puntos estratégicos de la ciudad. Oscar Massei, días antes de irse, había dicho en un programa radial que su sueldo era de 500.000 pesos. Fue un arma que le regaló al gremio para que la utilice contra quien había sido su enemigo interno.

El miércoles previo al 25 de diciembre, Busamia recibió a la conducción gremial y le dijo que sí a casi todos sus planteos. Si cumple, quedarán en el olvido la invasión al cuarto piso, el semidesmayo que provocó la bengala, la causa penal abierta por el fiscal Pablo Vignaroli; tampoco habrá descuentos ni sanciones… Queda pendiente el aumento salarial, que depende de transferencias del Ejecutivo.

Por primera vez hay un atisbo de paz social.


Gerez tuvo su ley


El fuero penal echó mano de la herramienta más drástica para enfrentar el atraso que provocó la crisis sanitaria: el fiscal general José Gerez movió su conocido poder de convicción (ejem) en la Legislatura, el Ejecutivo y la sala Penal del Tribunal Superior de Justicia, para que le aprobaran una ley modificatoria del Código Procesal Penal que extendiera la prisión preventiva sin juicio más allá del año autorizado por el CPP.

Los diputados lo aprobaron, el Ejecutivo lo sancionó, y la sala penal convalidó su constitucionalidad. Gerez tuvo su momento de estrellato: que lo traten de punitivista no le gusta, pero lo prefiere antes que oír las quejas de los familiares de las víctimas porque quedan en libertad los presuntos autores de los homicidios.

El Tribunal Superior hizo su aporte: después de titubeos y avances a tientas, aprobó un protocolo sanitario y volvieron los juicios, incluso por jurados populares. Es más de lo que pueden decir otras jurisdicciones del país.

De la calidad de los fallos, su perspectiva de género, su creatividad para resolver el conflicto primario utilizando la menor dosis de violencia posible, seguimos esperando que den un poco más.

En todo recorte se cometen injusticias. Hubo jueces, juezas, fiscales, fiscalas, defensores y defensoras, directores y directoras de Oficinas Judiciales, empleados y empleadas que, cada quien desde su lugar, prestó el servicio de la mejor manera, salvó obstáculos, con el objetivo puesto siempre en el que necesita una respuesta de calidad, o contención, o a veces sólo orientación en un mundo desconocido que habla otro lenguaje.


Atraso tecnológico


Cuando a causa de la pandemia (y las medidas de fuerza sindicales) empezaron a acumularse los expedientes en los fueros no penales, y en especial los cheques dejaron de expedirse con fluidez, entró en escena el Colegio de Abogados. De la mano de Marcelo Iñíguez tuvo un protagonismo que no se le había visto en años, casi siempre en tono crítico.

En todos los fueros hubo que inyectar creatividad para sacar el trabajo adelante. Quedó expuesto que el opulento Poder Judicial neuquino, que tiene para 2021 un presupuesto cercano a los 10.000 millones de pesos, está empantanado por un atraso tecnológico inconcebible. Hizo lo que pudo (o lo que sabe hacer): designó personal, incluso en contraturno, para compensar con horas de trabajo humano lo que la informática habría resuelto con más sencillez.

En la designación de personal judicial también se puede incluir al Consejo de la Magistratura, que de pronto bajó la vara de sus exigencias y empezó a enviar a la Legislatura pliegos de candidatos y candidatas que ayer nomás habría rechazado. Así, se cubrieron vacantes a libro cerrado.

Por supuesto, no es la primera vez que pasa. Queda la sensación de que será por pura suerte si no hay que volver a abrir esos libros en unos años. Repasar cómo llegaron algunos magistrados al cargo deja valiosas enseñanzas.


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